Japón comienza a tornarse carmesí y dorado desde mediados de octubre hasta mediados de diciembre. La coloración de las hojas, conocido como koyo, crea paisajes tan bellos como la vista de las flores de cerezo en la primavera. Además, el otoño ofrece uno de los climas más agradables y cómodos de Japón, es una época donde se celebran muchos festivales y es perfecta para disfrutar de excursiones al aire libre, caminatas otoñales, arte y cultura.
La temporada de hojas de otoño varía dependiendo de la región, pero normalmente tiene lugar desde mediados de octubre hasta principios de diciembre. Alrededor del 70% de Japón está cubierto de bosques, y se pueden encontrar árboles de hoja caduca por todo el país. En Japón, ir a ver las hojas de otoño es una actividad imprescindible y para disfrutar de ello la Oficina de Turismo de Japón ha seleccionado los lugares más pintorescos y en su mayoría desconocidos para los turistas donde disfrutar de los bellos paisajes del otoño:
Gargantas de Genbikei, Hananuki, Korankei y Agatsuma. La garganta Genbikei, en Hiraizumi (prefectura Iwate) es conocida no sólo por el desfiladero del mismo nombre y el de Geibikei, sino también por los diferentes templos declarados Patrimonio de la Humanidad que se encuentran en el entorno. El paso del río, de orillas rocosas, junto con los vivos colores de los árboles en otoño (desde principios de octubre) ofrece vistas increíbles.
También desde la presa de Hananuki, en la prefectura de Ibaraki, hasta la zona de acampada de Namerigafuchi y Otakizawa se extienden hermosos paisajes. Para disfrutar de ello, nada mejor que realizar un paseo fluvial y pasear por el puente colgante Shiomidaki. En este puente las ramas de los árboles y sus hojas otoñales cayendo a ambos lados forman un túnel lleno de color.
Uno de los puntos destacados para disfrutar del momiji (hojas de arce rojas) es el valle de Korankei, situado cerca de Nagoya, y conocido por ser uno de los mejores lugares para disfrutar de los colores del otoño en la región de Chubu en el centro de Japón. El valle está formado por el monte Iimori, sobre el que se levanta el templo de Kojakuji. En cuyas cercanías los túneles de ramas y hojas de arce junto al río Tomoe y los puentes como el de Taigetsukyo son lugares de peregrinaje para quienes disfrutan de la observación de las hojas del otoño.
También cabe destacar el desfiladero de Agatsuma, en la prefectura de Gunma, cuya abundante vegetación permite disfrutar de una amplia paleta de colores verdes, amarillos y ocres desde mediados de octubre.
Monte Haruna. La inmensidad del entorno de este monte rodea al viajero en el trayecto hasta llegar a la cima, por una carretera que sigue los pliegues de la montaña. Desde mediados de octubre, los colores del otoño combinan con los puentes de hierro rojo situados sobre las gargantas. Además, las plataformas de observación permiten al viajero disfrutar de las mejores panorámicas. El trayecto por carretera finaliza junto al lago Haruna, un lago de caldera formado en el cráter de este estratovolcán inactivo, desde donde parte el teleférico que llega hasta la cima del monte.
Castillo de Hirosaki. Situado en la región de Tohoku, en la prefectura de Aomori, da nombre al parque que le rodea. La imagen que ofrecen los árboles en otoño a los pies de la torre de tres pisos es otra de las postales destacadas de Japón en esta época del año. Al encontrarse en la zona norte del país, las hojas se colorean antes que en el resto de Japón, desde principios de octubre.
Templo de Jojakkoji. Con la llegada del otoño el templo Jojakko-ji, en Kioto, se llena de visitantes que acuden a admirar la belleza de los paisajes de la zona, denominada Arashiyama y caracterizada por estrechos caminos con encanto, pequeños templos y abundantes bosques. En esta zona destaca también el bosque de bambú de Sagano y el puente de Togetsu-kyo. El puente de madera se extiende sobre el río Katsura frente a la montaña de Arashiyama, ofreciendo unas vistas increíbles. La coloración de las hojas llega a Kioto a mediados de noviembre.
Jardín de Yoshimizu-en. Este jardín privado del siglo XVIII, situado en Hiroshima, sólo se abre al público dos fines de semana y dos veces al año, el primer y segundo fin de semana de junio para la puesta de huevos de las ranas de los árboles de Moriao y el segundo fin de semana de noviembre para la observación de las hermosas hojas otoñales. En la actualidad es un hábitat natural para la rana arbórea forestal o moriao-gaeru y es reserva natural de la prefectura desde 1952.