En 1935, el capitán estadounidense Alexander Peabody y su visión futurista transformaron los restos de un ferry consumido por un incendio en uno de los barcos más llamativos de la época, convirtiéndose en el primer ferry aerodinámico y uno de los objetos construidos por el hombre más fotografiados de la época. Hablamos del Motor Vessel Kalakala (MV Kalakala).
Pero la historia de este revolucionario ferry comienza mucho antes y con otro nombre. Concretamente, como el ferry Peralta, que en abril de 1926 comenzó a operar la ruta para transportar pasajeros entre Oakland y San Francisco (Estados Unidos). Durante sus primeros años, fue el transbordador más grande y famoso de la costa oeste, pero dos trágicos accidentes marcaron su trayectoria. La primera tragedia ocurrió en febrero de 1928, cuando la proa del buque se hundió mientras los pasajeros desembarcaban en el puerto de Oakland y cinco personas perdieron la vida. El segundo accidente ocurrió cinco años después, en mayo de 1933, cuando un incendio se desató en el garaje de trenes adyacente a la terminal donde se encontraba amarrado el ferry durante la noche. El fuego alcanzó el barco y, consecuencia de las llamas, su estructura se cayó a pedazos, sobreviviendo solo su casco de acero.
La aseguradora declaró el ferry siniestro total y lo envió al desguace, pero el capitán Alexander Peabody, propietario de Puget Sound Navigation Company (PSNC), hizo una oferta para quedarse con los restos del Peralta. La Puget Sound Navigation Company, también conocida como Black Ball debido a la insignia de su bandera, era una compañía de transporte marítimo consolidada que buscaba un nuevo buque distintivo de la marca, que fuese moderno y llamara la atención del público.
Tras ser adquiridos por la compañía de transporte marítimo, los restos del Peralta fueron remolcados hasta Seattle (Estados Unidos) para proceder con su remodelación. El trabajo se extendió durante dos años. Lo primero que hicieron fue retirar los restos de la estructura y el interior del ferry, dejando el casco vacío y desnudo. La cubierta principal se redujo hasta los 17 metros, ya que antes se extendía más allá de la amura del casco, y la eslora se mantuvo en los 84. Además, gracias a su motor, el transbordador podía desplazarse a una velocidad de 18 nudos, cinco nudos más rápido que cualquier otra embarcación de la época. Sin embargo, sería su superestructura la que haría famoso a este buque. De hecho, lo convirtió en el segundo objeto más fotografiado de la época, tan solo por detrás de la Torre Eiffel de París (Francia).
Una estructura futurista que buscaba simular un avión
Para la estructura del barco, Alexander Peabody quería algo moderno y llamativo, que posicionara a su compañía en el futuro. Siguiendo la corriente art decó, que introdujo los primeros elementos del aerodinamismo en el campo del diseño industrial en aquella época, el capitán encargó el diseño de la superestructura a Louis Proctor, ingeniero de Boeing. Cuando Proctor enseñó los planos del transbordador a Peabody y su esposa, la Sra. Peabody sugirió que el barco “debía ser más redondo”. El ingeniero atendió el requerimiento de la señora y modificó sustancialmente el diseño. El resultado trascendió los sueños de Alexander Peabody: se trataba del primer buque aerodinámico del mundo. Las formas redondeadas de la embarcación no se parecían a nada visto hasta la época, gracias a la soldadura de arco eléctrico, introducida en 1920, que sustituía al tradicional remachado para la unión continua de las planchas de acero que la formaban. El puente de mando copiaba al de un avión y sus alerones, que se extendían hacia los costados de la nave, tenían el propósito de evocar unas alas.
El interior del buque también seguía esta tendencia futurista. Contaba con un amplio espacio principal para los pasajeros y otras estancias raramente vistas en los transbordadores de aquella época: salón para las mujeres, bar, restaurantes, duchas y un garaje con capacidad para 110 vehículos.
En este punto, Alexander Peabody se preguntó cómo podría llamarse el barco. “Kalakala”, sugirió William O. Thorniley, el publicista de la Black Line, que significa “pájaro” en la lengua de los nativos Chinook, una etnia originaria de Oregón y Washington (Estados Unidos). El nombre estaba totalmente alineado con el diseño volador del barco. Curiosamente, así se inició la tradición de denominar con nombres indígenas a todos los barcos de la flota de transbordadores del Departamento de Transportes del Estado de Washington.
