Empresas
“Somos unos guerrilleros de la hotelería”
Alberto Rodriguez Boo, managing director de Alda Hotels, explica las claves que han llevado a su empresa a sumar 41 hoteles en una década de vida
El boom turístico que ha vivido España en los últimos años ha creado un caldo de cultivo que ha permitido el nacimiento y expansión de nuevas compañías hoteleras en el país. Uno de los casos más llamativos ha sido el de Alda Hotels que tras inaugurar su primer albergue en Santiago de Compostela hace una década ha aumentado su portfolio hasta un total de 41 establecimientos ubicados en 28 ciudades diferentes de las provincias de A Coruña, Asturias, Burgos, León, Navarra, Ourense, Palencia, Pontevedra, Salamanca, Soria, Valladolid y Vigo.
Tourinews ha tenido la posibilidad de entrevistar a Alberto Rodriguez Boo, managing director y fundador de Alda Hotels, con el fin de desgranar la estrategia de esta joven compañía. Este ingeniero industrial de 40 años defiende que “pagar más no siempre significa recibir el mejor producto” y espera que al camino que “acaba de empezar”, le queden otros 20 o 30 años
Pregunta (P): Defina la cadena hotelera con tres palabras.
Respuesta (R): Localización, precio y servicio. Lo normal es que seamos una de las opciones más económicas en una plaza y es que intentamos eliminar todas aquellas cosas que el cliente no ve como un valor añadido y eso nos permite ser muy competitivos en tarifas. Eliminamos todos los servicios superfluos como minibares, room service, teléfonos, etc. Con nuestra gestión intentamos, lo mejor que podemos, que no haya ninguna cosa que sea excepcionalmente buena, pero que el conjunto sea muy redondo. La localización para nosotros es un elemento crítico también. Todos los hoteles están en zona urbana, lo que nos permite contar con un mix de clientes que suma al vacacional, en fines de semana y temporadas estivales, y al de empresa, entre semana y, sobre todo, en invierno.
P: En 10 años, han sumado 41 establecimientos, ¿cuál ha sido la clave para un crecimiento tan rápido?
R: Haber encontrado un perfil de hoteles que realmente estaban huérfanos de una gestión profesionalizada y que no estaban integrados. Hemos dado soluciones este tipo concreto de establecimientos y gracias al efecto volumen hacemos eficientes hoteles a los que con un gestor individual les es mucho más difícil.
P: ¿Cómo son sus establecimientos?
R: De los 41 establecimientos que tenemos, 37 son en régimen de arrendamiento y otros 4 en propiedad. Tienen un perfil muy definido: gestionamos hoteles de tres estrellas y menos, hostales, albergues y pensiones. De hecho, cuando hemos sumado un hotel de mayor categoría, lo hemos bajado porque un cuatro estrellas no entra dentro de nuestro modelo. Son establecimientos eminentemente urbanos, aunque tenemos algún vacacional en Galicia. Tienen menos de 50 habitaciones, aunque hay alguna excepción como el Alda Sada Marina (A Coruña), que supera el centenar. En general son pequeños, urbanos y vienen de una gestión familiar.
P: ¿Por qué apostar por este perfil?
R: De los 15.000 hoteles que hay en España, 10.000 cumplen estas características. La inmensa mayoría son establecimientos independientes familiares para los que la dilución de los costes de personal y de la gestión es todo un reto. Nosotros hemos adaptado las soluciones tecnológicas que nos permiten abaratar costes como la utilización de sistemas telegestionados para evitar las recepciones de noche o la central de llamadas. Así, con gestiones muy aquilatadas y un aprovisionamiento de recursos humanos muy ajustado conseguimos que esos hoteles pequeños sean rentables desde el punto de vista de gestión.
P: A la hora de expandirse, ¿qué criterio se ha seguido?
R: Desde un punto de vista geográfico hemos seguido una política de mancha de aceite. Abrí el primero en Santiago de Compostela y a partir de ahí se ha ido creciendo con un criterio geográfico claro. Zaragoza, donde abriremos este año, y Jaca (Huesca) es lo más al este que hemos llegado y en el sur, no hemos bajado de Salamanca. Hacia el norte nos quedan comunidades donde no hemos entrado, nos queda País Vasco y Cantabria. La idea es seguir completando las zonas en las que ya estamos y fortaleciendo nuestra presencia y es que en Galicia tenemos hoteles en todas las ciudades, pero en Castilla y León no. Luego, dentro de esta zona, nos decantamos por destino urbano donde el factor de decisión último es el precio. No hay mucha diferencia entre contratar a una persona en Cuenca, en Lleida o en Valladolid, pero sí puede haber una diferencia muy grande el coste del alquiler del inmueble.
