El Carnaval de Barranquilla es uno de los más famosos del mundo, declarado por la UNESCO Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Anualmente, reúne a más de dos millones y medio de personas y tiene una gran “influencia en toda la región caribeña a nivel social y turístico”, según ha declarado Carla Celia Martínez-Aparicio, directora de la organización del Carnaval, en una entrevista para Tourinews. Esto genera “un ingreso para la ciudad de 400.000 millones de pesos colombianos [92 millones de euros] y más de 50.000 empleos”, señala.
La pandemia ha supuesto un golpe muy duro para todas las fiestas populares, pero el Carnaval de Barranquilla ha sabido reinventarse y celebrar una “conmemoración de las fiestas” que pudo disfrutarse desde casa y que logró transmitir la emoción que producen las carnestolendas en los barranquilleros.
Pregunta (P): ¿Cómo es el Carnaval de Barranquilla?
Respuesta (R): Es un carnaval muy antiguo, las primeras investigaciones datan de 1827 y, además, tiene unas raíces españolas muy fuertes. Tiene una influencia española, indígena en los instrumentos de viento y africana en los instrumentos de percusión. Barranquilla es una ciudad ubicada en la zona norte de Colombia, en el Mar Caribe, y a ambos lados tiene otras dos ciudades que fueron coloniales, Cartagena y Santa Marta, a las cuales también llegan la influencia del carnaval, pero son sociedades más cerradas. Barranquilla fue una ciudad inmigrante y moderna y, así, floreció el Carnaval de Barranquilla. Tiene muchísimas expresiones y en el año 2003 fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. El Carnaval de Barranquilla es el segundo más grande del mundo después del de Río de Janeiro y ha sido una de las cosas más vulnerables frente a la pandemia porque es una fiesta de encuentros, social, en la cual estamos juntos sin distinción de razas ni clases sociales. Ha sido golpeadísimo, y su influencia en toda la región caribeña a nivel social y turística de generación de empleo es muy muy grande.
P: ¿Qué ha supuesto la pandemia al Carnaval de Barranquilla? ¿Cómo ha afectado a los ingresos?
R: Realmente el daño es muy grande. Nosotros somos una organización que trabaja todo el año, la cual es pública-privada, el alcalde de la ciudad es nuestro presidente de la Junta, y tiene esa vocación pública por ser una fiesta popular, pero también tiene la diligencia de lo privado. A pesar de que trabajamos todo el año, en la temporada más fuerte se genera un ingreso para la ciudad de 400.000 millones de pesos colombianos [más de 91 millones de euros] y la generación de empleo es muy grande. En ese lapso, que digamos que es mes y medio, asisten a todos los eventos más de dos millones y medio de personas y se generan más de 50.000 empleos directos e indirectos. No solo eso, la ocupación hotelera llega al 98% en Barranquilla, que es una ciudad bastante industrial, pero el Carnaval de Barranquilla siempre ha movido la parte de turismo cultural de la ciudad, así que la aceptación es muy grande. También hay muchísima gente que vive de él: coreógrafos, maquilladores, producción de eventos… Es decir, todo lo que te puedas imaginar en este tema de economía naranja lo genera el carnaval de la ciudad.
P: ¿Y cuáles son los días principales del Carnaval?
R: Como en todo el mundo, el carnaval es una fecha inamovible que viene desde los Romanos y las Saturnales. En Grecia también existían. Y se celebra durante cuatro días, 40 días antes de la Semana Santa. Es como la fiesta de la siembra y la cosecha. El Carnaval de Barranquilla es lo mismo que la vida y la muerte: la fiesta vive y luego muere. Aquí hay un personaje emblemático que se llama ‘El Joselito Carnaval’ y revive otra vez como el ave fénix, resurge de sus cenizas. Pero nosotros somos una organización que trabaja todo el año, porque además tenemos un Museo del Carnaval que está abierto permanentemente, es muy visitado y hacemos toda clase de eventos con miras a una buena sostenibilidad. Y, aunque los días de carnaval son cuatro, un mes antes empieza lo que llamamos la temporada, que se inicia con algo que se conoce como la Lectura del Bando, cuando el alcalde de la ciudad entrega las llaves a la Reina del Carnaval de Barranquilla de ese año y, de ahí en adelante, cada fin de semana sucede algo: un homenaje, una cumbia, la Danza del Garabato –que es el homenaje a la vida y la muerte–, los Congos… Así que, la temporada como tal puede durar un mes o mes y medio, con cuatro días principales que son los del Carnaval.
