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¿Es posible terminar con el Puente Aéreo entre Madrid y Barcelona?
El AVE se convierte en la alternativa para unir las dos principales ciudades de España, pero no para los vuelos de conexión
En su búsqueda de nuevas fórmulas de reducir las emisiones contaminantes, el Ayuntamiento de Barcelona ha propuesto al Aeropuerto del Prat que elimine las rutas más cortas con el fin de fomentar la utilización de medios de transporte alternativos. Una de las rutas en las que ha puesto el foco es el denominado Puente Aéreo, que conecta diariamente las dos principales ciudades del país.
Eliminar esta conexión no es una propuesta baladí y es que movió en 2019 a más de 2,3 millones de pasajeros. Asimismo, supone el 17,8% de todos los vuelos domésticos del aeródromo barcelonés y el 4,7% del total (nacionales e internacionales), tal y como se refleja en los datos de la gestora aeroportuaria Aena.
¿Qué es el puente aéreo?
El Puente Aéreo es una conexión aérea directa entre la Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y la Terminal 1 del Aeropuerto de Barcelona-El Prat Josep Tarradellas.
Desde el pasado 2017, la oferta combinada de Iberia y Vueling, ambas pertenecientes al grupo IAG, es de hasta 26 vuelos diarios en cada sentido (es decir, un total de hasta 52) desde las 6:30 hasta las 21:45. En las horas punta hay conexiones cada 15 o 30 minutos, mientras que el resto del día se produce cada hora u hora y media.
Se caracteriza por reducir los tiempos de viaje al máximo: cuenta con mostradores de facturación y control de seguridad exclusivos, trato diferenciado para el equipaje, las puertas de embarque están cerca del área de facturación y se permite facturar hasta 15 minutos antes de la salida del vuelo. Asimismo, ofrece flexibilidad ya que los billetes con reserva garantizan una plaza en el avión que se desea, pero también se pueden cambiar sin ningún tipo de coste.
¿Es posible terminar con el Puente Aéreo?
Desde el consistorio de Barcelona creen que pueden trabajar de forma conjunta con las diferentes instituciones y con Aena con el fin de elaborar un plan para reducir las emisiones. Para ello proponen crear una mesa conjunta con la Generalitat de Cataluña y el Gobierno Central. Aunque explican que esta es una propuesta más y que El Prat puede optar por otras opciones con el fin de reducir las emisiones de CO2.
Por su parte, Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) alerta de que la opción de eliminar rutas, ya que Aena no tiene competencia para ello. En declaraciones recogidas por El País, explica que las rutas están liberalizadas desde 1993. “Si se prohíben rutas, los pasajeros que antes hacían escala en Barcelona o Madrid la harán en otras ciudades, y nuestros aeropuertos perderán competitividad”, apuntala.
¿El AVE es la alternativa?
“El puente aéreo tiene una alternativa ferroviaria más sostenible que no genera emisiones”, aseguró el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica de Barcelona, Eloi Badia, al ser preguntado en una rueda de prensa celebrada el pasado miércoles 8 de enero. Mantiene que es posible “sustituir” las rutas aéreas por el tren, haciendo que este último servicio tenga mayor rentabilidad y que pueda ajustar más las tarifas.
Badia hace referencia al AVE, que en 2018 llevó a más de 4,27 millones de pasajeros entre Madrid y Barcelona, doblando así las cifras del Puente Aéreo. La comparación entre ambos medios de transporte se puede hacer en tres parámetros: la duración del viaje, las emisiones de dióxido de carbono y el precio.
Mientras que un viaje en avión dura 1:15 horas y supone la generación de 115 kg de CO2 por persona, los trenes de Alta Velocidad tardan 2:30 y suponen la emisión 17 kilogramos de CO2, según datos del comparador Ecopassenger. En lo que respecta a precios, el avión tiende a ofrecer tarifas más económicas que el tren de Alta Velocidad.
La conectividad es un último aspecto a tener en cuenta, y es que para aquellos pasajeros que tienen que hacer un vuelo de conexión el Puente Aéreo sigue siendo la opción más cómoda y es que el AVE no llega hasta las terminales aéreas obligando a transbordos adicionales a las estaciones de Sants y Atocha ya sea en cercanías, bus o taxi. En este sentido se pronunció, durante la celebración estos días de la Cumbre del Clima en Madrid, Luis Gallego, director ejecutivo de Iberia y recientemente nombrado CEO de IAG. El directivo incidió en que España debe trabajar para que el AVE llegue a las principales terminales (Madrid y Barcelona) con el fin de evitar vuelos de conexión para los viajeros de largo radio. Anteriormente, en 2018, ya había reivindicado que España es un país “con 3.000 kilómetros en líneas de tren de alta velocidad” y que hay que conectarlas a los grandes aeropuertos para competir con los europeos.
Este es un proyecto que actualmente está en fase de estudio por parte del Ministerio de Fomento y que requeriría una gran coordinación entre Adif, Aena, Iberia y Renfe.
Países Bajos y Alemania
La propuesta de Barcelona es similar a la planteada por otros países europeos como es el caso de Países Bajos y Alemania. La preocupación por el cambio climático, que ha crecido gracias a movimientos como el flygskam (vergüenza a volar en español), apoyado por la activista sueca Greta Thunberg, han hecho que legisladores y aerolíneas hayan puesto su foco en reducir los viajes de corto radio.
El Gobierno de Países Bajos está trabajando en una tasa que grave la aviación comercial en 2021 y plantea limitar los vuelos inferiores a 750 km. De hecho, aerolíneas de referencia en Países Bajos ya han movido ficha. TUI Nederland eliminó todos los vuelos que conectan Holanda con París (Francia), mientras que KLM ha instado a los viajeros a que elijan el tren en lugar del avión en viajes cortos.
Por su parte, el Bundestag, Cámara Baja del Parlamento Alemán, ha aprobado el Programa de Protección del Clima 2030 que supone el incremento del 76% en las tasas aéreas para los vuelos domésticos y dentro de la UE.
Asimismo, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Luxemburgo, Suecia y Bulgaria han presentado una declaración conjunta mediante la que piden a la Comisión Europea (CE) la creación de un impuesto europeo a la aviación argumentando que es un sector con un alto impacto sobre el medioambiente en comparación a otros medios de transporte.
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