P: ¿Hay un vacío en el norte-noroeste peninsular que hay que llenar?
R: Sin duda. En toda la zona en la que trabajamos, e incluso en Castilla-La Mancha y Extremadura, nos encontramos un parque muy atomizado donde hay muchos pequeños establecimientos; de hecho, en las comunidades en las que nosotros nos movemos hay una media de 20 habitaciones por hotel, frente a las 200 de Canarias o las 50 de Cataluña. Estos pequeños establecimientos familiares han tenido, tienen y tendrán mucho más difícil adaptarse al tsunami que supuso entre 2010 y 2012 la evolución del comercio electrónico y el surgimiento de agregadores de ventas y agencias de viajes online (OTAs). Cadenas más grandes como Meliá y NH pueden adaptarse al ritmo más cambiante del mercado, pero los pequeños hoteleros tienen mucho más difícil acceder a esta tecnología. Además, para los proveedores de tecnología no son un cliente excesivamente atractivo porque son hoteles que facturan muy poco y tampoco hay mucho margen.
P: ¿Cómo se adapta Alda a ese ritmo cambiante del mercado?
R: Nosotros eso lo hemos paquetizado bien y conseguimos un coste de captación del cliente muy bajo. Cuando adquirimos un hotel, además de hacer un cambio estético, nos centramos , sobre todo, en la parte de gestión. Gracias a los software que hemos desarrollado, incorporar uno o diez hoteles no nos incrementa los costes; eso hace que crecer para nosotros sea, no digo que fácil, pero sí más fácil que para una persona que solamente tenga un hotel.
P: Por el momento, la expansión ha sido constante.
R: En los 10 años de vida hemos crecido como mínimo un 30 y como máximo un 40%. Ha sido un crecimiento muy sostenido, no ha habido grandes operaciones que nos hayan hecho pegar un salto. Tenemos muy profesionalizado y muy marcados los pasos de cómo se produce esa expansión. Con una sola persona como director de Expansión, el año pasado (2019) abrimos 16 hoteles. El crecimiento forma parte del propio ADN de Alda. Tenemos los procesos muy engrasados en todas las áreas de la empresa para que la apertura sea algo que se hace de forma muy ágil, muy rápida y que en muy poco tiempo ese hotel empiece a ser rentable. Por el ritmo de crecimiento que tenemos sumamos establecimientos que ya están en funcionamiento, no podemos estar condicionados a la promoción de nuevos.
P: Hablando de crecer, ¿estaríais dispuestos a entrar en mercados como Baleares y Canarias?
R: No es prioritario. Dicho con mucho cariño hacia a mi empresa, nosotros somos unos guerrilleros de la hotelería, vivimos de ser un competidor pequeño dentro de una plaza concreta y de hacerlo un poquito mejor que los demás; si entráramos en una zona más competida como pueden ser Cataluña, Madrid y archipiélagos, es más difícil que aportemos un valor diferencial. En ellas ya hay gente muy buena en todos los segmentos y son plazas más profesionalizadas y mucho más agregadas. Por el contrario, a ellos les resulta menos atractivo entrar en Avilés, Palencia o Ponferrada, donde sí estamos nosotros. Son plazas que para cadenas de ese tipo pueden resultar menos atractivas. Probablemente haya menos margen, pero también tenemos menos competencia, estamos en una posición cómoda que nos permite crecer mucho, todavía tenemos mucho recorrido tanto dentro de España como en Europa.
P: ¿Está el futuro del crecimiento turístico de España en el interior?
R: Si atendemos a lo que nos dice el INE, el 90% de los clientes que llegan a Canarias son extranjeros, mientras que en el interior y el noroeste peninsular ese porcentaje es al revés (90% de nacionales). Con lo cual, todas las fluctuaciones generadas por grandes touroperadores o caídas como la de Thomas Cook tiene un efecto muy grande sobre islas y sobre Mediterráneo, pero en Galicia, Asturias, Castilla y León, Navarra o Aragón ese tipo de movimientos macro tiene un efecto muy pequeño por no decir nulo. Somos más estables, pero tampoco vivimos las bonanzas de cuando Baleares o Canarias se convierten en polo de atracción de ingleses, alemanes, holandeses, belgas, etc. y registran crecimientos de dos dígitos. Pero bueno, cuando vienen mal dadas tampoco nos llevamos la parte mala de ese ciclo.
