El Museo del Prado (Madrid) ha sido uno de los pioneros en cuanto a presencia digital se refiere. Desde la pinacoteca se ha trabajado para ofrecer recursos tales como herramientas de realidad aumentada o exposiciones a través de videojuegos como Animal Crossing, sin embargo, tiene una piedra en el zapato: los anuncios de Google.

La forma en que el buscador —que es utilizado por el 94% de los usuarios españoles— muestra los enlaces patrocinados, juega en contra tanto del museo como de los visitantes que quieren comprar el ticket que les dé entrada a un museo que, cada año, es visitado por más de tres millones de personas.

Los responsables de controlar la entrada al museo recomiendan a los visitantes cancelar su compra en los portales alternativos

 

Si un usuario introduce en Google las palabras 'Museo del Prado' o ‘museo del prado entrada’, llegan a aparecer hasta tres anuncios antes de los resultados orgánicos. De estos tres anuncios: uno corresponde a la plataforma oficial del Museo del Prado (el segundo en la captura adjunta), sin embargo, los otros dos son fuentes no oficiales.  

Resultado de buscar en Google ‘museo del prado’

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Esto no supone ningún problema, a priori, ya que, al igual que ocurre con la reserva de hoteles, existen diferentes canales de distribución más allá de la venta directa que han demostrado su fiabilidad. El conflicto se genera cuando el visitante, creyendo que una de estas web no oficiales es la del Museo del Prado, decide adquirir su entrada a través de uno de ellos, completa el pago y su ticket no llega. Puede darse la situación de que haya hecho la compra sobre la marcha en la misma puerta del Prado para evitar las colas o para reservar las entradas a una hora determinada y comprueba con consternación que su entrada no llega.
 

Resultado de buscar en Google ‘museo del prado entrada’

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Uno de los usuarios afectados compartió su experiencia con Tourinews y recalcó que incluso los responsables de controlar la entrada al recinto son conscientes de que esto ocurre y recomiendan a los visitantes cancelar su compra en los portales alternativos y buscar la web oficial del Museo del Prado, que Google posiciona después de estos.

El lector más avezado se preguntará: ¿por qué el visitante no compra la entrada in situ? En la época que vivimos en la que las plataformas digitales dominan la forma en la que consumimos ocio, compramos, trabajamos o los comunicamos, resulta un tanto limitante reducir las posibilidades de compra a una taquilla física. Además, no es de extrañar que muchos viajeros que hacen visitas rápidas a Madrid y quieren visitar el afamado museo, no quieran dedicar parte de su tiempo a guardar las largas colas que se generan a la entrada.

¿Debe, pues, Google modificar la forma en la que muestra los anuncios? ¿Tendrá que invertir más el Museo del Prado más publicidad para imponerse en las pujas publicitarias? ¿Recae en el usuario la responsabilidad?