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“La regulación del alquiler turístico llega muy tarde y va a generar mucha controversia”

Ramón Estalella, secretario general de CEHAT, analiza las causas de las protestas contra el modelo turístico en Canarias y propone soluciones para una mayor "sostenibilidad social"

“Lo que se ha producido en Canarias es un problema de sostenibilidad social”, afirma Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) y  del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH).

En una entrevista con Tourinews, analiza las causas que han provocado las protestas contra el modelo turístico en Canarias y propone soluciones que se han implantado en otros destinos y que pueden ser aplicables en el archipiélago e incide en la necesidad de escuchar a los residentes a la hora de llevar a cabo la planificación turística. "Es más urgente que nunca", recalca.

Pregunta (P): ¿Hay preocupación por el movimiento social en Canarias que está pidiendo un cambio de modelo turístico?

Respuesta (R): Preocupación no es la palabra. Lo que nos encontramos es un nuevo reto y es que los residentes de Canarias, al igual que ya había pasado en otros lugares de España y del mundo, empiezan a percibir, por determinadas razones, que el turismo genera consecuencias o externalidades negativas que les afecta en su vida. Por ello, empiezan a no aceptar el hecho turístico como sí lo hacían anteriormente.

P: ¿Por qué ha ocurrido?

R: Eso se produce por determinadas circunstancias en algunas zonas y momentos concretos. En algunos lugares es por una saturación de personas que hace que sea inviable la convivencia. En otros puede ser por el incremento de los precios generado por la llegada de turistas y hace que los residentes no puedan estar a la altura de ese nivel de precios y se les haga más difícil vivir, como ocurrió en Formentera. En otras zonas es por la dificultad de los residentes para acceder a la vivienda, que obedece a muchas circunstancias, no solamente al turismo, sino también a la falta de un incremento de la oferta y a la gran demanda que existe.

P: Esto se ha producido en un momento en el que en el mundo del turismo no se deja de hablar de sostenibilidad….

R: Una cosa que es sostenible es algo que tiende hacia la permanencia, algo que se pueda mantener en el tiempo. La sostenibilidad son tres patas: la económica, la medioambiental y la social, pero una de ellas se ha adueñado de toda la palabra. Desde hace muchísimo tiempo, la sostenibilidad se ha usado por políticos, periodistas y el común de los mortales como sinónimo de medioambiente, pero si te olvidas de las otras dos patas, dejas de ser sostenible.

P: ¿Qué peso le ha dado el turismo a cada una de esas tres “patas”?

R: Nosotros creemos que la sostenibilidad medioambiental es un tema bien tratado por el turismo. Hay muchísima legislación, muchísima opinión pública a favor y enormes grupos de presión que están permanentemente pendientes para evitar daños al medio ambiente. En lo que respecta a la económica, ahora mismo estamos en la cresta de la ola, en la cual existe una enorme demanda para venir a disfrutar de lo que tenemos, pero la pandemia nos recordó que, si falla el turismo, se acaba la economía y el estado del bienestar.

P: Y queda la tercera…

R:  Es la sostenibilidad social, que se subdivide en dos: los trabajadores y los ciudadanos. Si no es sostenible para los trabajadores, no habrá trabajadores y no se podrán prestar los servicios. Lo mismo sucede con los residentes que, si no están de acuerdo, no están contentos o no ven que el turismo es favorable para ellos, se ponen en contra. Lo que se ha producido en Canarias es un problema de sostenibilidad social, que normalmente no habíamos tenido tan en cuenta. Parecía que era positivo todo lo que el turismo producía, pero los legisladores se han olvidado bastante de los residentes y eso ha generado una serie de problemas. Hay que hacer normativa que no está hecha y modificar otra para poder ser sostenibles.

P: Es un problema porque el residente juega un papel importante, ¿no?

R: Tomando como ejemplo una obra de teatro, los actores son muy importantes, pero también lo es el escenario y lo que está detrás. El público viene a ver una obra entera y si resulta que no funciona el conjunto, no se representa. Los actores del sector turístico como las compañías aéreas, hoteleros, viviendas de uso turístico, proveedores de excursiones, los taxistas… tenemos que pensar que los propios residentes tienen que estar de acuerdo. Los residentes tienen que formar parte de este teatro, porque en España, a diferencia de otros lugares del mundo, los turistas valoran mucho el trato con los locales y sentirse bienvenidos. Si esto cambia, el turismo va a sufrir y mucho. Por lo tanto, es muy importante dar pie a los residentes para que opinen sobre los desarrollos y la planificación turística.

P: ¿Canarias tiene algún ejemplo a seguir o necesita una fórmula propia para resolver el problema?

R: Claramente son siempre necesarias fórmulas propias, porque las circunstancias de todos son diferentes. Es igual que cuando se diagnostica una enfermedad, hay que analizar cada caso y ver qué tratamientos son aplicables.
 

Hay que iniciar el debate sobre qué ventajas le damos al residente, pero sin penalizar a quien viene de fuera”


P: ¿Y cuál es el diagnóstico para Canarias?

R: Canarias tiene, desde mi punto de vista, varios problemas: tiene un territorio limitado y una enorme demanda. Hay una afluencia enorme de personas que se han repartido los 12 meses del año, ya que ahora todo el año es temporada alta y aunque bajen un poco los precios, las ocupaciones siguen siendo magníficas. El problema es cuando hay mucha gente y no se produce una planificación.

