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Lufthansa solo deja en el aire 63 de sus 763 aviones
Carsten Spohr, presidente del grupo aéreo, sostiene que el sector no sobrevivirá sin ayudas públicas
El mayor grupo aéreo de Europa, Lufthansa, ha anunciado que la crisis del coronavirus Covid-19 ha provocado que 700 de sus 763 aviones permanezcan en tierra, en consecuencia del desplome de la demanda y de las restricciones de viaje aplicadas por los diferentes países.
Así, el holding conformado por Austrian Airlines, Edelweiss, Lufthansa, SWISS, Eurowings, Germanwings, Eurowings Europe y Brussels Airlines solo mantiene el 5% de sus vuelos regulares. No obstante, también está operando vuelos de repatriación.
"La propagación del coronavirus ha llevado a la economía mundial y a nuestra empresa a un estado de excepción hasta ahora desconocido", ha declarado el presidente del grupo, Carsten Spohr, durante la presentación de sus resultados financieros de 2019 realizada en la mañana del jueves.
El ejecutivo ha reclamado ayudas estatales para que las aerolíneas puedan soportar esta crisis: “Cuanto más dure esta crisis, es más probable que el futuro de la aviación no pueda garantizarse sin ayudas estatales”. Y es que según estimaciones de IATA, tres cuartas partes del sector solo cuenta con el suficiente efectivo como para aguantar tres meses.
Planes de recortes en Lufthansa
Ante esta perspectiva, Spohr defiende que el grupo tiene que “contrarrestar esta situación extraordinaria con medidas drásticas y, a veces, dolorosas".
Lufthansa ha cancelado el dividendo que estaba previsto y está implantando planes de ahorro. Asimismo, están estudiando la posibilidad de utilizar aviones de pasajeros (sin clientes a bordo) para incrementar la capacidad y las operaciones de cargo del grupo.
No obstante, cuentan con 4.300 millones de liquidez, tras recaudar en las últimas semanas 600 millones en fondos adicionales. Explican, asimismo, que disponen de líneas de crédito no dispuestas por 800 millones.
Un mal 2019
En lo que respecta a los resultados económicos de 2019, la compañía cerró un año en el que a pese a registrar beneficios, la tendencia es negativa. Y es que el beneficio neto consolidado cayó un 44%, hasta los 1.200 millones de euros (2.200 millones de euros en 2018).
Pese a que los ingresos aumentaron en un 2,5% (hasta los 36.400 millones de euros), los resultados se han visto muy lastrados por el enfriamiento de la demanda y por un aumento de 600 millones de euros en los costes por combustible.
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