“Al poco tiempo de la inauguración, las acciones de Disneyland París valían cero”, recuerda Ignacio Vasallo, director de Relaciones Internacionales de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), en una entrevista en exclusiva para Tourinews. Ignacio Vasallo también fue el fundador y primer director general del Instituto de Turismo de España –conocido como Turespaña– entre 1982 y 1987, periodo en el que negoció la posibilidad de que el gigante Disney construyera su parque europeo en España.
Hasta hoy, el parque temático ha recibido más de 375 millones de visitas, pero Vasallo explica que ha sido “un fracaso” para los inversores. Incluso Roy Disney, heredero de The Walt Disney Company, confesaba a Vasallo hace años que se había hecho una mala gestión del parque y “que nunca debería haber ido a París”. No obstante, Ignacio Vasallo reconoce que la compañía tiene una capacidad para crear nuevos productos impresionante y que, aunque el ritmo de inversión no sea el mismo, Disneyland París no tiene fecha de caducidad.
Pregunta (P): ¿Necesitaba París un parque como Disneyland para atraer turismo o este proyecto sobrecargó las infraestructuras?
Respuesta (R): No sobrecargó nada porque todo eso ellos lo gestionan de maravilla. Los parques de Disney se basan en que una gran población de proximidad repita y, por eso, necesitan modernizar y poner nuevas instalaciones y atractivos. Luego, para los que vienen en coche, los aparcamientos son absolutamente magníficos y están muy bien organizados. Los que vienen en tren no necesitan más infraestructuras. Y, finalmente, el porcentaje de turistas que va en avión es pequeño porque el parque no suele ser el único motivo de la visita, sino que también van a otros sitios. Por supuesto, hay touroperadores que venden paquetes que incluyen Disneyland París exclusivamente, pero mucha de la gente que va individualmente también aprovecha para hacer otras cosas. Entonces, no ha supuesto un peso excesivo en las infraestructuras.
P: Respecto a la decisión de construir el parque en París, ¿hubo factores personales?
R: Por supuesto, siempre hay factores personales. El factor que a mí me hizo más gracia fue que, cuando Frank Wells y Michael Eisner venían a Europa, viajaban en su avión hasta Barcelona o Madrid, donde yo les recogía y teníamos entrevistas, pero el avión seguía hacia París, donde las mujeres de los dos iban de tiendas. Entonces, parece que las mujeres tuvieron algo que decir respecto a dónde se instaló el parque. De hecho, ocurre una cosa muy interesante de la que yo me enteré bastantes años después, hacia el año 2000. Tuve una entrevista con Roy Disney, cuando Roy ya se había hecho claramente con el poder de la empresa que fundaron su padre y su tío, y me dijo que había echado a Michael Eisner por su mala gestión del parque. Él consideraba que nunca debería haber ido a París, sino que tenía que haber venido a España y haber sido un parque más pequeño y dependiente de la temporada turística, con menor inversión y sin el riesgo tan grande que corrió ese parque que no ha parado de perder dinero.
P: Entonces, ¿se podría decir que Disneyland París no ha sido un éxito?
R: Desde el punto de vista económico, ha sido un fracaso. Ha sido un éxito para todos los que no se han jugado dinero. O sea, 375 millones de personas se han pasado por allí, por lo que el señor que tenga un bar o un restaurante en la zona de París donde se hospeden esos clientes lo considerará un éxito. Pero, en cambio, para los inversores que pusieron su dinero –desde el Gobierno francés hasta el príncipe saudita y sultanes– ha sido un verdadero fracaso. Las acciones que compraron o que valían en el momento de salida 100, al poco tiempo de la inauguración valían cero. Y, luego, Disney tuvo que recomprar prácticamente a valor 0,01 las acciones para reestructurar la compañía. Desde el punto de vista económico, ese parque ha sido un absoluto fracaso. Desde el punto de vista del país, ha sido magnífico.
"Disneyland París no tiene fecha de caducidad porque la capacidad que tienen para crear nuevos atractivos es impresionante"
P: El 12 de abril de 1992 coincidió con el Domingo de Ramos, el domingo previo a la Semana Santa. ¿Estuvo en la inauguración?
R: Claro que estuve, con Michael Eisner, su mujer y la mía. Yo estuve en el Gobierno hasta 1988, pero, cuando salí, me llamaron de Disney y me pidieron que hiciera de consultor para ellos sobre los mercados europeos, especialmente para el mercado español, a lo que acepté encantado. Con lo cual, yo seguí manteniendo un contacto permanente con Disney. Estaba en París ese 12 de abril y hacía una temperatura aceptable, pero, cuando Michael Eisner subió al estrado para hablar e inaugurar, cayó la lluvia. Entonces, al bajar, le sonreí y le dije “Michael, esto es lo que tienes que esperar” porque habíamos hablado mucho sobre el clima, que era uno de los factores que yo resaltaba como positivo para la candidatura española. Entonces, me miró y me dijo “eres un cabrón”. Pero es lo que hay [risas]. La latitud a la que se encuentra París con respecto a otros parques Disney es abismal. París está a 48 grados hacia el norte, eso ya implica frío durante todo el año, cuando el resto de parques Disney están todos entre 28 y 35 grados.
P: ¿Cómo fue el evento inaugural?
R: Magnífico, como todo lo que hacen ellos. Son incapaces de hacer algo mal. La técnica está tan depurada y todos los participantes son tan competentes que es imposible que fracase.
P: ¿Cree que Disneyland París tiene fecha de caducidad?
R: No, porque la capacidad que tienen de crear nuevos atractivos es impresionante. No hay más que ver lo que han hecho en Florida. Lo que pasa es que no van al mismo ritmo de inversión porque, como he dicho, eso es una fábrica de perder dinero. Durante años, estuve yendo todas las semanas a Florida para ver el parque y también fui bastantes veces a California, donde tienen la sede de Disney. Entonces, cuando lo ves por dentro, te das cuenta de que es una máquina de una precisión de un reloj suizo. Lo hacen de cine, son muy buenos.
*Este artículo forma parte de una entrevista dividida en varios fragmentos.