¿Incrementar los ingresos públicos a través de tasas y/o impuestos al turismo? Este es uno de los debates más candentes en estos años de auge turístico con más de 1.184 millones de llegadas globales de turistas internacionales en 2015 según la Organización Mundial del Turismo (OMT) y las previsiones de que 2016 pulverice dichas cifras. 

En España este debate es habitual, las tasas turísticas, tarifa fija que abona el visitante bien por llegada o pernoctación, son cada vez más comunes pese al gran número de detractores entre hoteleros y empresarios vacacionales. En 2016 entró en vigor en Baleares, mientras que en Cataluña está activa desde hace dos años. De hecho, hasta la Comunidad Valenciana ha barajado la idea de contar con la suya propia. Por el contrario, desde otras regiones se intenta potenciar el gasto turístico reduciendo el IVA de servicios como la restauración o la actividad hotelera.

Ahora Latinoamérica se convierte en el nuevo campo de batalla entre estos dos bandos. En febrero de 2017 entrará en vigor en Bolivia la Ley de Creación del Fondo de Fomento, Promoción y Facilitación del Turismo y Contribución Especial. Esta normativa supone la imposición de una tasa de 100 bolivianos (aproximadamente 15 dólares) a los turistas que entren al país por vía aérea. La normativa también preveía el gravamen de 30 bolivianos (4 dólares) a los visitantes que llegasen por vía terrestre, sin embargo, la entrada en vigor del mismo se retrasará hasta 2019, según ha anunciado Joaquín Rojas, vicepresidente de Turismo del país.

Con esta medida, desde las instituciones bolivianas quieren recaudar fondos para impulsar la promoción y el posicionamiento del destino en mercados internacionales de turismo, así como promover el desarrollo de la actividad turística en Bolivia y fomentar las nuevas alternativas turísticas para consolidar una oferta integral con estándares de calidad internacional.

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Los que reducen impuestos

Estos pasos chocan de forma evidente con las medidas dispuestas desde su país vecino, Argentina. Desde la Casa Rosada han decidido eliminar el IVA en las tarifas de hotel de los extranjeros que paguen con tarjeta de crédito, lo que supondrá un descenso del 21% en los precios.

Se trata de una medida para atraer a más visitantes, ya que el crecimiento del número de turistas que visitan el país sudamericano se ha desacelerado durante los últimos años, dejando atrás la época en la que la crisis económica nacional y la caída de los tipos de cambio atrajeron a los visitantes extranjeros. De hecho, el número de viajeros internacionales que llegó al país durante los nueve primeros meses de 2016 descendió un 6,3% respecto a 2015. Se trata de una cifra que contrasta con las tasas de crecimiento superiores al 10% registradas entre 2004 y 2010. 

Y no sólo el país presidido por Cristina Fernández aplica este tipo de estímulo fiscal sobre la industria vacacional, ya que otras naciones colindantes como Chile (que lo eliminó en 2013), Perú (2012) y Uruguay contemplan exoneraciones del pago de sus respectivos IVA para los hoteles, algo que como se puede observar en las tablas adjuntas, ha supuesto una mejora sustancial en la llegada de visitantes al país.

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Las tasas turísticas, muy arraigadas en Europa

Algunos lo plantean desde la perspectiva medioambiental, mientras que otros lo hacen desde la reinversión en promoción e infraestructuras. Lo que está claro es que es una práctica cada vez más extendida en el Viejo Continente, optando cada país por el modelo preferido: la tasa turística por pernoctación, la de traslado aéreo o la combinación de ambas.

La primera es más común en los países del Mediterráneo, en los que se enumeran España (Cataluña y Baleares), Malta, Italia (Florencia, Milán, Roma, Venecia) o Túnez. También opta por este modelo Berlín, en Alemania. En los países nórdicos, París (Francia), Alemania y Reino Unido, por el contrario, es más común el cobro de una tasa aérea por cada pasajero que despega o aterriza en sus aeropuertos.

Esta tendencia, además se está internacionalizando. Emiratos Árabes, Maldivas y Estados Unidos son otras naciones que han implantado este tipo de imposición para reinvertir lo recaudado en el desarrollo y la promoción del turismo. A su vez, destinos tan populares como Punta Cana (República Dominicana) y la Riviera Maya (México), Tailandia, Guatemala y Marruecos gravan las visitas de los turistas con el objetivo de paliar el impacto que supone la llegada masiva de turistas.

Viendo los precedentes, se puede comprobar que la medida tomada por Bolivia no es descabellada, aunque puede resultar muy arriesgada en un país con un índice tan escuálido de visitantes y de gasto turístico. ¿Mejorará su recaudación o será la puntilla para su incipiente mercado vacacional?