España está viviendo su tercera gran ola del Covid-19 que ha llevado a la mayoría de comunidades autónomas a endurecer las restricciones, limitando aún más las reuniones personales, adelantando toques de queda, cerrando establecimientos de hostelería y restauración. Este es el caso de Canarias, donde Lanzarote y Gran Canaria están en nivel 3 de alerta.

La vigencia de este grado de alerta significa que los establecimientos de hostelería no pueden dar servicio en zonas interiores —esta medida no se aplica a las ubicadas en los centros sanitarios, las de centros de trabajo para el consumo de su personal y las de alojamiento turístico para el uso exclusivo de huéspedes en régimen de alojamiento—. Además, el aforo de sus terrazas queda reducido al 50%, con un máximo de 4 comensales por mesa y deben cerrar a las 22 horas. Se permite, asimismo, el servicio de recogida y envío a domicilio de alimentos.

#hastalosfogones

Estas nuevas limitaciones no han sido bien recibidas por el sector hostelero canario que ha impulsado el hashtag #hastalosfogones, mediante el que alzan la voz y piden “un plan de ayudas urgente”.

Algunos usuarios en las redes sociales lamentan la fijación por la hostelería y reivindican que se trata de uno de los sectores que más medidas seguridad ha tomado con el fin de evitar los contagios, como la instalación de mamparas, el mantenimiento de distancia social o la disminución de mesas. Consideran que esta es la gota que colma un vaso que se ha ido llenando desde que estalló la pandemia en marzo de 2020.
 

Hostelería Unida Canaria

Hostelería Unida Canaria

“No se entiende la fijación con la hostelería, el sector está siempre en el punto de la diana”

“Nos ha afectado, aunque nos consideramos afortunados, ya que tenemos terraza”, revela a Tourinews el propietario de un establecimiento en Las Palmas de Gran Canaria. Advierte, eso sí, que el reducir el aforo de las terrazas al 50% es un criterio muy restrictivo: “Por espacio y condiciones, nuestra terraza podría acoger un 75% del aforo cumpliendo las distancias de seguridad recomendadas”.

“Mayoritariamente, en el sector no se entiende que en agosto hubiese tasas de contagio mayores y las medidas fueron menos estrictas y ahora, en una situación con menos incidencia de contagios, se estén aplicando unos criterios más duros. Tampoco se entiende la fijación con la hostelería, el sector viene a ser siempre el centro de la diana. Es una manera de poner un telón, de no ir al foco principal que son los encuentros familiares y sociales”, apunta.

Comenta que en su establecimiento son muy cuidadosos con la limpieza y la desinfección y que incluso hacen una labor de educación y concienciación con respecto al cumplimiento de las normas y el uso de mascarilla.

Con respecto al futuro se muestra pesimista: “Las expectativas son poco halagüeñas, solo nos espera un año de inestabilidad. Esta tercera ola, tsunami, puede llevarse de nuevo a muchas pequeñas empresas por delante”.
 

Terraza en Tenerife

Terraza en Tenerife

“No lo dicen, pero somos la cabeza de turco”

Otro propietario de un establecimiento en el corazón de Las Palmas de Gran Canaria, que solo está pudiendo servir comida para llevar, indica a este diario que “es una faena cerrar, más si se tiene en cuenta de dónde venimos”.

Cree que se está castigando al sector: “Siempre los damnificados somos nosotros, te hacen sentir como si fueras culpable. Nosotros limpiamos y desinfectamos, nadie ha puesto el foco en el boom de compras en centros comerciales. No creo que el foco sea la hostelería, pero si nos cierran se manda el mensaje de que los culpables somos nosotros. No lo dicen, pero somos la cabeza de turco”. Agrega que de por sí la hostelería tiene unas normas de higiene más estrictas que otros locales, y que ahora con la pandemia se han incrementado aun más.

Cree que la decisión del Ayuntamiento de la capital grancanaria por el que otorga un permiso especial para ampliar o instalar terrazas de forma temporal es insuficiente: “Anuncian un permiso especial para terrazas por 15 días, pero eso son migajas, medidas para tapar los ojos”.

Este empresario hostelero pide a los políticos que obren con ejemplo y que, al igual que reducen la capacidad de las terrazas, que bajen sus sueldos y el de sus asesores, así como los impuestos y la factura de la luz. “Hay que obrar con ejemplo, si atacas a la hostelería hay que reducir a todos los otros sectores”, sentencia. Lamenta que no hayan llegado las ayudas y que acumulan 10 meses sufriendo y que los 600 euros que recibieron cuando estuvieron cerrados no sirvieron “ni para cubrir la luz”. “Mientras, seguimos acumulando recargos por retrasos en los pagos, y quien tuviese pensado pagar ahora, no podrá hacerlo con las nuevas restricciones”, añade.

Se muestra abatido porque siente que le han quitado lo que le gusta hacer y su sustento, pero cree que el futuro puede ser “fantástico”: “Somos emprendedores, no nos van a doblegar. De esta salimos. Vamos a salir porque no queda otra. Mientras no me quiten la sonrisa, seguiré”.
 


A la espera de unas ayudas que no llegan

El Plan de Refuerzo a la hostelería, turismo y comercio del Gobierno de España, anunciado el 22 de diciembre, abría la puerta a que las comunidades autónomas ofrecieran ayudas directas, así que desde la industria se está esperando un movimiento por parte del Gobierno de Canarias.

El presidente del ejecutivo autonómico, Ángel Víctor Torres, adelantó ayer que se está trabajando en un plan de medidas de apoyo a la hostelería, las pymes y los autónomos. Si bien se esperaba que la aprobación del mismo fuera inminente, lo cierto es que los empresarios tendrán que esperar hasta finales de enero para tener noticias al respecto.