Ingravidez, flotabilidad neutra y una nueva densidad son sólo algunas de las sensaciones que viven los submarinistas al sumergirse bajo las profundidades del mar o del océano. Estas impresiones pueden volverse espectaculares si los fondos subacuáticos ofrecen detalles, historias y secretos de parajes únicos.
Las Islas Baleares son uno de los lugares preferidos por los amantes del submarinismo desde hace décadas. No en vano han sido escenario de diferentes eventos internacionales de fotografía subacuática. Y es que cualquier época es buena para sumergirse en su impresionante paisaje submarino, gracias al clima suave del archipiélago balear y a unas aguas cálidas y cristalinas que permiten la visibilidad hasta los 30 metros de profundidad.
Pasaporte de inmersión hacia las profundidades de las aguas baleares
Cuevas, fisuras y espléndidos arrecifes coralinos forman parte del imponente fondo marino de las cuatro islas baleares. Mallorca, por ejemplo, presenta una excelente riqueza submarina, con espléndidos enclaves como la Reserva Natural El Toro, así como también las aguas comprendidas entre ésta, Es Clot des Moro y Cala Refeubetx, un punto para la práctica del submarinismo reconocido a nivel mundial.
Por su parte, las aguas menorquinas son un espacio privilegiado para apreciar la fauna y diversidad paisajística que esconden. Destaca entre ellos la Reserva Marina de la Costa Norte de Menorca, con más de 5.000 hectáreas situada entre la Bahía de Fornells y Cap Gros, que cuenta con más de 600 especies de hasta 35 comunidades diferentes. Otras joyas submarinas que esconde esta isla son el Pou de sa Lluna, la Llosa del Ocellers o les Coves d’es Llamp.
Ibiza también constituye un impresionante escaparate para los amantes del submarinismo con inmersiones entre isletas como la ruta Lladó Sud, Dau Petit o Ses Margalides. La diversidad submarina va desde montañas submarinas como La Bota des Vedrà, pequeños archipiélagos como Las Gorgònies, hasta buques hundidos que a lo largo de los años se han convertido en auténticos ecosistemas submarinos que han colonizado los lugares más recónditos de la isla pitiusa.
El fondo marino de Formentera y su extraordinario valor medioambiental
El pequeño paraíso de Formentera alberga extensas praderas de Posidonia oceánica, una planta que tapiza los fondos marinos entre la superficie y los 40 metros de profundidad en aguas de gran calidad y que es responsable de ese color verde tan característico de las aguas del archipiélago balear. Las Baleares tienen una extensión de 55.795 hectáreas de pradera de Posidonia, de las cuales 7.650 corresponden a las aguas de Formentera. Esto se traduce en 76,5 millones de metros cuadrados a proteger sólo en esta isla. De hecho, la pradera que se extiende entre Ibiza y Formentera y que conforma el Parque Natural Ses Salines fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
Pese a su imprescindible valor para mantener el ecosistema de las costas en las que crece, la Posidonia de la costa balear está un tanto desprotegida, en gran parte a causa de los yates que fondean en sus aguas y que hacen peligrar las zonas pobladas por esta planta. Una situación que se agrava si se tienen en cuenta los efectos del cambio climático, los vertidos o las prácticas pesqueras indiscriminadas.
Con el objetivo de intentar protegerla, surge la iniciativa Save Posidonia Project, puesta en marcha por el Consell de Formentera, con el fin de concienciar, ayudar a su conservación e impulsar un turismo sostenible que respete el medioambiente. Además, se ofrece la posibilidad de apadrinar Posidonia para recaudar fondos, que irán destinados a su protección, ya que defender las praderas de esta valiosa planta es indispensable para mantener el ecosistema de la zona y evitar que el daño sea irreversible. Un hábitat en el que viven más de 1.000 especies de animales marinos y más de 400 de plantas marinas.
Como destino para los amantes del submarinismo, Formentera sorprende, por tanto, por sus sensacionales parajes subacuáticos, como Punta Gavina y el recorrido que ofrece entre formaciones rocosas, praderas de Posidonia, peces de San Pedro y las coloridas y variadas esponjas que tapizan la pared y la diversidad marina de una pequeña cueva que se observa en la inmersión.
Mágicas experiencias subacuáticas en un marco incomparable
Multitud de escuelas y centros especializados ponen a disposición de turistas y residentes un amplio abanico de posibilidades para realizar actividades en los fondos marinos del archipiélago balear. Desde excursiones de submarinismo de día completo, bautizos y sesiones especiales para principiantes, hasta salidas a lugares escogidos para los más experimentados, pasando incluso por cursos de rescate y biología.
Bañadas por los rayos del sol durante más de 300 días al año, las Islas Baleares tienen mucho en común, comparten un clima suave y constituyen uno de los destinos predilectos para la práctica del submarinismo durante los 365 días del año. Y es que son un destino capaz de sorprender y fascinar, cada isla con su personalidad autóctona, pero con el denominador común de conseguir despertar el sentimiento de no poder abandonarlas sin el deseo de volver una y otra vez.