Lenka Vikova es una de las grandes forjadoras de los lazos turísticos que unen la República Checa con Canarias. Desde su experiencia de casi 40 años en el sector, la presidenta del touroperador Canaria Travel y copropietaria de la aerolínea Smartwings cree que ha llegado el momento de que ambos destinos replanteen sus estrategias para salir del callejón de una masificación que le da “mucha pena”.
Pregunta (P): Usted conoce bien los flujos turísticos entre República Checa y Canarias (España). Ambos destinos acusan una saturación de visitantes. ¿Qué soluciones propone?
Respuesta (R): En Praga quieren regular el tema de Airbnb, como ocurre ahora en todos los destinos turísticos. Pero entiendo que esto va a resultar una tarea muy difícil de llevar a cabo. Hay otras cosas que sí podemos hacer. Yo pienso que estos productos de viajes baratos, baratísimos, como los billetes de avión a 20 euros, no son un buen camino en este sentido, no ayudan a nadie. Replanteándonos esos precios podríamos lograr algo. Creo que otra buena idea sería diversificar el destino, enseñar no solo el centro de Praga o el sur de Gran Canaria, sino también Moravia o, en el caso de la Isla, la capital y sus pueblos.
P: El gran despegue turístico en Canarias arrancó en los 60, mientras que el checo se da tras la caída del bloque soviético; pero el resultado, en términos de masificación, ha sido similar. Usted, como protagonista del sector desde 1985, notará un cambio importante, ¿no?
R: Hoy vemos todo este turismo basura, que ni siquiera cuida el medioambiente. Molesta toda esta gente joven que viene a hacer una despedida de soltero y a emborracharse y luego dejan las calles llenas de botellas de whisky. Ese no es el turismo que tenemos que atraer a nuestros destinos, sino promocionar productos de mayor calidad. A mí me da mucha pena que el turismo haya llegado a estar tan masificado.
P: Además, las poblaciones residentes están comenzando a manifestar su hartazgo…
R: Es que este turismo del que hablamos supone una mala calidad de vida para la gente que vive en el centro de las ciudades. En el caso de Praga, quienes aún viven en el casco histórico son personas mayores, que llevan toda su vida ahí y ahora sufren todas las consecuencias de esta aglomeración. Está claro que no todos los turistas que visitan Canarias o Praga pueden pagar un hotel de cuatro o cinco estrellas, pero algo habrá que hacer, aunque tengo dudas de cómo hacerlo. Cómo hacer para que venga un turismo más noble a nuestros destinos.