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“Es incomprensible escuchar que la gente sale de la facultad de turismo sin dominar el inglés"
Los profesionales turísticos analizan e identifican cuáles son las principales carencias de los egresados del grado de Turismo de la ULPGC
Cada año, 125 alumnos se inscriben en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) para estudiar el Grado de Turismo. Una vez concluida su formación en su alma máter afrontan la difícil incorporación a un mercado laboral, que además es totalmente cambiante —muestra de ello es el vuelco que ha dado el sector turístico en los últimos tres meses—.
Y es un inicio complicado de la travesía profesional, puesto que, según destacan las empresas turísticas, los estudiantes llegan con muchas carencias con respecto a las demandas reales del sector. Con la intención de analizar e identificar cuáles son las mayores diferencias entre lo que lo que necesita la industria y lo que realmente desarrolla la universidad, Tourinews ha reunido a profesionales de los diferentes eslabones de la cadena de valor turística con los principales representantes de la institución académica.
Los idiomas, la gran asignatura pendiente
Un tema recurrente que marcó toda la sesión fue la importancia que los idiomas tienen para todas las áreas del sector turístico y cómo los profesionales que llegan día a día a las empresas siguen mostrando graves carencias al respecto.
María Padilla, responsable de Formación y Desarrollo en Princess Hotels & Resorts, reclamó que “el Grado de Turismo es el único en el que no se exige certificado en idiomas”. “Se da por supuesto que tienen ese nivel y no lo tienen” reiteró. En este mismo sentido se pronunció Mapi Orihuela, directora de hotel en Corallium Dunamar de Lopesan Hotel Group, quien relató que habitualmente recibe a recién graduados que tienen problemas con los idiomas, “especialmente con el alemán a la hora de atender al cliente”. Asimismo, propone como solución “incentivar a que pasen un tiempo en Alemania. De forma similar, Iciar Gatell, directora Comercial Meeting Point Spain, recordó que un buen método es “fomentar sistemas de intercambio con otras escuelas de turismo”, afirmando que “el inglés no se aprende en un aula”.
Si Orihuela incidía en el alemán, Pablo Guillén, director comercial de Hoteles THe, puso el foco en las carencias en inglés: “Es incomprensible escuchar que la gente sale de la facultad de turismo sin dominar el inglés, pero es el primer pilar que tienen que arreglar”. Recomendó que las 5 horas que se imparten semanalmente para inglés, alemán, francés y chino se deberían concentrar totalmente en la lengua de Shakespeare. “En nuestra generación, hablar inglés te abría puertas. Vale más tener un inglés con C1-C2 que un B1 en dos idiomas. En la Europa que van a vivir nuestros hijos, todos van a hablar bien el inglés, es un vehículo fundamental de comunicación”, argumentó.
Alfons Claver, jefe de Comunicaciones y Asuntos Públicos para España e Italia de Norwegian Air Shuttle, puso el dedo en la llaga y comparó las habilidades idiomáticas de los españoles con la de un destino competidor como Portugal: “Los lusos hablan idiomas y cuentan con un producto con el que se compite directamente, como puede ser Madeira y Azores”. Se mostró positivo asegurando que es en el que se han producido avances pero insistió en que “no debemos aflojar incluso aunque veamos que estamos mejorando”. Además, recalcó que no basta con hablar inglés, sino que es necesario “hablarlo bien, a nivel argumentación”.
Ignacio Poladura, adjunto a la dirección general y dirección Comercial y de Marketing de Viajes Insular, señalo que “el tema de los idiomas es un problema cultural de España y que no podemos exigir a la ULPGC que enseñe idiomas a los alumnos”. De hecho, invitó a los principales representantes de la universidad a quitar los idiomas del temario: “En la universidad no se va a aprender idiomas, se aprenden otro tipo de cosas”. Deben venir con los idiomas ya aprendidos y consolidarlos en estancias en los destinos o en los mercados de origen”.
