De un tiempo a esta parte, muchos son los usuarios que han caído en la cuenta de que ciertas líneas aéreas les separan de sus acompañantes. Es decir, facturan dos personas que han comprado los billetes juntas pero acaban colocadas en filas diferentes. Posteriormente, la compañía ofrece la posibilidad de sentarse juntos pagando por el cambio de asiento. De hecho, una pasajera denunciaba en Tourinews dicha práctica, afirmado que había comprado su billete y el de sus hijos en el mismo momento y, sin embargo, les ubicaron en diferentes filas. La solución para ello era sencilla: pagar o depender de la buena voluntad del resto de pasajeros para que intercambiaran su ubicación y le facilitaran el viaje al lado de sus hijos.
El pasado mes de febrero, la Autoridad de Aviación Civil de Reino Unido (CAA, por sus siglas en inglés) abrió una investigación para averiguar si las aerolíneas del país estaban separando intencionadamente a los pasajeros para empujar a que estos pagaran por elegir asiento. Para ello, elaboró una encuesta entre más de 4.000 usuarios que decidieron no pagar por sentarse junto a su acompañante. El 18% de los encuestados aseguró que les habían separado de su grupo y, además, revelaba que una de las aerolíneas que más realizaba esta práctica era Ryanair, que les llegó a aislar hasta en el 35% de las ocasiones, casi el doble que la media.
En el programa de radio Bungalow103 denominado ‘Comercio de Asientos: el nuevo negocio de las aerolíneas’, César Muñoz, tripulante de cabina con más de 20 años de experiencia, afirmó que desde la llegada de las aerolíneas 'low cost', las compañías intentan que el usuario “pague por prácticamente todo”, ya que de otro modo no sería sostenible “comprar billetes a 25 euros”. Una afirmación que está apoyada por una investigación realizada para el diario 'The Independent' por el periodista británico especializado en viajes Simon Calder. En ella se afirma que los usuarios de las aerolíneas de bajo coste se están acostumbrando a “pagar por servicios que solían ser gratuitos” como, por ejemplo, que “personas o grupos que han comprado el billete a la misma vez tengan la posibilidad de sentarse juntas”. Calder afirma en su investigación que Ryanair “comenzó a popularizar que parejas o grupos que viajaban juntos fueran sentados en diferentes filas” y además, refleja que si no se paga el sobrecoste “hay más probabilidad de sentarse en el asiento del medio del avión”.
Por su parte, desde la propia Ryanair afirman que la separación de asientos se debe únicamente al sistema al informático, por lo que no existe premisa previa para separar a los usuarios adrede. Respecto al caso específico de los adultos que viajan junto a niños señalan que “todos los niños menores de 12 años reciben un asiento reservado gratuito”, eso sí, “es obligatorio que el adulto que viaje con él compre la asignación de su asiento”. Según explica la aerolínea irlandesa en su propia web, los padres deberán pagar 4 euros.
Ya sea por el sistema informático o no, y teniendo en cuenta las excepciones, lo que está claro es que la plataforma digital de venta de billetes de Ryanair es insistente a la hora de vender asientos. De hecho, si se decide avanzar en el proceso de compra sin reservar uno, la propia página web lanza una ventana emergente advirtiendo de las ventajas y su precio de reservar cada tipo de plaza.
Otra de las aerolíneas de bajo coste por excelencia es Norwegian. Según declaraciones de Alfons Claver, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Norwegian, para las ondas de Capital Radio, dependiendo del tipo de tarifa que escoja el usuario Norwegian "asigna un asiento u otro”. Concretamente, explica, la tarifa “low fare” es la que implica que el sistema informático otorgue asientos aleatorios. Sin embargo, Claver recalca que en Norwegian "no se separan familias ni grupos" y, si así ocurriera, "la compañía hace todo lo posible por sentarlos juntos dentro del avión".
Tal y como aduce Claver, la práctica de asientos aleatorios se debe a que existe un tipo de pasajero que "vuela a precio y está dispuesto a renunciar a servicios por pagar menos". Sin embargo, explica que la mayoría de los pasajeros de Norwegian "suelen elegir tarifas en donde tienen el derecho de reservar asientos”, englobadas bajo las denominaciones “Low Fare Plus” o 'Flex'. Para el directivo, la venta de asientos es una de las consecuencias de la "democratización de los precios de las aerolíenas" y revela que antaño "se pagaba mucho más por volar y se esperaba que fuera una experiencia de primer nivel", no obstante hoy día "existe un pasajero que considera que hay servicios superfluos para su viaje que no quiere pagar".
En definitiva, la venta de asientos para las aerolíneas se ha convertido en los últimos años en una fuente más de ingresos más para las compañías. Tanto es así que Aviación Civil Británica (CAA) afirmó, en el estudio anterioremente citado, que en Reino Unido habrían ganado unos 444,6 millones de euros realizando esta práctica. Sin embargo, lo que llama la atención no es el pago del asiento, sino cierto oscurantismo con respecto a la práctica, ya que no se le explica claramente al consumidor que está obligado a pagar si no quiere estar separado de su acompañante de vuelo.