La flota mundial de Boeing 737 MAX lleva dos semanas en tierra a la espera de que el fabricante estadounidense aplique la anunciada actualización del software de este modelo. Una aplicación que debe realizarse a contrarreloj ya que cada día que los aviones pasan en tierra pone en peligro no solo el futuro de la propia Boeing, sino de las aerolíneas y de la economía de Estados Unidos.
Cancelaciones de pedidos
Los problemas en las aeronaves de la serie MAX, que han registrado dos accidentes mortales en un período de cinco meses, y la posterior orden de que los más de 400 aviones permanezcan en tierra ha llevado a muchas aerolíneas a replantearse los pedidos pendientes de este modelo (el fabricante tiene pendientes de entrega 4.636 unidades).
Esta decisión podría ser replicada por otras líneas aéreas llevando al fabricante americano al borde del abismo. Y es que 737 MAX es una de las aeronaves más exitosas de la empresa y representa el 80% de su lista de pedidos. Si la crisis de este modelo se alarga o se agrava, puede suponer el fin del fabricante.
Si Boeing se constipa…
La empresa financiera JPMorgan ha sido una de las primeras en dar la voz de alarma, advirtiendo de que la crisis del Boeing 737 MAX podría lastrar a la totalidad de la economía estadounidense.
Según explicó Michael Feroli, economista jefe del banco en Estados Unidos, en una nota a sus clientes, un descenso en los ingresos del mayor exportador de Estados Unidos podría traducirse en un parón en el crecimiento del Producto Interior Bruto. "Por ahora, creemos que no debería tener un impacto a corto plazo en el PIB, ya que la producción de este avión continúa, pero afectará la composición del PIB, lo que implica un mayor crecimiento de los inventarios y un menor crecimiento de la inversión empresarial y las exportaciones brutas".
Eso sí, "si los problemas no se resuelven de manera oportuna y la producción del 737 MAX debe detenerse” temporalmente, se reducirá el 0,15% del nivel del PIB o cerca de 0,6 puntos porcentuales de la tasa de crecimiento trimestral anualizada del PIB en el período de tres meses en que se detenga la producción, según Feroli.
Mientras tanto, el precio de las acciones de Boeing ha caído más de un 13% desde el accidente de Ethiopian Airlines, a principios de marzo.
Pérdidas para las aerolíneas
Boeing y la economía estadounidense no serían los únicos afectados. Aerolíneas como Norwegian han tenido que dejar en tierra sus 18 Boeing 737 MAX. Para compensar la pérdida de capacidad, la compañía escandinava ha anunciado que alquilará aviones y pospondrá la jubilación de algunos de los aparatos más antiguos de su flota, en concreto seis Boeing 737-800.
La línea aérea ha explicado en un comunicado que está combinando vuelos y reasignando aeronaves dentro de su propia red manteniendo el número de cancelaciones al mínimo con el objetivo de minimizar el impacto en los clientes.
Por esta inversión extra y la pérdida de valor de sus acciones, desde la compañía noruega han anunciado que exigirán una compensación económica a Boeing: “Vamos a enviar la factura a los que construyeron el avión”, manifestó el portavoz de la compañía Lasse Sandaker-Nielsen, que añadió que “la aerolínea no debería sufrir económicamente por esto”.
Por su parte, desde TUI Fly, aerolínea perteneciente a TUI Group, han explicado que dejar su flota de 15 aviones 737 MAX, supone una pérdida semanal de 3,2 millones de euros. Y es que la compañía planea arrendar aeronaves para cubrir las rutas y frecuencias afectadas.