La mejora de la accesibilidad para personas con problemas físicos y psíquicos es un aspecto cada vez más tenido en cuenta en todos los sectores y el turístico no es una excepción. Una de las últimas y más modernas medidas para facilitar el tránsito de personas con movilidad reducida en los aeropuertos es la utilización de sillas de ruedas robóticas que funcionan de forma autónoma.

Varios aeropuertos en el mundo han implementado proyectos para incluir estos vehículos en sus instalaciones debido a la creciente demanda de personas con problemas motores o aquellas de avanzada edad. Recintos aeroportuarios como el de Winnipeg, en Canadá, Changi, en Singapur; o los de Narita y Tokio-Haneda, en Japón, llevan algunos años realizando pruebas con sillas de ruedas autónomas.


Los pasajeros que así lo demandan pueden, en muchos casos, solicitar el transporte a través de una aplicación móvil, en la que también se fijará el recorrido a realizar dentro de las instalaciones del aeropuerto. Estos robots en forma de sillas son capaces de seguir una ruta preestablecida o, en otros casos, forman una columna en la que la referencia es la primera silla, que sí está dirigida por una persona a través de un mando o joystick.

Lo que se consigue con la automatización de este proceso es poder atender a más personas sin tener que aumentar el personal destinado a esta labor.