La ciudad de Ámsterdam (Países Bajos) ha negado tres veces tal y como hiciera el apóstol San Pedro ante Jesús de Nazaret. En esta ocasión, la triple negativa ha sido dirigida hacia la masificación turística. El ayuntamiento amsterdamés ha emitido un comunicado en el que dice “no al turismo excesivo, no a los nuevos hoteles y no a más de 20 millones de pernoctaciones hoteleras al año”. Esta es la última restricción al crecimiento turístico en la urbe, que ya prohibió los tours por el Barrio Rojo, fumar cannabis en la vía pública y hasta los cruceros.
La capital neerlandesa frena en seco el crecimiento alojativo para paliar los efectos adversos de las ingentes cantidades de turistas que visitan la ciudad cada año. A partir de ahora, quedará completamente prohibida la construcción de nuevos hoteles, salvo aquellos proyectos con licencia previa que aún no han sido materializados —actualmente existen 26 iniciativas en marcha, según datos oficiales—.
El consistorio solo permitirá la apertura de nuevos establecimientos cuando otros echen el cierre. “Los hoteles antiguos que cierren podrán dar paso a otros nuevos, sostenibles y modernos”, explica la corporación municipal en el citado comunicado, en el que, además, anima a los hoteleros a escoger ubicaciones alejadas del centro de la ciudad con el objetivo de descongestionar la zona.
De esta manera, el número de plazas alojativas no podrá aumentar en Ámsterdam, dado que se seguirá una política de sustitución y modernización de la oferta ya existente.
Tope a las pernoctaciones
El tope a las pernoctaciones, fijado en 20 millones al año, responde a la iniciativa popular Ámsterdam tiene elección, que consiguió recoger 30.000 firmas para exigir el control del flujo de visitantes en la ciudad.
El número de estancias hoteleras en la ciudad en 2023 fue de 20.665.000, excluyendo las viviendas vacacionales, los bed and breakfast y las pernoctaciones en cruceros.