El Ministerio de Hacienda ha presentado el proyecto de presupuesto para el próximo año, que inicia su trámite parlamentario.
Según un comunicado de la Mesa del Turismo, “una vez más el Gobierno muestra un total desinterés y falta de confianza en el turismo. El menosprecio al turismo que es tanto más inaceptable cuanto este sector ha sido modelo de resiliencia y capacidad de sacrificio durante la larga crisis producida por la pandemia”
Es un lenguaje inadecuado e ideológico con la disculpa de una pretendida reducción del 39% respecto al presupuesto actual.
Vayamos por partes: la Mesa está formada por cerca de un centenar de personalidades, reconocidas y cualificadas, de este sector, a título individual: “No es una entidad representativa de organizaciones, ni ramas sectoriales, por eso no tiene como objetivo la demanda de reivindicaciones que corresponden a las organizaciones empresariales”.
No tiene representatividad para hablar en nombre del turismo, citando, además, que representa, el turismo, el 12,4 % del PIB y el 13% del empleo. Correcto, pero los miembros de la mesa se representan a sí mismos y, en todo caso, a las empresas en las que trabajan o de las que son propietarios. ¿Alguno habla en nombre de los centenares de miles de camareros incluidos en esas cifras?
Entremos ahora en el fondo de la cuestión: las quejas están motivadas por la cantidad asignada al turismo en los citados presupuestos, que es de 1.050 millones de euros, con un descenso del 39% respecto al vigente. Pero resulta que la mayor parte de ambos presupuestos fueron con cargo a la partida de recuperación y resiliencia, procedente del fondo 'Next Generation' de la Unión Europea, en concreto 779 millones en el que va al Parlamento.
Dicha cantidad no forma parte del presupuesto ordinario, sino del extraordinario, que oscila, en cada uno de los tres años de vigencia, en función de los programas aprobados. Cuando termine volveremos a la situación previa.
El presupuesto ordinario ha asignado al turismo un 6% más, y en concreto a Turespaña se le aplica un aumento de 27,6%.
Estos datos deberían ser conocidos por la Mesa que “mantiene una permanente relación con las administraciones públicas".
También deberían saber por qué hablamos del 12,4% del PIB y del 13% de empleo, puesto que los informes se los encargan al profesor que más conocimientos tiene en España sobre estas materias.
Si aplicáramos la metodología de cuenta satélite, que es con la que se llega a las cifras anteriores, tendríamos que imputar al epígrafe de turismo la parte correspondiente de las inversiones en autovías y carreteras, en función de su uso turístico, o el de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado que prestan sus servicios en dichas áreas y en todos los aeropuertos, la aportación al plan del IMSERSO o el coste de los fijos discontinuos de sector por poner solo unos ejemplos.
Recordemos que si existe una asignación para el turismo en los presupuestos del Estado es gracias a una serie de personas de diferentes partidos, como el consejero del ramo del gobierno balear, del PP, en aquellos años, o yo mismo, que peleamos por ello frente a la posición de otros tal que el consejero de Convergencia y Unión, que querían simplemente la transferencia total a las comunidades autónomas del presupuesto estatal en la materia y el reparto regional de los Paradores.
El turismo es competencia de las comunidades autónomas, punto. Son ellas las que en sus respectivos presupuestos asignan las partidas dedicadas al turismo, en conjunto muy superiores a las de la Administración central. Esta, a través de la secretaría de estado y de Turespaña, solo ejerce funciones porque todas las partes interesadas están interesadas en ello. Es un sistema basado en el consenso.
Cuando se pide el incremento de cualquier partida, se está solicitando una transferencia de rentas del bolsillo de los contribuyentes al de los beneficiados por ese incremento. Los que piden esas subidas suelen ser los mismos que solicitan bajadas indiscriminadas de impuestos o se oponen a tasas turísticas de cualquier tipo. Quieren que el estado ingrese menos, pero que gaste más.
Para terminar, creo que, si lo que la Mesa quiere es aumentar la asignación a este sector, debería presentar sus propuestas tanto al gobierno como a los partidos para que se discutan durante el trámite parlamentario previo a su aprobación. Sería la mejor manera de iluminar este debate y de conocer la verdadera posición de cada uno.
*Ignacio Vasallo es director de Relaciones Internacionales de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET).