El reciente incremento de actividad sísmica en la península de Reykjanes (Islandia) ha terminado, como apuntaban las previsiones de los expertos, en una erupción. En torno a las 22:17 h (hora local), se abrió una fisura volcánica al norte de la ciudad de Grindavík.
La erupción, que estuvo precedida de un terremoto de magnitud 4,2, ha ido perdiendo fuerza con el paso de las horas, según ha informado la Oficina Islandesa de Meteorología. "Desde la medianoche del 19 de diciembre, el nivel de sismicidad en la zona de la erupción ha disminuido", aseveraban desde la entidad, explicando que también ha decrecido la virulencia de la erupción, que puede ser seguida en directo a través de las cámaras de la televisión pública islandesa.
Las autoridades continúan monitoreando la situación, mientras que, por el momento, la industria europea de la aviación respira con tranquilidad al ver que cada vez queda más lejos la posibilidad de que se repita lo ocurrido en 2010, cuando el Eyjafjallajökull provocó el cierre del espacio aéreo de gran parte del norte del continente durante cerca de 15 días, afectando a más de 10 millones de pasajeros.
Por el momento, el tráfico aéreo en Islandia. Según el operador aeroportuario Isavia, actualmente no hay problemas con las operaciones de despegue y aterrizaje en el aeropuerto de Keflavik.