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Mallorca llega al límite: el Consell reduce el techo de plazas turísticas con el beneplácito de los hoteleros

De las 430.000 plazas actuales, se pasa a un tope de unas 412.000 —unas 308.000 del sector hotelero y unas 104.000 para el alquiler vacacional—

Mallorca ha llegado al límite turístico. Al menos así lo ha validado el propio Consell insular con la última medida aprobada, mediante la que reducirá el techo de plazas turísticas actual. Concretamente, de las 430.000 actuales, pasará a unas 412.000.

Así lo ha anunciado esta mañana en rueda de prensa el presidente del Consell mallorquín, Llorenç Galmés, acompañado del consejero de Turismo, José Marcial Rodríguez. Asimismo, Galmés ha detallado que, de las plazas que quedan operativas, unas 308.000 pertenecen al sector hotelero y las 104.000 restantes al alquiler vacacional.
 


En esta línea, Galmés ha anunciado que se acometerá también una modificación del Plan de Intervención de Ámbitos Turísticos (PIAT), lo que llevará a la isla a mantener su competitividad manteniendo la clave en la productividad de su oferta.

Por último, tanto Galmés como Rodríguez han revelado que, al mismo tiempo, se continuará protegiendo y garantizando la seguridad jurídica de toda la oferta legal en el sector turístico, lo que implica al mismo tiempo luchar contra la oferta ilegal, sea del tipo que sea y opere en el sector que opere. 

Los hoteleros, de acuerdo
 

La reacción de los hoteleros al límite de plazas turísticas en la isla no se ha hecho esperar y ha llegado de manos de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM). En este sentido, desde la patronal aseguran que su máxima ha sido siempre la de “crecer en valor y no en volumen, de más a mejor”, por lo que aseguran sentirse “alineados” con la decisión de decrecimiento de plazas.

María José Aguiló, vicepresidenta ejecutiva de la FEHM.

Asimismo, los hoteleros no dudan en señalar a la vivienda vacacional como culpable de la sensación de saturación con la que viven los mallorquines. “Resaltamos que la proliferación desorbitada del alquiler vacacional, bajo la mal denominada economía colaborativa, y la irrupción de las plataformas digitales, provocó un trasvase de usos, que conllevó la invasión del uso turístico al que debía ser residencial. Lo cual, sumado al incremento demográfico y a la ausencia de planificación y dimensionamiento de las infraestructuras y servicios, ha desembocado en el escenario actual”, afirman.

 

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