Islandia ha conseguido atraer en los últimos años a un número creciente de visitantes, que se ha disparado de forma exponencial y que ha llevado a las autoridades a la imposición de una tasa sobre el turismo.

Turismo en Islandia

Turistas extranjeros en Islandia en los últimos 7 años

Ya hemos hablado en muchas ocasiones de los encantos que ofrece este país a un turista cada vez más interesado. Su riqueza natural en la que se combinan acantilados, volcanes y glaciares; su curiosa tradición y sus creencias mágicas; su presencia activa como escenario de la exitosa serie Juego de Tronos; o las estimulantes auroras boreales son algunos reclamos de peso.

Otro, sin duda, es la presencia de ballenas en sus aguas. Cada vez son más los viajeros que sueñan con poder estar cerca de los grandes mamíferos marinos y van en busca de tours de avistamientos. Según datos de Greenpeace, esta actividad atrae a 13 millones de personas cada año, generando 2.000 millones de dólares a nivel mundial en 119 países diferentes.

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Avistamiento asegurado

Así, el número de empresas que se dedican a ofrecer tours de avistamiento de ballenas a los visitantes no ha dejado de crecer en Islandia. Un ejemplo de ello es la empresa Gentle Giants, que se promociona asegurando que ofrecen “fascinantes aventuras en el mar”. Esta compañía tiene sede en Húsavík, un pueblo pesquero ubicado en el norte del país que se ha granjeado la reputación de ser la capital de Europa del avistamiento de ballenas. Tal es la actividad de los cetáceos en la zona que desde la propia web se atreven a asegurar que cuentan con un “porcentaje de éxito de un 98% en los avistamientos”.

Gentle Giants asegura que su objetivo es generar interés y concienciar sobre los animales y el hábitat en el que viven. Así, tanto su finalidad y su principal mensaje publicitario giran en torno al respeto al medioambiente y a los animales, una tendencia similar al resto de compañías de su sector.

El nivel de concienciación es tal que Islandia se ha convertido en el primer país en contar con un refugio en mar abierto para mamíferos marinos. La bahía de Klettsvik de las islas Westman (Islandia) en un santuario para estos animales gracias a la labor de la organización benéfica de conservación Sea Life Trust.

La doble cara

Sin embargo, al igual que ocurre con los “vecinos” noruegos, en Islandia existe una doble moral con respecto a la protección y cuidado de las ballenas. Y es que el país de los volcanes forma parte del trío de naciones donde más ejemplares de estos animales se capturan junto a Noruega y Japón.

Ballenas cazadas en los últimos años

Islandia retomó la caza comercial en 2008 y cuenta con una cuota anual de 100 rorcuales aliblancos y 150 de rorcuales comunes. No obstante, el último caso de caza ha sido especialmente mediático porque la presa era, ni más ni menos, que una ballena azul, el animal más grande del planeta.

Según denunció la asociación Sea Shepherd, la empresa Hvalur hf, propiedad de uno de los islandeses más ricos, Kristján Loftsson, cazó y despedazó a un ejemplar de este cetáceo en Hvalfjordur el pasado mes de junio. Todo ello, pese a que esta especie está protegida y su captura está prohibida.

La empresa ha defendido que se trataba de un híbrido, como la ballena de aleta, y que nunca han capturado ninguna ballena azul en sus aguas desde que están protegidas (1966). Sin embargo, al ser consultado por el grupo ecologista y gracias a las imágenes tomadas, Adam A. Pack, profesor de biología de la Universidad de Hawái (Estados Unidos) sostiene que sí se trata de una ballena azul.

Ahora, las autoridades islandesas llevarán a cabo una investigación genética para determinar el resultado. En caso de confirmarse, sería la primera captura desde 1978.

 Lo que queda claro, por el momento, es que siempre está patente el eterno debate moral en países que se erigen como protectores del medioambiente pero que a su vez mantienen prácticas medioambientalmente reprobables.