Destinos
El turismo frena el independentismo en Cataluña
El turismo ha impedido una holgada victoria independentista en algunas comarcas de provincias claramente separatistas
El turismo es el motor de España. Se trata de una frase que por estar muy manida y ser muchas veces repetida no deja de ser verdad. El sector vacacional influye en el empleo y el PIB, en los planes de ordenación urbanística, en la construcción de infraestructuras o en las relaciones internacionales del país; pero, sobre todo, en las decisiones políticas.
Las elecciones catalanas del pasado 21 de diciembre han sido analizadas desde muchas lecturas. La que separa entre independentistas-unionistas, la que lo hace entre derecha-izquierda o entre el entorno urbano y el rural, pero no se ha hecho desde un punto de vista turístico.
División entre la costa y el interior
Con un vistazo superficial sobre los mapas de distribución del voto, se puede observar como la predominancia de electores de un bando y otro está marcada por la división entre la costa y el interior (con la excepción del Valle de Arán).
Mientras que JuntsxCat se impuso en la mayoría de comarcas interiores que componen Cataluña, ciudadanos logró la mayor cantidad de votos en los principales destinos turísticos, que a su vez son los que concentran los mayores núcleos poblacionales de la comunidad autónoma.
Si se agrupan las votaciones sumando los votos obtenidos por formaciones alineadas a favor del independentismo (JuntsxCat, ERC-CATSI y CUP) y las posicionadas a favor de la permanencia en España (Ciudadanos, PSOE, PP y CATCOMÚ), el mapa que se obtiene es muy similar al anterior, aunque con algunos casos muy curiosos:
- Se mantiene el posicionamiento en contra de la independencia en el Valle de Arán y en las ciudades de Tarragona y Barcelona, así como de las áreas colindantes.
- A su vez, algunas comarcas se mantienen en un punto intermedio en el que ninguna de las dos opciones logra imponerse con fuerza (ninguna obtienen más de un 55% del total de votos registrados durante los comicios).
La configuración resultante que se refleja en este mapa puede ser fruto de una clara diferencia entre los principales sectores productivos predominantes en cada una de las regiones que componen Cataluña.
El turismo, la industria y la agricultura marcan el voto
Como se puede observar en la siguiente tabla que recoge el total de población ocupada por sector y provincia en 2016, el peso del sector primario en las provincias interiores como Lleida es mucho mayor que en las litorales como Barcelona, donde sólo representa el 0,36% del total y está concentrado en la comarca del Maresme. Por su parte, Tarragona y Girona muestran una distribución más parecida a la de la media de España.
Así, resulta interesante ver cómo se ha comportado el voto en las comarcas de cada provincia en relación al sector económico que prima en cada una de ellas, poniendo especial atención en la relación con el turismo. De hecho ha sido este sector económico el que ha impedido una holgada victoria independentista en algunas comarcas de provincias claramente separatistas:
Girona: Medias tintas
Girona (3.855.947 de turistas en 2016, según el Instituto Nacional de Estadística) se caracteriza porque sus focos turísticos están claramente concentrados en la Costa Brava y el Pirineo. En cuanto al ámbito político, se trata de una provincia con una marcada tradición independentista. Ambos aspectos chocan dando lugar a un patrón determinado. Y es que en la costa la victoria de los secesionistas es más ajustada de lo que se observa hacia el interior.
En comarcas como la Selva, donde está Lloret de Mar (1,2 millones de visitantes en 2016) o Blanes, se impone el independentismo con el 55,97% del total de votos emitidos frente al 41,99% de los unionistas. En Alt Empurdà muestra un porcentaje aún mayor para los independentistas (57,25%), pero en ella, Ciudadanos consiguió colocarse como segunda fuerza más votada algo poco común en las comarcas donde se impone el secesionismo. Esta demarcación engloba poblaciones turísticas como Sant Pere Pescador, Rosas o Cadaqués.
En Baix Empurdà la mayoría independentista innegable. Entre las poblaciones turísticas que destacan en esta zona se encuentra Sant Feliu de Guíxols. La diferencia es aún más holgada si se tiene en Pla de l’Estany (81,94% de voto a favor de la separación).
Lleida: El fortín del independentismo
Con sus 830.274 turistas en 2016, Lleida se caracteriza por ser un destino de turismo de montaña y esquí, por tanto, las cifras de visitantes no son tan masivas como las que se dan con el sol y playa.