Juan Manuel Benítez del Rosario, decano de la Facultad de Economía, Empresa y Turismo de la ULPGC, admitió que quien se vaya a incorporar al sector turístico “tiene que tener como mínimo dominado el inglés” y que eso no se lo puede dar el Grado de Turismo. Al respecto, Ignacio Moll, editor de Tourinews, admitió que no es necesario que sea la universidad quien se haga cargo de formar en idiomas, pero sí al menos debería exigir unos requisitos en idiomas como condición para entregar al alumno el título en graduado en Turismo.
Rafael Robaina, rector de la ULPGC, explicó que han intentado dar respuesta a este problema con la puesta en marcha en el curso 2018/2019 con el doble grado que combina la titulación de Turismo con Traducción e Interpretación Inglés y Alemán. “Hemos intentado que salgan con un alto nivel de idiomas: uno muy bueno, uno bueno y uno medio, son 20 personas, pero son la élite. Son a los que hay que entrevistar, para que los demás vean que no es lo mismo pasar por la universidad a que la universidad pase por ti", recalcó el Magnífico.
Otras carencias de más difícil solución
“Lo que me encuentro, incluso en la entrevista es gente sin ilusión. En las prácticas, cuando empiezan a hablar, lo primero que hacen es preguntar por los días libres, horarios, etc. Tienen que entender que el turismo es muy sacrificado, tiene turnos, se libra entre semana, etc.”, planteó María Padilla, que acostumbrada a entrevistar a candidatos enumeró los “debes” de los principiantes: “Me encuentro chicos que están muy preparados pero que fallan en la comunicación oral, puede ser un punto algo más trabajado. Son flexibles, digitalizados, creativos, tienen muchas cosas buenas, pero sí es verdad que están un poco desligados de la vocación al servicio, orientación al cliente”.
A la hora de describir a su candidato ideal pido como requisitos que tengan ganas e ilusión y que hayan hecho algo más que estudiar: “Talleres de habilidades, prácticas voluntarias, etc. Que hayan tenido más contacto con la empresa. Que tengan un poco más de rodaje, de músculo”.
Mapi Orihuela subrayó que “la actitud es muy importante y a veces parece que no entienden lo que significa trabajar en hostelería. Es un sector sacrificado, por el que tienes que renunciar a muchas cosas”. Asimismo, comentó que en lo que es en el funcionamiento del hotel tienen una laguna entre la teoría y la práctica: “No sé si se podría hacer que tuviesen una práctica desde el primer año y no en el cuarto”. En la lista de tareas para los nuevos profesionales turísticos también marcó que deben “aprender habilidades directivas, liderazgo, comunicación eficaz y trabajo en equipo”.
Con relación a la falta de vocación, el rector Rafael Robaina expuso que con la universalización de la formación llega a la universidad mucha más gente y que “lo que antes era un grupo medianamente seleccionado con el que se trabajaba mejor”, ahora es una “gran cola de cometa que tiene que ser asistida”. “Ustedes reciben el impacto de alguien que no tiene ilusión porque es cola de cometa”, apostilló. A su vez, dijo que “es el mercado quien debe decirle que el título no sirve para nada porque no tiene actitud ni aptitud”.
Por último, invitó a reflexionar sobre un posible cambio de modelo en las prioridades de los nuevos trabajadores y la importancia para ellos del tiempo libre y la vida personal en contraposición a la vocación de servicio: “Hemos creado un mundo en que el cliente estaba en una posición central y a lo mejor hay que cambiarlo”.
Dominio de las redes sociales pero no de la tecnología
Si algo se espera de las nuevas generaciones es que tengan una mayor alfabetización tecnológica al tratarse de nativos digitales, sin embargo, en este aspecto también se observan ciertos déficits formativos. “Hemos recibido alumnos que creen que dominan la tecnología, pero que al final se traduce solo en saber usar las redes sociales. Creen que manejar cuatro apps es tecnología y va mucho más allá”, indicó Ignacio Moll, quien también añadió que “no saben utilizar la tecnología e incluso cometen errores graves a la hora de escribir y a la hora de expresarse”.
Pablo Guillén, matizó que es preocupante encontrar esas carencias, más si se tiene en cuenta que en tecnología, la hostelería está “en la edad de piedra” con respecto a otros sectores”. “El 90% de los departamentos de contratación siguen funcionando en Excel e incluso en hojas de papel”, concluyó.
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