La aerolínea islandesa Icelandair realizó el pasado viernes un aterrizaje con un Boeing 767 —el de mayor capacidad en su flota— en una pista de hielo del aeródromo de Troll, la base de investigaciones antártica de Noruega. La tripulación, formada por 20 personas, necesitó un total de 4 días y 42 horas para llegar desde el aeropuerto Keflavík, en Islandia, hasta el continente helado.
Concretamente, el vuelo involucró a 6 pilotos, 13 tripulantes y un ingeniero de vuelo y estuvo operado por Loftleiðir (la filial de Icelandair encargada de los vuelos chárter). Desde Keflavík (Islandia), el avión voló sin escalas hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde paró para repostar y donde se quedó parte de la tripulación. Tras esta pausa el aeroplano voló 4.332 kilómetros más hacia el sur hasta llegar a Troll.
En la base científica, el avión realizó una escala de 2 horas para descargar provisiones para los científicos que allí se quedaban y recoger a los investigadores que, después de 16 meses, volvían a casa. Tras otra escala en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), la expedición voló hasta Oslo (Noruega), donde se quedaron los pasajeros noruegos, y después el aeroplano volvió a su base en Islandia.
Según ha contado el comandante del vuelo, August Hakansson, las condiciones de aterrizaje en la estación de Troll fueron “mucho mejores de lo esperado”. “¡Y el peor clima de todo el viaje fue al regresar a Keflavík!”, cuenta el experimentado piloto.
Lo cierto es que la aerolínea islandesa ya contaba con experiencia en un vuelo de estas características, y es que esta es su segunda expedición, dándose la primera en 2015 con un Boeing 757-200.
Por su parte, la aerolínea rusa Titan Airways ofreció entre noviembre de 2019 y febrero de 2020 seis vuelos desde Ciudad del Cabo a la Antártida operados por Boeings 757 y 767. Asimismo, la chilena Aerovías DAP ofrece vuelos con cierta regularidad.