P: ¿Aplicar límites como otros destinos es la solución?

R: En algunos lugares donde la situación es más extrema se han impuesto límites como el caso de Venecia (Italia) o Santorini (Grecia). Se limita el aforo al igual que ocurre en el Museo del Prado o en un estadio de fútbol. Todo tiene un aforo máximo, incluidos los espacios naturales… El ejemplo de Lanzarote creo que es muy positivo, donde para ir a visitar un parque como es Timanfaya no se puede entrar en vehículo privado y el visitante va a bordo de una guagua en la que te ofrecen información sobre volcanes, creando una gran experiencia turística. Algo similar ha ocurrido en Punta de Teno, en Tenerife. En los últimos años, los fines de semana recibía a miles de personas y aquello era imposible, por lo que el Cabildo, con buen criterio, impuso una limitación horaria para acceder en coche y solo se puede llegar en autobús, lo que ha disminuido la presión entre un 70 y un 80%.

P: Entonces, ¿está a favor de las propuestas de imponer tasas por acceder a parques naturales?

R: Yo creo que hay que ordenar y planificar. Eso es lo primero y, sobre todo, creo que mejora mucho la experiencia turística. Pero también creo que se debe dar ventajas a los residentes, que tienen que notar en primera persona que el turismo es bueno para ellos. En Miami, por ejemplo, los mejores lugares de aparcamiento son para los residentes, mientras que el foráneo tiene que pagar por aparcar sus coches en infraestructuras creadas para tal efecto. Volviendo al caso canario, los residentes tienen precio especial para acudir a los lugares turísticos. Yo creo que hay que iniciar el debate sobre qué ventajas le damos al residente, pero sin penalizar a quien viene de fuera.

P: Ha mencionado algunas soluciones, pero no la tan mencionada tasa por pernoctación…

R: ¿Vas a poner una tasa por pernoctación para recaudar 90 millones de euros? Los turistas ya aportan 40.000 millones, el 40% de la actividad económica de Canarias. Lo que hay que hacer es gestionar bien esos ingresos. Tenemos que definir el futuro que queremos, no solo a base de proyecciones o tasas que no solucionan nada. En un principio, lo recaudado se reinvertía en promoción, pero Canarias no necesita gastar en eso, sino en que el visitante se sienta bienvenido y que la población local no culpe al turista. Porque al final es fácil culparle de que no haya viviendas para alquilar, pero que no se haya construido viviendas, infraestructuras hidráulicas, energéticas o de transporte público no es su culpa.

P: Lo que está claro es que hay percepción de saturación….

R: El problema de la saturación proviene, y ya lo veníamos advirtiendo desde hace muchos años, de las famosas viviendas turísticas. En aquellos lugares en los que hay mayor demanda se ha producido un problema que ha sido la residencialización de las zonas turísticas y la turistificación de las zonas residenciales. Ha ocurrido algo que no estaba pensado y el suelo residencial se está usando con fines turísticos. A nadie se le ocurriría montar una carnicería en el 3ºC.

P: ¿Por qué se ha producido ese boom del alquiler vacacional?

R: Convertir una vivienda normal en turística es sencillísimo y basta una declaración responsable. Además, como la nueva ley de vivienda es a favor del inquilino y en contra del propietario, muchos han pasado al corto plazo, porque el largo plazo da muchos problemas. Además, no ha habido una modificación de la Ley sobre Propiedad Horizontal, que hasta el momento establece que, para prohibir una actividad económica en un bloque de viviendas, se debe aprobar por unanimidad, algo imposible si se tiene en cuenta que el interesado votará en contra.

P: ¿Es equiparable a los hoteles?

R: He visto en las noticias que se titulaba que se hace un hotel en España cada 2 días, como si fuera un exceso. En el país, según el INE, existen 17.000 hoteles, por lo que, si se construyen 170 al año, como decían los titulares, el crecimiento es del 1%. Esto sin tener en cuenta el cierre de los que quedan obsoletos. En agosto de 2020, había en España 16.946 establecimientos, en el de 2023, la cifra era de 16.650, un 2% menos. ¿Por qué no han crecido? Porque es complicado y se requieren numerosas licencias e informes favorables. La gestión de un hotel está afectada por cerca de 400 normas —medioambientales, sanitarias, ruidos, etc.— hay convenios colectivos… En este mismo período, las viviendas turísticas han crecido un 500%. Ahora ya no solo nos quejamos los hoteleros de esto, sino también los ciudadanos, porque han generado externalidades negativas como el crecimiento del precio del alquiler o la disminución de las viviendas disponibles.

P: ¿Llega tarde la regulación?

R: Yo creo que llega muy tarde y va a generar mucha controversia, porque ya existen muchos intereses creados. Por mucho tiempo no ha habido nadie que regule nada y eso va en contra de la calidad y de hacer una actividad organizada y ordenada. Ahora, hay que pensar en el residente y sus problemas y empezar a hacer viviendas sociales, carreteras, infraestructura…, porque si no, no cabemos. Lo que no se puede seguir es sin hacer nada. Yo creo que, en este momento, los residentes deben participar en el desarrollo del modelo turístico. Todos tenemos que llegar a un consenso sobre lo que queremos. Es más urgente que nunca.

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