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“Buscamos el equilibrio entre la integración en el entorno y la comodidad”
José Serrano, propietario de Enkewa Camp, destaca que, gracias a los safaris y viajes en busca de la naturaleza, Kenia ha podido seguir recibiendo “un número de viajeros constante” durante la pandemia
“Buscamos el equilibrio entre la integración en el entorno y la comodidad”, explica José Serrano, propietario de Enkewa Camp, en una entrevista en exclusiva para Tourinews. Enkewa Camp es un campamento de safaris ubicado en la Reserva Nacional de Masai Mara (Kenia) que se caracteriza por ser un alojamiento ecológico integrado en el medio, respetando la naturaleza y la cultura local.
Serrano explica que, desde que llegó a Kenia, ha experimentado un asentamiento natural basado en “el respeto y la comprensión” de la comunidad masai. Esta evolución se refleja en el campamento y, gracias a ello, Enkewa Camp puede ofrecer una experiencia completa y auténtica. Además, asegura que este tipo de viajes que garantizan la privacidad y el distanciamiento social ha hecho que Kenia haya podido seguir recibiendo viajeros “por encima de la media”.
Pregunta (P): ¿Qué es Enkewa Camp?
Respuesta (R): Enkewa Camp es un campamento de safaris. Está ubicado en la Reserva Nacional de Masai Mara (Kenia) y es mi casa y la del equipo con el que convivo desde hace casi 15 años. Es un tipo de alojamiento integrado en el medio, en uno de los lugares mas vírgenes del planeta, desde donde procuramos ofrecer una experiencia única y alejada de las rutas más transitadas.
P: ¿Cuál es su principal atractivo?
R: Yo creo que su principal atractivo es precisamente ese equilibrio en la integración, respetando el entorno donde estamos, pero sin sacrificar ciertas comodidades. Además, integrando a la comunidad local, que es una parte importantísima de la experiencia de los viajeros que nos visitan.
P: ¿Cuántas personas puede recibir Enkewa Camp al mismo tiempo?
R: Tenemos siete habitaciones, una de ellas familiar, que puede albergar a familias de cuatro o cinco personas. Normalmente, la capacidad máxima suelen ser unas 20 personas al mismo tiempo.
P: ¿Qué tipo de habitaciones ofrecen?
R: Son tiendas de campaña, pero bastante amplias, elevadas sobre plataformas de madera y con vistas a la sabana. Están equipadas con una cama de dos por dos, una zona de descanso y baño privado, como podríamos tener en un hotel en cualquier parte del mundo.
P: ¿Qué actividades se pueden realizar en el entorno del campamento?
R: Al estar ubicados dentro de la reserva y en una zona muy poco transitada, la principal actividad es salir de safari para conocer el paisaje y la fauna que nos rodea. Estamos ubicados justo en medio del corredor de acceso de la gran migración de ñus y de cebras procedentes del Serengueti, lo que significa que un millón y medio de ñus y cebras pasan literalmente rodeando el campamento. Además, es una ubicación muy buena para ver felinos como leopardos y guepardos, aparte de numerosas manadas de leones que rodean el campamento. En la zona también se puede encontrar el rinoceronte negro, que es dificilísimo, elefantes… Prácticamente de todo. También accedemos al río Mara para ver el cruce. Al margen de los safaris, las cascadas del río River nos quedan a 10 minutos, solemos parar para ver la puesta de sol en lugares espectaculares y podemos conocer la cultura masai sin artificios y la autenticidad de sus tradiciones. De hecho, los martes también podemos conocer el mercado local.
P: ¿Cómo se gestionan los residuos en un ecolodge como Enkewa Camp?
R: Diría que prácticamente igual que en cualquier otra zona. Nosotros reciclamos la mayor parte de los residuos que generamos, tanto plásticos, cartones, metales, cristales como residuos orgánicos. Luego, para las aguas grises tenemos diferentes zonas con fosas sépticas que se vacían periódicamente.
"Teníamos el reto de alinearnos con una comunidad local que no tenía ninguna experiencia en el sector turístico, pero eso lo hizo todavía más especial"
P: ¿Quién define la capacidad de carga del territorio?
R: La Reserva Nacional de Masai Mara tiene un plan de gestión que determina la capacidad. Nosotros tenemos licencia para nueve habitaciones, pero dentro de la capacidad que nos otorga la licencia, hemos decidido adaptarla, pensando en la búsqueda del equilibrio entre asentarnos en una zona, respetarla y no masificarla. Para nosotros, esta ha sido la fórmula para controlar el impacto que podríamos ocasionar. Cuantas más habitaciones, más vehículos de safari y mayor impacto. Por lo que consideramos que siete habitaciones –que son cuatro o cinco vehículos– son suficientes para poder disfrutar de la zona con privacidad y reducir el impacto.
P: ¿Le ha costado mucho adaptarse a la cultura y el medio masai?
R: Al principio fue un tira y afloja, una especie de tanteo. Yo llegué siendo muy joven, por lo que fue un asentamiento natural. Precisamente, campamento tal y como lo conocemos hoy es el resultado de esa evolución, tanto mía a modo de inversor como del equipo. Todos hemos entendido muy bien cuál era la dirección que debíamos tomar. Además, nosotros teníamos el reto añadido de alinearnos con una comunidad local que no tenía ninguna experiencia en el sector ni en ninguna de las labores que desarrollamos en el campamento, pero eso lo hizo todavía más especial. Desde luego, hoy en día es algo de lo que nos sentimos muy orgullosos.
P: ¿Cómo se forja una relación entre dos culturas tan diferentes?
R: Yo creo que el secreto ha sido el respeto y la comprensión. Es una comunidad asentada en una zona poco desarrollada y sin acceso a algunos servicios básicos como la sanidad, por lo que comprender que esas necesidades eran prioritarias y comprometernos a intentar mejorar esas condiciones, incluso antes de empezar a desarrollar el negocio, fue algo que hizo que ellos entendieran que iban a tener un retorno por el hecho de facilitar el desarrollo de un proyecto como el nuestro. También aprendí a hablar suajili –que es el idioma con el que me comunico con mi equipo– y creo que eso también ha facilitado mi asentamiento en la zona porque, de alguna manera, han visto que he procurado integrarme y respetarles.
P: Las experiencias que ustedes ofrecen podrían considerarse turismo burbuja, una modalidad en auge tras la pandemia. En relación a esto, ¿han notado algún cambio en el número de visitas o el tipo de cliente que llega, por ejemplo?
R: El impacto del Covid-19 ha sido real, al principio fue un frenazo por completo. Pero es cierto que, por el concepto y la naturaleza del viaje, la única complicación es llegar, pero una vez estás en el destino estás en espacios abiertos, en un alojamiento pequeño en el que tienes contacto con pocas personas y, cuando se mantienen las medidas, se reduce muchísimo el riesgo de cualquier problema. Entonces, a pesar de que lo hemos notado muchísimo, cuando hemos podido recibir viajeros, hemos podido operar con relativa normalidad. Esta última ola de contagios hizo que tuviéramos alrededor de un 50% de cancelaciones o viajes que tuvieron que ser pospuestos por positivos o por cancelaciones de vuelos. Pero tengo la sensación de que ya se empieza a recuperar otra vez la normalidad, por lo menos en la planificación, y que la gente que conoce cómo es este tipo de viajes entiende que es de los viajes más seguros que se pueden hacer. Yo creo que Kenia ha sido de los destinos, por lo menos en África, aunque probablemente también a nivel mundial, que más o menos ha podido manejar la situación de una forma razonable y que ha seguido recibiendo un número de viajeros constante y por encima de la media.
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