El ser humano persigue la suerte y evita la mala fortuna siempre que puede. Cuando no, se acoge a supersticiones infundadas que, de alguna manera, ayudan moralmente. Entre ellas, se encuentra lanzar una moneda a una fuente, tocar ciertas partes de una estatua o evitar pasar por debajo de un andamio.
Estos rituales, generalmente, son inofensivos. No obstante, existen otras prácticas especialmente peligrosas que más que atraer la buena suerte, podrían ocasionar una catástrofe. Es el caso, por ejemplo, de arrojar monedas a los motores de los aviones, con el fin de tener un vuelo sin incidencias.
El efecto contrario
Lo cierto, es que esta acción en lugar de invocar la buena suerte tiene el efecto contrario. Y es que, si se descubre que se han lanzado monedas a las turbinas, se procederá a la suspensión del vuelo durante horas o de forma definitiva, ya que será necesario retirar las monedas y asegurarse de que los motores no han sufrido daños.
Estos artefactos pueden afectar a los álabes (la paleta curva de la turbomáquina, cuyo elemento principal es un rodete), así como a los sistemas de combustión o cableado de la turbina.
En este sentido, hay que tener en cuenta que el motor de una aeronave es similar a un gran ventilador, como los de un calefactor. Si se prueba a tirar un elemento pequeño a este sistema, lo más probable es que se rompa. Las monedas, a su vez, podrían colarse en algunas de las válvulas del motor, taponándolas y generando así una falla.
Una práctica común en China
La mayoría de los casos de los que se tiene conocimiento han tenido lugar en China. A este respecto, el diario Transponder 1200 indica que se trata de una superstición relacionada con algunas religiones budistas.
El pasado febrero, por ejemplo, un pasajero de 28 años, natural de la ciudad china de Anqing, arrojó varias monedas al motor de un Airbus A320neo de Lucky Air, antes de embarcar.
Por suerte (nunca mejor dicho), los trabajadores de la aerolínea encontraron monedas en la zona de la turbina, por lo que se aventuraron en el avión y preguntaron si alguien había lanzado dinero al motor. Finalmente, el hombre confesó su actuación y el vuelo fue cancelado.
La suspensión del viaje costó a la Lucky Air 18.500 euros, por lo que la aerolínea emprendió acciones legales contra el supersticioso pasajero.
La misma aerolínea, en el mismo aeródromo, sufrió en octubre de 2017 el mismo incidente, cuando una pasajera de 76 años arrojó dinero al motor del avión, antes de dirigirse a Kunming. La compañía aérea decidió cancelar el vuelo. Existen cuatro casos documentados como este, acontecidos en el aeropuerto de Anqing.
Ese mismo año, pero en el mes de junio, una mujer de 80 años realizó este ritual para tener un “buen vuelo”, cuando se disponía a viajar de Shanghái (Este de China) a Guangzhou (Sur de China), con la compañía China Southern Airlines.
En esta ocasión, el resto de viajeros tuvo “más suerte”, ya que el vuelo no fue cancelado, sino que sufrió un retraso de más de cinco horas.