Tras el nacimiento de Airbnb el concepto de economía colaborativa se extendió a todo el mundo. Cualquier ámbito económico es susceptible de seguir los pasos del portal de alquiler vacacional. Así, muchos ofrecen sus azoteas, su sofá, su mesa o sus conocimientos sobre destinos turísticos a través de ‘start ups’ (empresas tecnológicas) que no han dejado de surgir.
Una de ellas es Hipcamp, considerada como la Airbnb del camping. La página pone en contacto a los aficionados al camping con los propietarios de este tipo de establecimientos o con personas que quieren alquilar su propiedad en Estados Unidos.
La página web ofrece la posibilidad de buscar el lugar dependiendo de la localización, paisaje, actividades, servicios o acceso a mascotas. Además, incluye comentarios del resto de usuarios que pueden servir de guía para tomar una decisión al respecto. Ya suma un total de 13.599 espacios de campamento y cuenta con todo tipo de alojamientos como tiendas, cabañas, pequeñas casas o yurtas.
Según explica Alyssa Ravasio, CEO de la ‘start up’, su objetivo cuando inició la andadura en 2013 era hacer más fácil ir de campamento y alentar a la gente para que realizara actividades al aire libre. Y es que Ravasio es una amante del camping que se sentía frustrada ante la dificultad de encontrar lugares únicos en los que disfrutar o la imposibilidad de encontrar información en Internet. Al mismo tiempo, los espacios naturales públicos de Estados Unidos necesitaban un empujón, y es que el 30% del sistema Nacional de Parques Estatales de California corría el riesgo de cerrar por falta de ingresos.
Aumentando la oferta
Teniendo en cuenta ambos factores, la idea de Hipcamp resultó todo un éxito y actuó de salvavidas para muchos espacios naturales de Estados Unidos. Pero su rápido crecimiento ha tenido una consecuencia inesperada.. Tras comprobar que no había suficiente oferta para cubrir la demanda, Hipcamp optó por incorporar a propietarios privados en 2015.
Propietarios de terrenos, granjas, ranchos, viñedos, etc. se empezaron a interesar por la web y abrieron sus propiedades para el disfrute público.
Una cuestión de responsabilidad
Desde la compañía con sede en San Francisco, defienden este modelo de economía colaborativa asegurando que el beneficio es tanto para usuarios como para propietarios. Por una parte, los aficionados a la actividad tienen la oportunidad de encontrar espacios para ello, por otra, los arrendatarios generan ingresos adicionales que les permiten conservar sus tierras.
De hecho, este es uno de los aspectos que destacan en el portal, sosteniendo que el 60% del territorio de EE.UU. está en manos privadas y “es esencial para el futuro del planeta que mucha de esa tierra se mantenga sin explotar para preservar los hábitats salvajes”. Una tarea para la que consideran clave la presencia de campistas con conciencia medioambiental.
Esta no es la única ambición de Hipcamp, que pretende romper barreras culturales y estereotipos gracias al contacto entre a la diversidad de perfiles de sus usuarios y de los anfitriones. Así, este sistema fomenta el intercambio entre diferentes demografías: jóvenes-ancianos, urbanitas-población rural, conservadores-progresistas, etc.