Recientemente, el consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural de Extremadura, Ignacio Higuero, expresó su intención de convertir a la región en “primera potencia de caza a nivel nacional”, aseverando que la actividad cinegética es un sector que mueve mucho dinero”.

En una entrevista con Tourinews, Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), coincide en el potencial que tiene el turismo cinegético es “un nicho importante” para la “España vaciada”, destacando que para muchas zonas es “prácticamente la única posibilidad que tienen”.

Estalella comenta que son muchos los turistas “de alto poder adquisitivo” que viajan cada año a nuestro país atraídos por esta actividad. “Hay una parte de la España rural que en la época de caza tiene un gran movimiento, no solamente de extranjeros, sino de visitantes nacionales, y es que en España tenemos 700.000 licencias de caza y muchas de estas personas se desplazan a dormir a sitios de fuera y pernoctan, compran y consumen”, comenta. Subraya, asimismo, que existe toda una industria en torno a la actividad cinegética como los que aportan los podencos, las cárnicas que exportan las piezas, el sector armero, etc. y que “todo esto genera mucho dinero en su conjunto”.

Alojamientos llenos hasta febrero


Cree que dicha actividad económica es vital para muchos pueblos de los Montes de Toledo, de Extremadura y de Castilla y León. “Si tú le preguntas en estos pueblos qué porcentaje de sus clientes son gente que viene de caza, en algunos casos se alcanza el 50, 60 o 70%”, comenta el secretario de CEHAT, que asevera que muchas zonas ya tienen todos los alojamientos llenos durante todos los fines de semana hasta febrero.

Incide en que, además, esos pueblos no tienen otras opciones. “Hay zonas que realmente no tienen un atractivo ni cultural, ni patrimonial, ni de paisaje. Lo que tienen son animales de caza y esto tiene un enorme interés para muchas personas.”, explica.

Un "problema gigantesco" en los Parques Nacionales


Estalella recalca que la caza moderna “está muy bien organizada y regulada por las leyes” y que, entendida de forma sostenible, es la “mejor forma de controlar especies”. De hecho, subraya que en aquellas zonas donde no se realizan censos anuales y se autorizan cazas para mantener el equilibrio ecológico, como es el caso de los Parques Nacionales en los que está prohibido cazar como Cabañeros, Monfragüe o Sierra Nevada “tienen un problema gigantesco”. “Al final están cazando en todos ellos, pero teóricamente lo hacen guardas, que nos cuestan dinero a todos en vez de generar recursos. Nos estamos gastando dinero público en controlar esas especies, mientras que la caza podría producir muchísimos ingresos sin generar un gasto”, concluye.