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“El sector turístico de Baleares quiere trabajar, al menos, diez meses al año”
María Frontera, presidenta de la FEHM, explica que ya se están llevando a cabo acciones para desestacionalizar la actividad turística y aumentar los productos más allá del “sol y playa”
“Estamos buscando mejorar nuestro producto turístico”, destaca María Frontera, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), en una entrevista en exclusiva para Tourinews. Según Frontera, la estacionalidad es un término que siempre ha estado “muy vinculado a Baleares” y admite que este fenómeno constituye la parte más negativa de su sector turístico, ya que complica el mantenimiento del empleo durante todo el año, pero también asegura que en los últimos años se ha reducido considerablemente gracias al reposicionamiento turístico y el aumento de la conectividad.
Para la presidenta de la FEHM, entre la temporada alta y baja debe existir un “equilibrio proporcional” y una situación ideal sería poder trabajar, al menos, durante nueve o diez meses al año. Para ello, asegura que tienen que trabajar de la mano de la Administración pública para desarrollar “la promoción adecuada y e incidir en actividades desestacionalizadoras”.
Pregunta (P): ¿Qué es la estacionalidad turística desde un punto de vista empresarial?
Respuesta (R): Es el nombre que siempre está muy vinculado a Baleares. Para nosotros, la estacionalidad siempre ha sido la parte más negativa del turismo, que es nuestra principal actividad económica. Llevamos muchos años luchando para superarla y llegar a ser un destino desestacionalizado, en el que podamos trabajar, por lo menos, diez meses al año. Hace muchos años, la temporada turística en Baleares duraba escasos seis meses. En los últimos años hemos mejorado muchísimo y la herramienta fundamental en la que nos hemos apoyado ha sido el reposicionamiento turístico del producto para adaptarse a los 12 meses del año y la conectividad.
P: ¿Qué efectos causa la estacionalidad en Baleares?
R: El efecto más importante es que, como los hoteles y la oferta complementaria cierra a finales de octubre, el mantenimiento del empleo es muy complicado y, por tanto, la mayoría de los trabajadores son fijos discontinuos. En algunos casos, la garantía de empleo es de nueve meses y, en otros, de seis. Muchos trabajadores vienen de fuera de las islas.
P: ¿Eso supone una sobrecarga estacional del destino?
R: Siempre hemos tenido estos picos más altos durante los meses del verano, tanto por la llegada de los trabajadores como por la llegada de los turistas. Gestionar este exceso de población siempre ha sido un tema complicado. En cuanto a infraestructura sanitaria, está controlada gracias a la oferta pública y privada que se complementan. El problema está en cómo proporcionamos vivienda a esos trabajadores que vienen de fuera y muchas veces los empresarios los ayudan a conseguirla. Pero en estos dos últimos años también me consta que ha faltado personal en otras partes de España, no solo en Baleares. Primero, porque no sabían cuánto iba a durar la temporada y, segundo, porque no sabían si se podían poner la segunda dosis de la vacuna en una comunidad diferente a la suya.
P: ¿La estacionalidad no genera equilibrio? En cierto modo, es una forma de ofrecer un descanso a los habitantes de las zonas turísticas, la naturaleza y reparar infraestructuras
R: Yo creo que el equilibrio tiene que ser proporcional. Es decir, es verdad que hay unos meses en los que las Islas están más en calma y eso aporta tranquilidad a los residentes y se pueden hacer obras de mantenimiento y rehabilitación, tanto en producto turístico como en infraestructuras públicas. Pero una cosa es trabajar seis meses y otra es intentar trabajar nueve o diez meses, para tener todavía ese mes y medio de tranquilidad y mantenimiento. Entonces, a través de la transformación de la industria turística hacia un turismo más responsable e inteligente, estamos buscando mejorar nuestro producto turístico para que la demanda aumente en temporada baja y que no sea tan acusada en los meses centrales del verano. Sé que es muy difícil, tenemos que ir de la mano de la Administración pública para hacer las promociones adecuadas e incidir en algunas actividades desestacionalizadoras.
P: ¿Qué meses serían los ideales para el descanso?
R: Ahora mismo, en las zonas turísticas de Baleares donde se han puesto en marcha de forma efectiva actividades desestacionalizadoras como el cicloturismo, están acabando la temporada en noviembre y empezando en febrero o marzo. Esto refleja un importante aumento de la temporada y demuestra que estamos desestacionalizando. En Playa de Palma, muchos de sus hoteles se mantienen abiertos casi todo el año, aunque este año por cuestiones obvias está siendo más complicado. Entonces, se está incidiendo en dar a conocer la oferta cultural y patrimonial, más allá del sol y playa. Esto es lo que está sucediendo en estos momentos, otra cosa es que después nosotros nos vayamos a adaptar a los cambios que vemos en el consumidor. Tal vez en Menorca y Formentera sea mucho más difícil porque son más reconocidas por el sol y playa.
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