El ex primer ministro de Japón Shinzo Abe ha sido asesinado en un atentado. A sus 67 años, Abe se encontraba participando en un acto de campaña para las elecciones a la Cámara alta en la antigua capital del país, Nara, cuando recibió dos disparos. Inmediatamente, el político fue trasladado al hospital, pero ya se encontraba en para cardiorrespiratoria.
Durante su mandato, de 2012 a 2020 —cuando dejó el poder por problemas de salud—, Abe fue un gran impulsor del turismo hacia Japón. Una de las grandes apuestas de su Gobierno fue la candidatura de Tokio para los Juegos Olímpicos de 2020 —un evento muy atractivo para visitantes de todo el mundo—, que finalmente debieron posponerse debido a la pandemia de coronavirus.
En 2016, Abe se propuso un claro objetivo: duplicar el número de turistas que recibía Japón por aquel entonces, hasta llegar a los 40 millones de visitantes al año. Otra de las metas era aumentar el gasto turístico, que en 2015 había sido de 3.500 millones de yenes (27.800 millones de euros). El por entonces primer ministro quería incrementarlo hasta alcanzar los 8.000 millones de yenes.
Además de la celebración de los Juegos Olímpicos en Japón, Abe impulsó otras políticas en pro de aumentar el número de visitantes en el país. Una de las más destacadas fue el trabajo continuado para facilitar la obtención de visados, sobre todo para los habitantes de otros países asiáticos, lo que incrementó notablemente la llegada de turistas chinos.
Y lo cierto es que sus políticas funcionaron, ya que, de recibir alrededor de 19.737.000 de turistas en 2015, Japón pasó a contar con la llegada de 31.882.049 visitantes en 2019.