Se puede afirmar que esta provincia es un fortín para el voto separatista ya que de sus 13 comarcas, sólo una (Segrià) muestra un resultado en el que no se imponen holgadamente: 55,97% frente al 41,99% de los soberanistas españoles. Este comportamiento puede ser debido a los votos de la capital, Lleida.
- La excepción: el Valle de Arán
Pese a estar ubicada geográficamente en Lleida, el Valle de Arán muestra una opinión totalmente contraria a la del resto de la provincia. Desde la cuna de Baqueira Beret, una de las estaciones de esquí más visitadas de España con 808.120 esquiadores en 2016/2017, han pedido desvincularse de Cataluña en caso de que la Comunidad decida independizarse.
El turismo hacia la estación de esquí es una de las principales fuentes de ingresos del Valle, junto al comercio; debido a la orografía, las comunicaciones por carretera con Cataluña son complicadas, por lo que los visitantes que acuden a este destino suelen ser de comunidades autónomas como Madrid, Euskadi y Comunidad Valenciana. El temor ante un boicot o fronteras que compliquen la llegada de turistas, unidos al fuerte desarraigo con el soberanismo catalán, otorgan la victoria a los unionistas (66,78% del total de votos emitidos).
Tabarnia: El grueso unionista
Barcelona (12.479.447 visitantes en 2016) y Tarragona (2.934.918) concentran el mayor trozo de la tarta turística y son, sin duda, las provincias que han mostrado un mayor apoyo a la pertenencia de Cataluña a España.
Tarragona cuenta con comarcas como Tarragonés donde se encuentran referencias del sector vacacional como Salou, que forma parte del G8 turístico, Vila-seca, La Pineda y Tarragona. En esta región se impone la victoria de los unionistas. Algo similar ocurre con Baix Penedès que engloba otras poblaciones de la Costa Daurada. En el caso de Baix Camp (Cambrils), la victoria es más reñida, pero la mantienen los que están a favor de seguir formando parte del estado Español. Por el contrario, las conocidas como Terras de l’Ebre, con una vinculación fuerte a la agricultura, se muestran más a favor de la independencia.
Hablar de Barcelona es hablar de la provincia que mejores resultados ha arrojado a los no-independentistas y de uno de los núcleos turísticos más importantes del país. En este caso, las 6 comarcas que aglutinan mayor número de visitantes según datos de la Diputación de Barcelona son las que se pronunciaron a favor de fuerzas políticas que defienden la permanencia en España.
Así, un nuevo término ha surgido con fuerza entre los medios de comunicación y los medios sociales: Tabarnia. Se trata de una combinación de palabras que hace referencia a la unión de las provincias de Tarragona y Barcelona. La idea surgió de la plataforma ‘Barcelona is not Catalonia’ una organización que surgió en 2012 para solicitar “un trato justo para Barcelona” y que había mantenido un perfil mediático bajo hasta después de la celebración de los últimos comicios.
Lo que podía considerarse una sátira de los argumentos esgrimidos por los soberanistas catalanes sustituyendo al gobierno España por la propia Generalitat y a Cataluña por Barcelona (‘Catalunya ens roba’ rezan en su página web), ha ido ganando peso en la prensa nacional hasta llevar a sus promotores a convocar movilizaciones para 2018.
Lo que está claro es que lo que empezó como una suerte de broma sí que refleja, en cierta medida, la división de la opinión política de los catalanes, llevando a algunos medios internacionales como el ‘The Times’ a hacerse eco de Tabarnia.
Los motivos
Una vez analizados los comportamientos comprobamos que
- en las poblaciones cuya economía depende del turismo o de la industria, la mayoría vota por la permanencia en España
- en aquellas comarcas con mayor implantación del sector agrario, se decantan claramente por el independentismo
- en las zonas turísticas de regiones con fuerte tendencia independentista, ambas posiciones quedan prácticamente en tablas
Es por lo tanto el turismo, el sector económico que más teme el "divorcio" con el Estado Español. Entre los principales miedos se encuentran:
- El boicot del resto de ciudadanos españoles
- Los problemas derivados de la posible salida de la Unión Europea en relación a conexiones aéreas, moneda, tránsito transfronterizo, etc.
- La generación de imagen de inseguridad e inestabilidad que chocan con un visitante que busca un ambiente relajado.
- Los posibles problemas con la llegada de suministros.
- La dependencia del turista nacional, especialmente el turismo rural y de montaña.
Otro de los aspectos que puede haber influido en los votantes es su satisfacción con su situación económica personal, provocada en gran medida por los ingresos generados durante los últimos años de récords turísticos.
Te recomendamos