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"La excelencia en la gestión del agua es esencial en el posicionamiento de los destinos turísticos"
Ángel Simón, presidente de Agbar, explica que la gestión del ciclo del agua en los destinos turísticos conlleva mayores costes y eso se repercute en los precios para los turistas
“Si hay algo que caracteriza al mundo en el que estamos hoy es la incertidumbre”, destaca Ángel Simón Grimaldos, presidente de Agbar y vicepresidente ejecutivo de SUEZ para España, Sur de Europa y Latinoamérica, en una entrevista en exclusiva para Tourinews. El Grupo Agbar es la primera gestora de agua en España, presente en más de 1.200 municipios, y con presencia en todos los países de Latinoamérica. Desde la compañía se definen como “técnicos, tecnológicos y científicos del agua”.
La diferencia entre la gestión del agua en una ciudad turística y una ciudad residencial radica en la variabilidad del comportamiento del turismo. Según Simón, todo esto implica una “complejidad adicional” que genera mucha tensión en determinados momentos. Además, las infraestructuras para abastecer una zona turística son más costosas que las que se utilizan para dar servicio a una zona residencial, por lo que lo justo es que sea el turista, y no el residente, quien soporte ese coste.
Pregunta (P): ¿Cómo ve el mundo que nos rodea?
Respuesta (R): Si hay algo que caracteriza al mundo en el que estamos hoy es precisamente la incertidumbre. Las escuelas de negocios han definido el momento actual con el acrónimo de VUCA –Volatilidad, Incertidumbre (Uncertainty), Complejidad y Ambigüedad–. Yo creo que esto es lo que define cómo está el mundo actual y que incluye al mundo empresarial. Trabajamos en un entorno en el que cada día tienes que estar revisando qué decisiones has tomado y qué nuevas decisiones tomas.
P: La presencia de Agbar en la gestión del ciclo integral del agua es relevante, pero ¿también lo es en zonas turísticas?
R: Esencialmente en zonas turísticas. Nosotros gestionamos ocho de las diez primeras ciudades turísticas españolas. El turismo implica una complejidad adicional en las ciudades. Tenemos grandes ciudades en las que hay 30.000 residentes censados, pero que en los meses de verano alcanzan los 300.000; solamente un gestor acostumbrado a gestionar y distribuir con esas puntas altas y bajas puede gestionar un municipio turístico. Por eso estamos esencialmente presentes en los municipios turísticos.
P: Esos puntos altos y bajos, ¿son la gran diferencia que existe entre gestionar una ciudad turística y una principalmente residencial?
R: En una ciudad residencial la gráfica del consumo de agua es prácticamente siempre la misma, pero en una ciudad turística no. En una ciudad turística la curva de la demanda te viene dada por el comportamiento del turismo en ese año y esas puntas varían. Por lo tanto, la gestión de una ciudad turística es absolutamente variable en función de la demanda turística de cada año, la evolución del urbanismo de esa ciudad y de la temperatura. Así, la variabilidad y los factores que inciden en un núcleo turístico son mucho más acentuados que en una ciudad puramente residencial.
P: Muchos hoteleros se quejan de que el agua en las zonas turísticas es muy cara. ¿Cuál es la razón?
R: Explicaciones hay varias. La primera es que el agua tiene un precio regulado y quien lo fija habitualmente son los ayuntamientos, que pueden establecer diferentes tarifas en función de cómo quieren redistribuir ese coste entre los habitantes. También hay que tener en cuenta que la infraestructura no es la misma para una ciudad residencial que para una turística: necesitamos tuberías y bombas de mayor diámetro y hay que bombear en tiempos distintos. Además, todos sabemos cómo va el precio de la electricidad, no solamente ahora, sino también en otras épocas. Por lo tanto, al turista le corresponden unos costes más altos que al residencial porque, efectivamente, necesitamos un mayor dimensionamiento y capacidad de actuación y eso representa mayores costes que van directamente a ese turista y que no tiene que asumir el residente.
P: Muchos hoteles también tienen sus propios pozos de agua o plantas desaladoras. ¿Esto es rentable para ellos desde el punto de vista estratégico y sostenible?
R: Cada uno específica la rentabilidad a su manera. Nosotros especificamos la nuestra en función de todos nuestros grupos de interés: los ciudadanos, los proveedores, los trabajadores y, obviamente, los accionistas. Por lo tanto, cuando un hotelero tiene sus propias instalaciones, él sabrá qué tipo de rentabilidad le genera. Al hablar de instalaciones particulares o generales hay que ver qué solución es más sostenible en cada caso. La instalación general aporta más seguridad: sabes que, en una circunstancia de causa mayor, vas a tener el suministro asegurado y, sobre todo, que será de calidad. Es muy importante que todas esas grandes instalaciones de agua que hay en los núcleos turísticos tengan las condiciones de calidad que requieren.
P: Cuando estos hoteleros tienen un problema en sus instalaciones propias, ¿recurren a la red general?
R: Sí, la mayoría tienen conexión con la red general, conozco pocos que no la tengan. Por eso existen las tarifas y deben pagarse, porque la red hay que mantenerla y sostenerla.
"Se necesita energía para el agua regenerada, pero tres veces menos que la que necesitamos para la desalación"
P: En las temporadas bajas turísticas, concretamente en Canarias, había una lucha por conseguir agua residual para regar los campos de golf y los jardines. Al haber menos ocupación en los hoteles, había menos agua para riego. ¿Hay muchos cuellos de botella a la hora de suministrar agua?
R: La tensión que vivimos en las zonas turísticas se nota en todos los ámbitos y hay momentos en los que esa tensión es extrema. Estos momentos se han producido durante el Covid-19. Durante la pandemia, nuestra media de consumo de agua ha descendido un 10%, porque estamos mayoritariamente en ciudades turísticas y no ha venido turismo. En las ciudades residenciales la media ha subido un 3%, en las ciudades turísticas ha bajado un 45% –algunas incluso hasta un 80%– y en las zonas industriales un 75%. Entonces, como es obvio, ha habido agua potable, pero no ha habido suficiente agua residual para regar esos campos de golf a través del agua regenerada. En estos casos extraordinarios hay que ver qué campo de golf se ha mantenido abierto y qué hacemos con el resto. Hay momentos punta en los que se ha tenido que tirar de la desalación, pero no es lo habitual.
P: ¿El agua desalada es más cara que el agua regenerada?
R: Claro, es muchísimo más cara porque necesitas mucha más energía. Y si lo calculamos con el precio de la energía de hoy, el precio se dispara muchísimo más. También se necesita energía para el agua regenerada, pero tres veces menos que la que necesitamos para la desalación. La reutilización de agua es la clave del desarrollo sostenible y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La carencia de agua solamente la vamos a poder arreglar con la reutilización.
*Este artículo forma parte de una entrevista dividida en cuatro fragmentos
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