“¿Te parecería bien que los turistas se llevaran, piedra a piedra, la Alhambra de Granada, el Anfiteatro Romano de Tarragona, o el Acueducto de Segovia? Pues eso está ocurriendo en Catalunya, sobre todo en la comarca del Montsià, al sur de Tarragona, donde están arrancando y llevándose centenares de olivos milenarios para que adornen jardines de lejanas tierras”. Así comienza la denuncia que ha realizado el abogado Paco Zapater a través de la plataforma Change.org.
Zapater asegura que estos “cuatreros modernos” ya se han llevado un millar de olivos milenarios ubicados en el tramo final del río Sénia, entre Cataluña, la Comunidad Valenciana y Aragón. Insiste en que si la situación continua así “no quedará ni uno” de los 5.000 ejemplares que componen el mayor olivar del mundo, que el pasado 14 de diciembre fueron declarados por la FAO Sistema Importante de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
Concretamente, este conjunto está distribuido entre 22 pueblos, siendo el lugar de mayor concentración, con 1.234 olivos, Ulldecona (Tarragona). Destaca que hay árboles que datan de la época de Constantino el Grande, teniendo hasta 1.704 años de antigüedad.
En su petición a través del citado portal, que cuenta en el momento en que se ha cerrado esta edición con 54.465 firmas de apoyo de las 75.000 que tiene como objetivo, solicita que el Parlament de Catalunya apruebe una Proposición de Ley “para la protección de estos olivos milenarios”, tal y como ya hizo la Comunidad Valenciana “hace diez años”.
“La Generalitat de Catalunya no ha hecho los deberes con una norma similar. Y el resultado es paradójico: al norte del río Sénia es legal arrancar estos olivos, pero al sur no”, explica Zapater, que añade que los turistas que arrancaban los olivos en Castellón se han pasado a Cataluña para hacerlo “con total impunidad y muchas prisas”.