La empresa canadiense Bombardier, fundada en 1942, fue fruto de un trágico acontecimiento: Joseph Armand Bombardier (1907-1964) inventó el ‘coche para la nieve’ transformando con patines y orugas un Ford T. Trabajó duro en ese proyecto para que nunca más pasara lo que le ocurrió a él: su hijo murió de apendicitis porque la intensa nevada en Quebec le impidió llevarlo a un hospital.
Más tarde inventó la moto de nieve y ahora Bombardier es el tercer mayor fabricante mundial de aviones y el segundo de trenes. Fuerte contrincante de Airbus y Boeing, a la empresa canadiense se le conocía más por su tecnología ferroviaria que por la aérea. Comenzó a probar modelos de aeronaves que superaban la capacidad de cien plazas desde la década de los noventa y, a partir del año 2004, inició el proyecto de conseguir aparatos con un mayor número de asientos, con la denominada familia C Series, superiores a los Canadair Regional Jet (CRJ), capaces de llevar de 110 a 130 pasajeros. El primer vuelo de un CS100, con capacidad para 125 personas, tuvo lugar el 16 de septiembre del 2013.
La primera aerolínea en operar el C Series, en el año 2016, fue Swiss. Actualmente se encuentra en servicio con airBaltic y se espera que otras compañías como Korean Airlines, Air Canada y Delta lo incluyan en su flota. Otras líneas aéreas como las alemanas Lufthansa y Eurowings, o la española Air Nostrum cuentan en su flota con aviones del modelo CRJ.
Ya en el año 2000, Bombardier había decidido revolucionar la industria aeronáutica con un gran proyecto, el Q400, un avión que al contar con el ‘Active Noise and Vibration Suppression’, revolucionó los vuelos en aviones con motores turbohélice. Eficiente, silencioso, cómodo para el pasajero y con bajos costes de operación, puso en aprietos a la competencia. En honor a la tecnología, el modelo usa la letra Q en referencia a ‘Quiet’ (silencioso en inglés). En un país como Groenlandia, este modelo de avión ha jugado un papel clave, ya que el Q400 opera de manera rentable y segura uniendo pequeñas comunidades con las ciudades.
Alianza de titanes
En el mes de octubre de 2017, Airbus, otro gigante de la aviación, tomó el control de la filial C Series de Bombardier. El fabricante europeo trasladó una parte de la producción de dicho modelo a suelo norteamericano, haciendo que la firma canadiense no sólo evitaría los aranceles de hasta el 300% impuestos por el gobierno de EE.UU., sino que compartiría recursos, costes y tecnología con Airbus para relanzar la división, y experimentaría un alivio en sus deterioradas finanzas.
Gracias a esta alianza que no supuso desembolso alguno para Airbus, se espera que las aeronaves C Series tomen un fuerte impulso comercial y se beneficien de la fortaleza del grupo europeo y de posibles sinergias con su familia A320.
Celebridades a bordo del XRS
Entre los famosos que cuentan con un Bombardier en su "garaje particular" se encuentra la cantante canadiense Celine Dion tiene en propiedad un Bombardier Global Express XRS, un avión privado muy popular entre los millonarios. Su coste aproximado es de unos 37,7 millones de euros. Es el mismo modelo en el que vuelan Steven Spielberg y Oprah Winfrey.
El primer Bombardier Global Express se lanzó en 1993 y el modelo XRS es la versión más moderna. Tiene espacio para 14 pasajeros y cuenta con baños y cocina de lujo, equipados con todos los detalles. Lleva motores Rolls-Roice BR710 y puede alcanzar más de 15.500 metros de altura. Su autonomía es de unas 16 horas sin necesidad de recargar combustible.
El fundador de Microsoft, la empresa que desarrolla Windows, tienen en su poder un elegante y costoso jet privado: se trata de Bombardier BD-700 Global Express, que costó nada más y nada menos que unos 45 millones de euros. Este es un lujo que el millonario Bill Gates se puede dar, ya que posee una de las empresas más poderosas del mundo.
Así como para la mayoría de pasajeros los modelos como el A320 o el Boeing 737 son los más comunes, se puede comprobar que los bolsillos más pudientes no son ajenos al prestiigio de Bombardier.