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“En España, hay ayuntamientos que están trabajando con los fondos europeos para hacer accesibles los destinos"

Rodrigo Moreno, CEO de Travel Xperience, analiza el turismo accesible y las dificultades con las que se puede encontrar un viajero con discapacidad en un espacio turístico

“Hay destinos que parecen inaccesibles, pero cuando se investiga se descubren recursos que permiten hacer ese lugar accesible”, señala Rodrigo Moreno, CEO de Travel Xperience, en una entrevista para Tourinews

Travel Xperience es una agencia de viajes especializada en la organización de viajes y vacaciones para personas con discapacidad a cualquier parte del mundo. Moreno destaca que “a partir de las necesidades y de las expectativas que tiene el viajero”, organizan todos los servicios desde que salen de casa hasta que regresan para que “esa cadena de accesibilidad no se corte en ningún momento”.

Pregunta (P): ¿Qué es Travel Xperience? 

Respuesta (R): Es una agencia que busca ser una agencia al uso, pero con la gran diferencia de que estamos destinados únicamente a organizar viajes para personas con problemas de movilidad o discapacidades físicas. Lo que hacemos de primera mano es conocer las necesidades del viajero y, a partir de ahí, organizamos todo el viaje para que esta persona solo se tenga que encargar de disfrutar y no de encontrarse con problemas de accesibilidad.  
 

Templo de Hatshepsut (Egipto): Foto: Vía Twitter (@T_Xperience)

P: ¿Cómo se organiza este tipo de viajes? 

R: Nosotros somos emisores globales. Empezamos organizando el primer viaje en 2015 y, actualmente, son más de 3.500 personas con discapacidad las que han viajado con nosotros. Comenzamos con Argentina y, a día de hoy, ofertamos más de 1.600 hoteles alrededor del mundo. Además, organizamos viajes, sobre todo, en el mundo del habla hispana. Como agencia emisora, somos los únicos que organizamos viajes adaptados, por lo tanto, tenemos viajeros latinoamericanos que viajan dentro de Latinoamérica o americanos que viajan a Oriente Medio. Los viajeros nos contactan porque tienen un problema de movilidad y se les complica conseguir la información y los recursos necesarios para cumplir las necesidades que tienen y poder disfrutar del viaje como cualquier otro. Y, nosotros, a partir de esas necesidades y de las expectativas que tenga el viajero, el destino al que quiera viajar y la cantidad de personas... organizamos todos los servicios desde que salen de casa hasta que regresan y cuidando esa cadena de accesibilidad para que no se corte en ningún sitio. Las actividades que plantea Turismo Adaptado V3 y Hamu —CEO de la entidad— son muy interesantes porque, sobre todo, porque cuando organizamos un viaje a un destino buscamos actividades y cosas para que pueda hacer una persona con normalidad. En el caso de las sillas oruga, que permiten a las personas con discapacidad paseos por la montaña con la familia y compartir una situación de normalidad, creo que es de agradecer encontrar este tipo de iniciativas. 

P: ¿Ustedes son inclusivos o accesibles?  

R: En ese sentido, hay varias corrientes filosóficas [risas]. Para nosotros el turismo inclusivo es a lo que deberíamos de apuntar, es decir, que una persona pueda viajar con normalidad y sin ninguna barrera, independientemente de que tenga o no un problema de movilidad permanente o temporal, o incluso tenga una discapacidad sensorial. Eso para mí es inclusividad. Por ejemplo, que una familia con un carrito de bebé tenga la posibilidad de acceder a todos los sitios, eso es la inclusión. El turismo accesible es más que nada hacer accesible un sitio, es que la gente pueda acceder a ese sitio, es un tema filosófico. Nosotros no hacemos turismo inclusivo porque no hacemos turismo para viajeros, por ejemplo, con discapacidades sensoriales. Bueno, sí que los hacemos, pero no estamos especializados. Entonces, se podría decir que hacemos turismo accesible. El objetivo es hacer accesible un programa de ocio para que las personas puedan participar en él, en esa actividad. Ojalá todo el turismo fuera inclusivo. 

Parque Kruger (Sudáfrica). Foto: Vía Twitter (@T_Xperience)

P: ¿Hay destinos a los que es imposible viajar porque es imposible convertirlos en accesibles?

