Los beneficios de Ryanair cayeron un 21% en el primer trimestre de su ejercicio fiscal, que finalizó el pasado 30 de junio, hasta alcanzar los 243 millones de euros. La ‘low-cost’ responsabiliza de este descenso a la reducción de las tarifas y a los mayores costes de combustible y personal.
Al mismo tiempo, la aerolínea irlandesa registró ingresos de 2.310 millones de euros, lo que supone un incremento del 11%, con respecto al mismo período de 2018. A su vez, transportó a 41,9 millones de pasajeros, un 11% más.
Ryanair justifica el incremento de usuarios por la bajada de la tarifa aérea (-6%), cuyo coste medio se sitúo en 36 euros. Esta rebaja en la tarifa se vio compensada por el aumento de los ingresos auxiliares (+27%), derivado de las ventas a bordo, el embarque prioritario o los recargos por equipaje.
En este sentido, el consejero delegado de la ‘low-cost’, Michael O’Leary, destacó: “En consecuencia, los ingresos por cada pasajero se mantuvieron más o menos estables, en 55 euros”.
Pese a estos resultados, la línea aérea irlandesa mantiene su previsión para el resto del año fiscal, que concluirá el próximo 31 de marzo y contempla el embolso de entre 750 y 950 millones de euros.
Boeing 737 MAX
Ryanair anunció recientemente que cerrará algunas de sus bases aeroportuarias más deficientes, debido a la inmovilización de los Boeing 737 MAX, que llevan en tierra desde el pasado marzo, tras los accidentes mortales de Indonesia y Etiopía.
Los cierres se efectuarán a partir de noviembre de 2019, lo que afectará a las próximas temporadas de invierno y verano. La ‘low-cost’ tenía previsto recibir 58 unidades nuevas del B737 MAX en verano de 2020, ahora espera recibir 30 en mayo de 2020.
“Esto reducirá la tasa de crecimiento de Ryanair en el verano de 2020, del 7% al 3%, y significa que el crecimiento del tráfico durante todo el año hasta marzo de 2021 se reducirá de 162 millones de pasajeros a aproximadamente 157 millones”, matizó O’Leary.