P: ¿Cuáles son vuestros principales canales de distribución?
R: Desde el punto de vista de ventas hemos aprovechado la potencialidad de ser hoteles pequeños para poder hacer una comercialización más ágil a través de Internet. Tenemos un 50% de venta directa y un 25% a través de Booking. Todo es eminentemente online. Contamos con un equipo de revenue de cinco personas muy especializados en la comercialización y además contamos con herramientas de análisis y de gestión que nos permiten adaptar los precios a los niveles óptimos de ocupación. Con un hotel de 200 habitaciones la ocupación no es tan crítica, pero con 15 habitaciones sí, con lo cual trabajamos mucho en las dinámicas de precios.
P: Es de suponer que vuestra relación con la touroperación tradicional es nula.
R: Los conozco de las revistas, sé que existen, pero no es nuestro mercado [risas]. Lo digo un poco de forma jocosa porque sí que trabajamos algo con touroperación tradicional y agencias de viajes, pero al final el tamaño de nuestros establecimientos hace que no seamos atractivos para ellos y, probablemente, ellos para nosotros tampoco.
P: Hemos hablado del equipo de revenue, pero ¿con cuánta plantilla cuenta Alda?
R: Estamos hablando de un número cercano a los 200 empleados directos. Bajo nuestro modelo de gestión, en el que los costes están muy claros, hemos optado por la externalización de todos los servicios que son externalizables: básicamente no tenemos personal propio en los servicios de restauración, tampoco en los gimnasios o parkings integrados. En hoteles de cierto tamaño externalizamos la limpieza, pero ahora mismo estamos en proceso de reincoporar la limpieza por la subida de costes y la problemática que hay a día de hoy en el sector.
P: Todas las hoteleras de España tienen tras de sí una historia, familiar o no, ¿cuál hay detrás de Alberto Rodríguez?
R: Es la confirmación del dicho “Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana”. Yo soy ingeniero industrial de formación, en el año 2007 trabajaba de gerente para una empresa del sector de la madera que cayó con la crisis. Aproveché una inversión que tenía con un amigo (Alda es la conjunción de Alberto y Daniel), compramos una casa en Santiago y comencé a gestionarla como un albergue. Descubrí un sector que me resultaba atractivo y que tiene un potencial de desarrollo grande. Vi que esta área que comentaba antes estaba sin cubrir y me fui especializando, intentando rodearme de gente en cada área que yo consideraba que era necesaria para potenciar ese perfil de hoteles. Tenía muy claro lo que estábamos haciendo, con una línea de trabajo bien definida y al final ha sido un crecimiento fluido, no ha habido nada disruptivo.
P: ¿Le ha enganchado el turismo?
R: Sí, aunque sigo imaginándome como un foráneo y sigo hablando de los hoteleros en tercera persona. Me defino como ingeniero, empresario, gestor… pero bueno. Es cierto que es un sector atractivo porque estás dando un servicio que la gente demanda como ocio y es algo que disfrutas viviéndolo. Además, es un cliente, quitando excepciones, muy satisfecho. Se disfruta del trabajo porque estás aportando, generando empleo directo e indirecto. Al final ese efecto positivo sobre la sociedad a mí me genera mucha satisfacción.
P: Al contarme el origen, no puedo dejar de pensar en el alquiler vacacional, ¿es complementario, un aliado o el enemigo?
R: De los 41 establecimientos que tenemos, 3 son apartahoteles vacacionales. El alquiler vacacional no es el enemigo ni mucho menos. Nuestro primer establecimiento fue el primer albergue que abría en la ciudad de Santiago y la primera respuesta por parte de la hotelería más tradicional fue afirmar que íbamos a destrozar la hotelería de la ciudad porque ofrecíamos estancias por 12 euros. Esa no fue la realidad, ahora que tengo cuatro hoteles más en Santiago la gente que hace 10 años venía con la mochila, hoy viene con su mujer y sus hijos a pagar 200 en un hotel. Lo que estamos haciendo es atraerlos, mientras haya diversidad y juguemos todos con las mismas reglas, yo no le veo un problema. El apartamento turístico como concepto no es un problema, el problema surge cuando el alquiler de particulares o los Airbnb no están dados de alta, no pagan IVA, no pagan impuestos sociales, cuando se convierten en economía sumergida; pero como en cualquier otro negocio.
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