Hoy, 5 de julio, se celebra el Día Internacional del bikini, una icónica pieza de baño cuya llegada a las playas de España fue uno de los símbolos de la apertura y el desarrollo turístico del país que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los líderes mundiales en la industria vacacional.

Aunque está disputado —Marbella (Málaga) y Santander (Cantabria) también reclaman este honor—, la pionera fue Benidorm (Alicante), por entonces, un pueblo de pescadores con apenas 4.000 habitantes y hoy todo un destino en mayúsculas que registró más de 15 millones de pernoctaciones en 2023.

En el año 1953, su alcalde, Pedro Zaragoza, dio autorización para que este tipo de bañador fuese utilizado en sus playas y esto causó furor entre las turistas europeas que ya habían puesto sus ojos en el destino y, poco a poco, fue calando entre los locales, llenando las costas de diferentes colores y diseños. El éxito del bikini en Benidorm fue plasmado en el primer posado con esta prenda en España, protagonizado en 1955 por la actriz Beatriz Ledesma.

"Cuando empezó el turismo de masas en España en los años 60, los bikinis estaban prohibidos en la playa, la Guardia Civil venía a llamar la atención a las chicas francesas que estaban en bikini. La sociedad española tuvo que elegir: o queríamos turismo o manteníamos del estado statu quo, y evidentemente ganó el turismo. Ya no había guardias civiles suficientes para llamarles la atención, ni para controlar todos los libros prohibidos que pasaban la frontera. El turismo ha sido uno de los factores de democratización más importantes que ha llegado a España", relató en una entrevista con Tourinews el periodista y fundador de Turespaña, Ignacio Vasallo.