El incremento en la llegada de turistas a Ibiza y Formentera (Islas Baleares) ha provocado un deterioro ambiental y territorial que ha afectado a la competitividad del propio sector turístico especialmente en la isla blanca, según concluye el Informe Anual 2018 del Observatorio de Sostenibilidad de Eivissa promovido por la Fundación para la Conservación de Ibiza y Formentera.
Este estudio refleja los diferentes factores que han supuesto la degradación ambiental de la isla blanca teniendo en cuenta la presión urbanística, la saturación de las carreteras, la calidad de las aguas, etc.
Crecimiento del turismo
La llegada de turistas a Pitiusas se ha incrementado desde 2016 un 4,5% hasta situarse en los 3,2 millones de visitantes en 2018. El informe destaca que la desestacionalización ha provocado que se haya producido un aumento de visitantes tanto en la temporada alta (abril-octubre) como en la baja (noviembre-marzo).
Así en temporada alta se ha aumentado un 2,7 % pasando de 2,75 millones turistas en 2016 a 2,83 millones de turistas en 2018. En temporada baja, destaca el notable aumento del 21 % de llegada de turistas pasando de 308.000 turistas en 2016 a más de 370.000 en 2018.
Turismo + población: fuerte presión humana
La suma de un mayor número de turistas y el crecimiento de la población residente ha dado lugar a una mayor presión humana en la última década. El mes de mayor concentración es agosto, donde en 2018 se alcanzó una media de 333.411 personas diarias, lo que supone un incremento del 20% con respecto a 2018.
Asimismo, el mes en el que más se ha incrementado la presión humana en la última década es abril, en el que ha crecido un 40% hasta superar las 200.000 personas diarias.
De todo ello se extrae que, las Pitiusas se contabilizan anualmente 20 turistas por habitante, cifra superior a la de las Islas Baleares, que se sitúa en 15 turistas por habitante.
Se dispara la superficie urbanizada
Este aumento de población (residente y flotante) se traduce en un incremento de la superficie urbanizada. Según datos del programa Corine Land Cover de la Unión Europea, basado en imágenes de satélite, la superficie urbanizada ha aumentado un 15,2% entre 2012-2018.
Eso supone que un total de 544 hectáreas han dejado de ser suelo agrícola o forestal para convertirse en urbanas. Así, una media de 906.600 metros cuadrados ha sido urbanizada anualmente en los últimos seis años.
Este aumento contrasta con los problemas de acceso a la vivienda a los que se enfrentan tanto los ibicencos como los trabajadores de temporada y los funcionarios como jueces, policías, sanitarios o profesores. La situación ha llegado a tal extremo que en la isla blanca se ofrecen coches, furgonetas y balcones como lugar de residencia a precios desorbitados.
Aunque la respuesta se puede encontrar en el aumento de la oferta de viviendas turísticas. Así, en el año 2018 se superan por primera vez las 90.000 plazas turísticas en Ibiza debido al fuerte crecimiento de la oferta viviendas turísticas legales que se ha triplicado pasando de 3.133 plazas en el año 2012 a 10.502 en el año 2018, de acuerdo a los datos oficiales del Consell d’Eivissa. A ello, se debe sumar la elevada oferta ilegal de viviendas turísticas en portales web como Airbnb, HomeAway o Tripadvisor. De acuerdo a datos publicados por la organización balear conservacionista Terraferida a partir de un análisis de la web Airbnb, esta página web ofertaba 27.297 plazas turísticas en el año 2018 en la isla de Ibiza.
Congestión de carreteras
Además de la urbanización masiva, se produce un aumento del nivel de congestión de la red de carreteras de la isla durante el verano incrementando en el año 2017 un 45% en días laborables respecto a la media anual. Asimismo, el aforo permanente que cuantifica el tráfico en la carretera E-11 entre la rotonda de Blanca Dona y la rotonda de Can Negre muestra un crecimiento del 30% de la intensidad media diaria de tránsito de vehículos en la última década.
Medio marino
En lo que respecta al medio marino, la isla de Ibiza ha sufrido una pérdida de la calidad de las aguas de baño durante la última década. 9 de las 48 zonas de baño muestreadas han perdido su clasificación como “excelentes”. La bahía de Sant Antoni y el entorno de la ciudad de Ibiza (Talamanca, Figueretas y Playa den Bossa) concentran las principales playas con pérdida de la calidad.
También se ha producido una degradación de la Posidonia con zonas de mata muerta en las mencionadas zonas ligado al efecto combinado de fondeo intensivo y vertidos de aguas fecales.
Pérdida de competitividad
Según destacaba la organización EXCELTUR la densidad urbanística del destino, la congestión y los problemas ambientales dejan en desventaja a Ibiza. Todo ello, ha provocado una pérdida de la competitividad turística por el progresivo deterioro territorial y ambiental. De hecho, los turistas suspenden a la isla en masificación, paisaje limpieza y contaminación, de acuerdo al Informe 2017 de la Fundación Gadeso.