La tierra ha vuelto a rugir en la península de Reykjanes, situada al suroeste de Islandia. La erupción, de tipo fisural y tamaño relativamente pequeño en comparación a las anteriores erupciones que se han producido a lo largo de este año y que obligaron a evacuar a cientos de personas de la famosa Laguna Azul.

Su menor tamaño y el hecho de no sea explosiva y no interactúe con agua o hielo, minimiza el riesgo de nubes piroclásticas peligrosas, explican desde el Grupo Island Tours, touroperador que cuenta con más de 20 años de experiencia en la organización de viajes al país insular.

Recalcan que "la erupción afecta a menos del 1% del territorio islandés, sin comprometer las principales atracciones turísticas ni las rutas de viaje", por lo que las aerolíneas continúan operando con normalidad. Recalcan, por tanto, que la actividad volcánica no representa una amenaza significativa para el turismo.

Carreteras cortadas


Recalcan que, si bien se han cerrado carreteras cercanas por precaución, la Oficina Meteorológica de Islandia y el Departamento de Protección Civil, junto con científicos de la Universidad de Islandia, están monitoreando de cerca la situación para garantizar la seguridad del entorno, de la sociedad y de los turistas. "Esta erupción proporciona una nueva oportunidad para los turistas de experimentar la impresionante geología de Islandia de forma segura", aseveran desde el touroperador.