José Manuel, un niño de nueve años de Almería, fue hospitalizado el pasado sábado después de ser succionado por uno de los sumideros del parque acuático Mario Park, ubicado en Roquetas de Mar.
La familia al completo se disponía a disfrutar de un día de descanso en este parque de ocio para niños. Sin embargo, todo se truncó cerca de las seis de la tarde cuando al disponerse a abandonar la piscina, se acercó al borde y el pequeño fue succionado por uno de los sumideros de la misma que no estaba cubierto por ninguna rejilla.
Tourinews ha hablado con el padre del pequeño, también llamado José Manuel. Explica que su hijo se disponía a salir de la piscina cuando comenzó a gritar al ser succionado por la bomba: “Siempre estoy pendiente de mi hijo, y de su hermano, por lo que en cuanto vi que había un problema me lancé para ayudarle”. La situación se prolongó ante la angustia del niño y los intentos de ayuda del padre: “Tiré pero intentando agarrarle lo mejor posible para no hacerle daño, pero no había manera de sacarle. Así que procuré sostener su cabeza porque estaba al borde del agua”.
Por su parte, un socorrista se acercó al lugar de los hechos y le intentó calmar comentando que no se podía hacer nada y que se calmase. El padre confiesa que sólo pensaba en que "se apagasen los motores de succión”, algo que sucedió “10 minutos después”. José Manuel revela que en el momento no podía mantener la calma porque era una situación “angustiosa” ya que el niño “se estaba poniendo blanco y yo no sabía si el tubo podía succionarlo completamente”.
Rocío Padilla, madre del niño, observaba la situación desde fuera con desesperación: “Se quedó blanco, inconsciente, mientras su padre le sujetaba y gritábamos desesperados para que apagaran los motores de la turbina”. Observando la lucha de su marido por mantener la vida de su hijo se sentía impotente y no dejaba de gritar a socorristas y personal del parque.
Una vez que apagaron la maquinaria, el padre comenta que ya apenas sin fuerzas desplazó a su hijo, en estado de inconsciencia, hacia la enfermería, “que estaba en la otra punta del parque”. Rocío critica que la primera reacción del personal fue pedirles “que la gente no vea al niño” y que “lo tapara nada más sacarlo”. Asimismo, denuncia que en cuanto le liberaron de la piscina “no disponían de asistencia sanitaria ni ningún tipo de camilla para trasladarle”. Al preguntar al padre por si el parque llamó rápidamente a la ambulancia, manifiesta sus dudas: “Me dio tiempo a llevar a mi hijo en brazos, volver a la taquilla y llamar a emergencia; llegó la Policía y la ambulancia aún no había llegado, por lo que no creo que desde el parque llamaran".
El menor fue desplazado al hospital de Torrecárdenas, donde los médicos les explicaron que la bomba estuvo a menos un centímetro de succionar el ano, pudiendo haber succionado los órganos del pequeño desde la vía anal. “Le salvó su índice de masa corporal, ya que si éste hubiese sido menor no hubiera sobrevivido”, explica la madre. Así, la prioridad al ingresar era deshacer los coágulos y evitar que alguno afectase al niño, que aún se mantiene hospitalizado. “Le están pinchando eparina por las mañanas, pero por suerte está mejorando”. Aunque el progenitor explica que aún no se sabe cuán dañado está el músculo “estamos esperando a una nueva ecografía para saber cómo de dañado está, porque en la primera no se podía distinguir nada”.
Asimismo, el pequeño ha sido atendido por una psicóloga puesto que la situación le ha afectado: “Tiene pesadillas y nos pregunta por qué ha pasado”, explica José Manuel. Rocío detalla que el pequeño despierta en el hospital todas las noches contándole las pesadillas que tiene: “Sueña que se muere succionado por el tubo. No puede salir ni respirar y justo ahí me cuenta que se lo traga el tubo”.
Cuestionados por si el parque presenta algún desperfecto, José Manuel asevera que había leído algunos comentarios sobre otros accidentes y otras quejas. Por su parte, Rocío revela que “no es el primer caso de accidente, y si nadie para esto…No sé si merece la pena pagar para no estar seguro de si tu hijo puede morir”. Hace referencia a las opiniones que otros usuarios vertieron en el portal TripAdvisor, más concretamente la de otros progenitores que cuentan como el 12 de julio de 2017 otro menor resultó herido y tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital por un traumatismos craneoencefálico.
José Manuel insiste en que no había ningún tipo de cartel explicativo o que recomendase no acercarse a los tubos: “Yo mismo nadé por esa zona y nadie me llamó la atención”. Asevera que al menos el parque debería tener a un socorrista en esa posición para “avisar a los bañistas del peligro”.
La madre añade que el parque tampoco cuenta con un protocolo de actuación para estas situaciones: “¿Cómo puede ser que no tengan protocolo de emergencia o un botón para parar los motores de las maquinas de succión?”. Además, critica duramente que la piscina tenga varios agujeros de al menos 35 cm de diámetro pegados a una de las paredes “donde se permite nadar” sin ninguna rejilla de seguridad y con una “potencia de succión muy bestia”. “Mi hijo ha estado a punto de morir, esto no es una imprudencia”, concluye.
Si se atiende a la valoración de otro usuario de TripAdvisor, que ya advertía del peligro, la piscina carece de la citada rejilla desde el pasado mes de enero.
Los padres de José Manuel sostienen que haciendo público el caso quieren evitar que suceda algo similar y averiguar cómo puede pasar esto en un lugar al que las familias van a “relajarse y a pasarlo bien”. Especifican que lo más importante ahora es que José Manuel se recupere y “volver a la normalidad dentro de lo posible”.
“Nunca volveré a pisar esa pesadilla que queremos olvidar y es imposible, y que casi acaba con la vida de mi hijo”, reitera Rocío que considera que las instalaciones no cuentan con las medidas de seguridad oportunas para evitar los accidentes con posibilidad de muerte. A la hora de hacer valoraciones del parque, la madre solicita que el responsable del mismo “gaste el dinero de sus clientes en seguridad y personas cualificadas” y no en “personal levemente cualificado, que va a ganar cuatro duros y a la hora de la verdad no saben reaccionar”.
Por último, Rocío se muestra indignada por el poco interés mostrado desde la dirección del parque: “Ni siquiera se han interesado por el estado de mi hijo”.