Destinos
La pandemia no ha acabado con el turismo de excesos en Mallorca
Juan Miguel Ferrer, CEO de Palma Beach (Mallorca), cree que el destino debe buscar formas de ocio alternativas, como hizo Las Vegas en su momento
El Gobierno de Baleares y, más concretamente, las autoridades mallorquinas, se habían propuesto aprovechar el parón turístico a causa de la pandemia para poner fin al turismo de excesos o de borrachera. De hecho, operadores turísticos como el alemán Alltours han insistido en que es imperativo que la isla se deshaga de ese lastre.
Sin embargo, las imágenes de botellones que se han sucedido en las últimas semanas, especialmente en la zona de Playa de Palma están generando “preocupación” entre los empresarios turísticos de la zona. Así lo confirma a Tourinews Juan Miguel Ferrer, CEO de Palma Beach. Se trata de una marca de calidad creada en 2016 por un grupo de empresarios para regenerar y reposicionar la zona mallorquina como un destino de excelencia.
“Hay que cortar las arterias de suministro de alcohol barato”
El empresario explica que el pasado miércoles mantuvieron una reunión con las autoridades para exigir “máxima contundencia aplicando las normas”. Recalca que “no les debe temblar el pulso” para evitar que “por culpa del turismo ‘low cost’ pague toda la sociedad que ha hecho muchos sacrificios”.
Ferrer insiste en que “no hay que permitir el turismo incívico, masivo, de alcohol…” campe a sus anchas y pone el foco en los supermercados ‘low cost’ y la venta ambulante de bebidas alcohólicas. “Hay que cortar las arterias de suministro de alcohol barato”, sentencia.
Los peligros del turismo de excesos
El CEO de Palma Beach destaca que estos botellones masivos en los que hay música a todo volumen y grandes aglomeraciones a lo largo del paseo de Playa de Palma golpea duramente al turismo: “No se pueden permitir botellones enormes en primera línea de playa en la que se han invertido 1.800 millones en los últimos 7 años”.
Considera que estos comportamientos ahuyentan a otro tipo de turista — que hace un gasto mayor y está interesado por otros aspectos como la gastronomía, la cultura o el deporte— y hace que dejen de ser prescriptores del destino. “Las familias no pueden salir a pasear al anochecer y disfrutar de la playa”, apunta.
Incide en que la música alta y la generación de “toneladas de basura, plásticos y latas”, también generan la llamada turismofobia.
Apertura ocio nocturno
“Aunque abriese el ocio nocturno, los botellones seguirían estando en la calle. Es algo típico de este turismo low cost”, afirma un Ferrer que relata que están en plenas negociaciones sobre cómo realizar de la mejor forma posible la desescalada. Insiste en que tiene que haber restricciones, especialmente en las zonas turísticas masivas. “Hay que ir con cuidado, no cantar victoria. Hay que ser precavidos —recalca—. 2021 es un año de transición y tenemos miedo. No llega el británico y el alemán es muy sensible a los cambios de alerta de viaje. Entre los empresarios hay preocupación”.
"Tenemos una oportunidad de transformación turística, pero hay que decir basta al turismo de excesos"
Admite que han pedido a los políticos que hagan pruebas para la reapertura del ocio nocturno, poniendo especial atención a los aforos, locales subterráneos y lugares cerrados.
El modelo de Las Vegas
Pese a que se muestra esperanzado con la reapertura, insiste en que el problema del turismo de excesos “solo se arregla con normativas sobre la venta y consumo de alcohol en la vía pública” y califica esta como una de las prioridades a las que se tienen que enfrentar las autoridades.
Ferrer insiste en que “hay formas de reinventarse”, pero propone que antes hay que hacer autocrítica. “Si atraemos a este tipo de turista es porque solo hay un tipo de ocio”, indica y apunta que el problema es que no hay una normativa adecuada para reemplazar la oferta de ocio actual.
“Me gusta usar de ejemplo a Las Vegas, que si bien en los 60 y 70 solo era juego, supo incorporar otras alternativas de ocio como los centros comerciales, los espectáculos, las actividades tematizadas, los DJs… Tenemos una oportunidad de transformación turística, pero hay que decir basta al turismo de excesos”.
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