Los archipiélagos españoles no son los únicos en los que la población local está mostrando su descontento hacia la masificación turística. En Grecia también se están produciendo movimientos ciudadanos que reclaman la limitación de la actividad.

En Kos, en el Dodecaneso, se ha lanzado la plataforma 'Kos Sostenible', un grupo ciudadano que denuncia la "intensa degradación" de la isla debido al "desarrollo imprudente, descontrolado y no planificado del turismo".

La agrupación afirma que no están en contra del turismo, pero exigen que se tomen medidas para limitarlo, pues consideran que la capacidad que el destino puede soportar sin "causar daños irreparables al entorno natural, cultural y social y sin degradar la experiencia del visitante ha sido superada hace mucho tiempo" —con unos 37.000 residentes permanentes, la isla ha recibido 1,5 millones de turistas este año—.

Por ello, han lanzado una petición a las autoridades, cuya exigencia más destacada es que se congelen las licencias para nuevos hoteles de gran tamaño. Reclaman que la moratoria se mantenga hasta que no se completen estudios sobre la capacidad de carga de la isla.

De forma paralela, solicitan que se lleve a cabo una modernización de la infraestructura existente, enfocada en el ahorro de recursos y la gestión de residuos.