P: He podido ver que un día se celebra la Batalla de las Flores, otro la Gran Parada de Comparsas, el Festival de Orquestas… Y luego, al igual que en España, se entierra la Sardina, ustedes entierran al ‘Joselito del Carnaval’.
R: Sí, es muy parecido. Yo tuve la ocasión de ir, hace unos años, a una feria en Sevilla y toda esa parte de los vestidos, las manolas, la oralidad y lo que cantaban era muy similar al nuestro.
P: ¿Qué expectativas hay para el Carnaval del 2022?
R: Este año fue un carnaval diferente, lo hicimos mediante lo digital y, sin embargo, pienso que en medio de la crisis hubo una gran oportunidad porque hemos llegado a más de tres millones de personas, con lo cual nos sentimos altamente complacidos con que pudimos retribuir en cierto modo ese empleo perdido entre nuestros grupos folclóricos, artesanos y artistas. Hicimos cosas muy pequeñas, prácticamente todas a nivel virtual, solamente algo semipresencial al lado del río Magdalena, por donde llegaron muchas influencias del Carnaval de Barranquilla. En la avenida del río, colocamos, como tienen ustedes las Fallas de Valencia, las figuras del carnaval. Así que, realmente, fue un carnaval que se disfrutó desde casa. La expectativa para el 2022 está marcada por esta incertidumbre mundial. Nosotros empezamos a trabajar desde que se confinó Colombia, que fue en el mes de marzo de 2020, y realmente cada mes cambiábamos la programación hasta que nos dimos cuenta, en junio, que esto iba a seguir igual y que teníamos que seguir con la virtualidad, que había venido para quedarse y para ser una herramienta en este tipo de expresiones populares. Tenemos las esperanzas puestas en que el Carnaval de 2022 pueda realizarse. Eso sería el plan A y, si no, estamos trabajando en un plan B que estaría basado en una semipresencialidad. Estamos trabajando sin descanso en eso.
P: Hay un efecto psicológico sobre la población, que espera el carnaval como un momento de desahogo, fiesta y reunión, ¿cómo se salva esta situación en una ciudad como Barranquilla?
R: No fue fácil. Uno de los grandes retos que teníamos era cómo transmitir a través de una pantalla la emoción y el sentimiento que produce el carnaval dentro de las personas, eso es muy difícil. Pienso que, en parte, se logró porque nuestros artistas estuvieron comprometidos y, con mucho respeto, se pudieron hacer unos pre-grabados que fueron los que se pasaron [en los medios audiovisuales]. Digamos que lo que transmitimos, más que una celebración, fue una conmemoración de la fiesta del carnaval.
Además, esta celebración genera una catarsis en la población, que hace que esos días sean los más pacíficos del año. Esa catarsis, que es casi un estado del alma, hace que confluyan todas las personas, incluso las que no se conocen, en un solo sitio en el cual se celebra el Carnaval de Barranquilla. Pero, además de eso, es algo que llevas por dentro y sientes. Los barranquilleros cuando viajamos al exterior y es Sábado de Carnaval, que es el día más importante, lo celebramos donde estemos. El carnaval va en la maleta. Yo pienso que es igual en otras partes del mundo. El reto era ese, lograr transmitir la emoción que genera el carnaval.
P: ¿De qué países reciben ustedes los turistas que llegan en la época de carnaval a Barranquilla?
R: Hay un porcentaje aproximadamente del 40% de turistas nacionales y luego hay muchísimo turista europeo. Es una fiesta muy cultural, con unas raíces muy profundas y el turismo que viene de Europa está alrededor del 30%. El resto viene desde Venezuela, México y Estados Unidos. Esas son las proporciones más importantes.