La Administración de Aviación Civil de China (CAAC) ha hecho público el informe preliminar con los resultados de las primeras pesquisas sobre el accidente de un Boeing 737-800 de China Eastern Airlines, que se estrelló el pasado 21 de marzo, cobrándose la vida de 132 personas.
Tal y como establece la normativa, el proceso de investigación está a cargo de la CAAC, que recibe el apoyo tanto de Boeing (fabricante de la aeronave) y CFM (fabricante de los motores); así como de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Administración Federal de Aviación Civil (FAA) de Estados Unidos, estas dos últimas entidades participan, puesto que el avión está diseñado en el país estadounidense.
Las primeras conclusiones de los investigadores no arrojan mucha luz sobre qué le pudo pasar a la aeronave. El informe incluye principalmente información sobre el vuelo, la tripulación y el mantenimiento de la aeronave, así como de la distribución de los restos.
El informe deja pocas opciones a la hora de buscar una posible razón del accidente. De hecho, subraya que las calificaciones de la tripulación y del personal de mantenimiento cumplen todos los requisitos, el certificado de aeronavegabilidad del avión es válido, así como que no se registraron informes de fallos antes del vuelo. De igual manera, destaca que no portaba cargas peligrosas y que la situación meteorológica tampoco reportaba riesgo.
Añaden que no se ha registrado un comportamiento anormal en los equipos de navegación y que la comunicación con torre transcurrió con normalidad antes de que la aeronave perdiera la altitud de crucero.
Por último, indican que las dos cajas negras del avión han resultado “severamente dañadas debido al impacto” y que se mantienen los trabajos de restauración y análisis de las mismas. Una tarea que, a la vista de las conclusiones preliminares, se erige esencial para poder esclarecer qué ocurrió.