El Kalakala hizo su viaje inaugural el 3 de julio de 1935, convirtiéndose en el icono de Seattle desde el primer día. Por todo el país circulaban tarjetas postales en las que se mostraba el nuevo transbordador, pasando a ser una sensación internacional. Incluso, durante la Feria Mundial de Seattle de 1962, este buque sin ángulos fue votado como la segunda atracción más importante de la citada ciudad, quedado únicamente por detrás del célebre Space Needle. Durante seis años, el ferry operó la ruta de ida y vuelta en el estrecho de Puget entre Seattle y Bremerton, seis veces al día. Durante el verano, también realizaba cruceros durante la noche con música de orquesta en directo.
Inconvenientes en el diseño
Pero el espectacular diseño del barco también presentaba inconvenientes. Los pequeños portillos del puente y la forma de la estructura hacían imposible que, desde allí, se viera la proa del buque, complicando mucho las tareas de atraque en el muelle. Por otra parte, su estructura de aluminio y color plateado lo hacía invisible entre la niebla, aumentando los riesgos de accidente durante su operación. Aunque a la PSNC le hubiera gustado que el Kalakala fuera conocido como el “Silver Swan”, que en español significa cisne de plata, el barco pronto fue conocido con otros apodos menos elogiosos como “Silver Slug”, “Silver Beetle”, “Galloping Ghost of the Pacific Coast” y “Kackerlacka”, este último muy extendido entre la comunidad escandinava de Seattle y que significa “cucaracha”.
La entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial hizo que el barco pasara a ser parte del servicio del esfuerzo de guerra para transportar soldados y trabajadores de la base naval de la US Navy en Bremerton (Estados Unidos). Tras la guerra, el buque volvió a su servicio habitual, aunque con una importante novedad: el 14 de febrero de 1946 comenzó a operar usando un equipo de radar en su recorrido. Se trata de del primer uso comercial de un radar en un barco en cualquier parte del mundo, con la licencia número 001 de la comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos.
La subida de los costes de operación tras la guerra ahogó a la Puget Sound Navigation Company, que se vio obligada a vender su parte americana del negocio al Departamento de Transportes del estado de Washington en 1951, ante la prohibición de subir el precio de los billetes. La PSNC continuó operando en Canadá, mientras que al sur de la frontera se creaba la Washington State Ferries que, entre otras naves, se quedó con el Kalakala. Poco a poco, el buque empezó a quedarse anticuado, algo que se acentuó con la entrada en servicio de los nuevos transbordadores de la clase Evergreen State en 1954. Además, el aumento del tamaño de los automóviles en los años 50 también redujo la capacidad de transporte del Kalakala. Finalmente, tras 32 años de servicio, el 7 de agosto de 1967, el buque fue retirado y trasladado a las instalaciones de la Washington State Ferries en Míchigan (Estados Unidos).
Fue entonces cuando el Kalakala inició su nueva vida como planta de enlatado de cangrejo al sur de Alaska (Estados Unidos). Los nuevos propietarios, una compañía del sector del marisco, retiraron todos los elementos del interior de la nave para convertirla en una fábrica. En 1984, Peter Bevis, un artista de Seattle, redescubrió el Kalakala y decidió recuperarlo. En ese momento, comenzó una odisea de más de 25 años en los que el barco fue vendido y trasladado varias veces, acompañado de diferentes proyectos para su restauración que no tuvieron éxito. Finalmente, en 2011 y tras seis años en Tacoma (Estados Unidos), el Kalakala fue designado como un riesgo para la navegación, debido a su pésimo estado de conservación, y en enero de 2015 retiraron el buque a un dique seco para su desguace. Algunos de sus elementos, como los portillos o la rueda del timón, fueron rescatados para ser vendidos como recuerdos. Es lo único que se pudo salvar del primer barco aerodinámico de la historia de los Estados Unidos y del mundo.
MÁS FOTOS DEL BARCO EN ESTA GALERÍA
Kalakala
Mural en Seattle en honor al MV Kalakala, uno de los principales atractivos turístico de la ciudad de su época
Kalakala en el puerto. Foto: Geoff Robison
Detalles del estado del MV Kalakala en 2004. Foto: Barnaby Dorfman
Ferry Kalakala tras ser retirado de servicio. Foto: Geoff Robison
Postal con la imagen del MV Kalakala
Parte trasera de una postal con la imagen del Kalakala
MV Kalakala en 2004. Foto: Barnaby Dorfman
Kalakala tras ser retirado de servicio. Foto: Geoff Robison