Existe un territorio que, de cierta manera, es capaz de dividirse en dos y pertenecer, de forma intermitente, a dos sitios a la vez. Se trata de la Isla de los Faisanes, una porción de tierra ubicada en el río Bidasoa que separa a las regiones colindantes de Irún (País Vasco) y Hendaya (Pirineos Atlánticos, Francia).
Durante seis meses, el condominio más pequeño conocido pertenece a Francia. Mientras que el resto del año se convierte en territorio español. De hecho, este pintoresco cambio de patria se produce por medio de un sencillo y amistoso trámite administrativo.
En realidad, la Isla de los Faisanes pertenecía a España, al igual que el río Bidasoa. No obstante, Luis XIV reclamó en el siglo XVII parte del río a Felipe IV, quien se negó en rotundo. 200 años después, por medio del Tratado de Bayona de 1856, Francia logró hacerse con una parte del río y de la porción de tierra. El tema del cambio de bandera cada seis meses se acordó más tarde, concretamente 50 años después, ya que se instauró como una medida para apaciguar las disputas entre los pescadores galos y españoles.
En la actualidad, la Isla de los Faisanes permanece bajo dominio español y pasará a formar parte de Francia el próximo mes de julio. El lugar, de 215 metros de largo y 38 de ancho, está deshabitado y no se puede visitar, de hecho sólo pueden acceder a él los miembros de las Comandancias de San Sebastián (España) y Bayona (Francia), encargados de su jurisdicción y preservación.
A pesar de las mareas bajas, que permiten llegar a la región prácticamente andando, los transeúntes de cada orilla se conforman con contemplar la Isla desde la distancia. En ella habitan cerca de treinta chopos y vegetación, y no hay ni rastro de faisanes, ave que da nombre a la Isla.
También, el lugar alberga un monolito con historia, ya que en él se firmó el Tratado de Paz de los Pirineos, el 7 de noviembre de 1659, dibujando así el punto y final de un conflicto entre Francia y España enmarcado en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Incluso, la Isla atestiguó el compromiso de la infanta María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV.