Una plataforma cívica, en la que están adscritas hasta 21 entidades y organizaciones, entre ellas, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) o el Museo Canario, tiene como objetivo que los barrios históricos de Vegueta y Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, sean declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; sin embargo, esta pretensión puede quedar bloqueada por el mal estado de conservación de muchos de los inmuebles históricos.
Búsqueda de nuevos mecanismos
La situación supone todo un reto para los propietarios de los inmuebles, que tienen que respetar unos niveles de protección altos a la hora de acometer cualquier tipo de modificación o renovación —lo que hace más costosas las intervenciones— y que compiten en un mercado inmobiliario en el que las viviendas de nueva construcción tienen un valor mayor. "Dentro del mercado inmobiliario nadie te lo compra o lo quiere y lo que provoca es que se intente buscar mecanismos legales, en la mayor parte de los casos para derribar este tipo de edificios y hacer otro de mayor valor", explica el economista y exgerente del Instituto Tecnológico de Canarias, Antonio Márquez Fernández.
Por ello, destaca que los propietarios actuales de edificios de estas características tienen un "mérito tremendo", porque han mantenido estos inmuebles a lo largo del tiempo pese a que hubo épocas en las que "se metía la picota y se tiraba abajo un edifico sin ningún problema". "El hecho de que se haya conservado y mantenido significa también un valor que debe primar de alguna manera", explica Márquez, quien cree "debería existir un mecanismo compensatorio para que una persona que tiene un inmueble en esta zona histórica tenga una compensación económica o de otro tipo", pero recalca que estas soluciones están en manos de los gobernantes.
Cree que es "muy interesante" que se permitan "usos económicos más rentables" como la renovación y conversión de estos inmuebles en hoteles boutique “siempre y cuando se incentive que mantengan las características externas o las interiores si tuviesen valor”, remarca. Este modelo ha sido clave en el renacimiento de la hotelería en la ciudad; sin embargo, intentos como el de convertir la Casa del Deán (Calle Pelota) en un complejo de apartamentos turísticos quedó congelada desde 2018.