R: El imposible no existe. Hay destinos que cuentan con los servicios adecuados para un tipo de necesidad, y hay destinos que no cuentan con ese tipo de servicios. Por ejemplo, si tú quieres hacer un viaje en silla de ruedas y quieres usar la silla eléctrica en un país que no cuenta con un transporte adaptado adecuado, es imposible que esa persona pueda trasladarse desde el aeropuerto hasta el primer punto del destino. Lo que lo hace imposible son los servicios más que el destino en sí mismo. Hay destinos que “a priori” son o se ven desde fuera inaccesibles, pero cuando empezamos a investigar un poco descubrimos muchos recursos que permiten hacer ese destino accesible. Y si no puede ir con silla eléctrica, el usuario, con la información adecuada, podría viajar con silla manual. 
 

Nos encontramos con hoteles que igual tienen 4 habitaciones adaptadas, pero no están bien adaptadas. El hecho de que tengan una barra y un banco para la ducha no significa que sea una adaptación correcta.


P: A pesar de que no están especializados en organizar viajes para usuarios con limitaciones o discapacidades sensoriales, también los organizan. Cuando se habla de turismo accesible, siempre se tiende a hablar de personas problemas de movilidad y que usan sillas de ruedas. Aunque hay más discapacidades. ¿Cómo se pueden normalizar también las vacaciones de estos otros viajeros? 

R: Es una tarea compleja porque hay una cadena de accesibilidad que se tiene que cumplir en todos los eslabones, tanto para el turista que no tiene ninguna necesidad como para el turista que tiene una discapacidad. Para mí, el trabajo parte de las administraciones, porque los ciudadanos de a pie podemos proponer muchos cambios, pero si no hay un compromiso a nivel administrativo, es imposible concebirlo. Nos encontramos con hoteles que igual tienen 4 habitaciones adaptadas, pero no están bien adaptadas. El hecho de que tengan una barra y un banco para la ducha no significa que sea una adaptación correcta. Sin embargo, nadie le ha informado a ese hotelero de cómo tiene que adaptarlo. Le han puesto las barras y él cree que ya está, y después cuando llega el usuario y se encuentra con que no es adecuado. Para las personas ciegas o sordas existen muchos elementos que se siguen desarrollando, pero hay que aplicarlo. Ahora por suerte en España, con los fondos europeos, hay muchos ayuntamientos y administraciones de las comunidades autónomas que están trabajando duro para aprovecharlos y hacer accesible e inclusivos los destinos. Creo que en un futuro podremos disfrutar de esto, pero exige un compromiso muy grande de toda la cadena y, sobre todo, de conciencia de que se trata de un derecho para cualquier persona. 
 


 

P: En ocasiones existen grados de discapacidad que permiten a las personas desarrollar su vida con normalidad, pero le limitan a la hora de disfrutar de un espacio turístico. Todo el mundo se concentra en la movilidad cuando hay otro tipo de limitaciones que hacen que el disfrute turístico no sea completo, ¿no?

R: Me consta y sé de primera mano que los planes que se están poniendo en marcha en diferentes lugares, entre los que se incluye museos o galerías de arte, son completos. No están abordando solamente el problema de movilidad, que a lo mejor es lo que más fácil se ve, pero no lo es todo. Son más obvias las adaptaciones en cuanto a accesibilidad, pero si entras a un museo hay un bucle magnético para personas con baja audición o con discapacidades sensoriales de sordera. También existen audioguías que se están implementando cada vez más para los viajeros que tienen baja visión y no pueden ver el cuadro porque le han puesto una valla a un metro y medio de distancia. No se ven, pero están. Creo que en eso se está trabajando bien, a pesar de que va más lento de lo que querríamos. En Alemania conocí algunos recursos tecnológicos y prácticos para que una persona ciega, por ejemplo, pueda disfrutar de las vistas en el Parlamento Europeo con un sistema de audioguía y una caja táctil donde la persona estaba leyendo y tocando lo que tenía delante. Eso lo vi en Alemania hace 10 años, en España no lo he encontrado, por lo que sí que hay cosas por hacer. 

P: También hay conciertos para sordos… 

R: También. En el museo de Leipzig (Alemania) encontramos unos tubos que caían del techo y no sabíamos qué eran. El guía nos hacía tocar el tubo, y cuando lo tocabas y cerrabas los ojos, sentías la música. Una música sorda, que no se oye si no estás en contacto el tubo. Entonces, por las vibraciones se tiene acceso a eso. Existen formas, pero hace falta gente que esté decidida a implementarlo e invertir en ello. Ahora tenemos una oportunidad, dentro de 10 años no sé si seguirá existiendo una oportunidad igual como los fondos europeos. 

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