Si el año 2021 fue el de la recuperación en lo que respecta a los indicadores de sostenibilidad de RIU Hotels & Resorts, también se convirtió en un año para la reflexión sobre cómo aborda la hotelera sus proyectos de inversión social. Cabe recordar que la compañía divide su Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en dos bloques: sostenibilidad e inversión social —en este último también se incluyen los indicadores que están relacionados con los recursos humanos—.
Durante la presentación que tuvo lugar en Mallorca —en la que también intervinieron Carmen Riu, CEO de RIU, y Lola Trián, responsable de Sostenibilidad—, fue Catalina Alemany, directora de RSC, la encargada de explicar los proyectos de inversión social llevados a cabo en 2021 y los planes para 2022 y los años siguientes.
No dejar a nadie atrás
Durante su intervención, la responsable de RSC informó sobre las 29 actuaciones en materia de inversión social en las que participó la hotelera durante el pasado 2021 de la mano de 24 entidades aliadas. Desde la compañía han contabilizado más 38.830 beneficiarios indirectos y 8.100 directos.
En lo que respecta a inversión, Alemany destaca que en 2019 empezaron con la nueva estrategia y superaron los 1,3 millones de euros y que con la pandemia tuvieron que reducir dichas cantidades —807.000 euros en 2020 y 820.000 en 2021—, pero que ahora retornan incluso con más fuerza. "En 2020 y 2021 hemos querido no dejar a nadie atrás y mantener las alianzas que teníamos comprometidas. Pero en este 2022 ya estamos empezando a trabajar cifras parecidas a 2019”, aseveró y recalcó que los 1,5 millones de euros en inversión previstos para el año en vigor se verán “lamentablemente incrementados” hasta 2 millones a causa de la ayuda destinada a la crisis de refugiados de Ucrania.
Desde RIU subrayan que su línea prioritaria de actuación es la infancia(centrándose especialmente en la salud y la educación), seguida por el desarrollo de la comunidad local y la biodiversidad —actualmente desarrollan un proyecto de cría de tortuga marina en Cabo Verde y uno de plantación de coral en México a los que califican como exitosos—. “Nuestro grupo de interés es la comunidad y la infancia. A nosotros nos interesa que los destinos sean sostenibles a largo plazo y para eso es importante que la comunidad se desarrolle junto al turismo, que no siempre pasa”, indicó Alemany.
Un cambio radical: de indicadores de resultados a impacto
Sin embargo, el punto en el que más incidió fue en el cambio radical que pretenden aplicar a la forma en la que miden sus acciones.“Estamos en ese camino que presentamos en el año 2019 de pasar de la filantropía a una RSC con propósito, alejándonos en el tema de la inversión social asistencial. Es verdad que en 2020 tuvimos que regresar a lo asistencial por las necesidades en algunos destinos, pero queremos trabajar más en el ámbito del desarrollo. En ese camino estamos y una de las cosas por las que estamos teniendo más obsesión es en los avances en evaluación. Pasar de estos datos de volumen que estamos dando ahora a lo que llamamos indicadores de impacto”, explicó Alemany.
Aclaró que en la actualidad miden sus acciones mediante indicadores de resultados, que determinan el volumen, y que quieren implantar medidores de impacto que ayuden a evaluar si realmente sus acciones están siendo exitosas. Puso de ejemplo para ello el proyecto de comedores escolares que están desarrollando actualmente en República Dominicana y del que pueden compartir datos como el número de kilos de alimento, de niños beneficiarios, de familias beneficiarias, de raciones, el tipo de alimento. El objetivo de su nuevo enfoque es determinar otros resultados para comprobar cómo incide la alimentación en el desempeño académico: número de alumnos que finalizan el curso con respecto a los que empezaron, absentismo, calificaciones de niños que se benefician de ese menú escolar...
“Para medir esos indicadores de impacto necesitamos trabajar a largo plazo, que las alianzas con nuestros socios sean también a largo plazo. No hay indicadores de impacto de un año para otro. Nuestra intención en inversión social es transformar las comunidades en las que operamos e intervenir en los problemas que detectamos y tenemos que poder evaluar si estamos consiguiendo el objetivo que nos marcamos al principio de los proyectos. Lo que estamos haciendo en 2021 y 2022 es retomar ese foco de 2019. Volver a lo que estaba previsto, ese plan, ese mapa que teníamos previsto y que tuvimos que abandonar por la pandemia”, añadió.
Cambios en la plantilla y la formación
De igual manera, Alemany también hizo referencia a los avances en igualdad y formación de la plantilla de la compañía, compuesta por casi 28.000 empleados —de los que el 37,6% están en México—. La fuerza laboral de RIU está compuesta por un 45% de mujeres, estando próxima a la paridad; sin embargo, se lamenta de que pese a que ha aumentado el número de mujeres directivas (pasando del 24 al 29%) sigue sin ser un número alto. “No es un buen dato, pero estamos contentos de haberlo mejorado”, aseveró.
De forma paralela, subrayó que, en lo que respecta a formación del personal, en 2021 se dedicaron 51.064 horas en materias como salud y seguridad, formación técnica, formación dual, valores o habilidades directivas, planes de carrera e idiomas. Subrayó que en 2020 “tuvieron la valentía” de abrir un centro de formación dual en Mallorca que les ha “traído muchas alegrías” y con el que van a continuar. Uno de los retos para 2022 es convertirlo en un centro de formación dual para otras especialidades.
Una larga lista de retos
Y, justamente, concluyó su intervención haciendo referencia a los retos que afrontan en 2022, entre los que destacan volver cifras de inversión 2019; desarrollar nuevas acciones en destinos que se quedaron aparcados: Cabo Verde, la zona Pacífico de México, Jamaica, Andalucía, Baleares y Canarias (España), República Dominicana, Maldivas y Zanzíbar; desarrollar el sistema de indicadores de impacto; ser más transparentes en su comunicación; y participar en la transformación de destinos turísticos españoles maduros, mediante los fondos Next Generation EU.
Pero, sobre todo, Alemany destacó que, como empresa, deben recuperar el protagonismo de la sostenibilidad en la toma de decisiones transversal. “La función de la RSC es responsabilidad de las 28.000 personas que trabajan en la organización”, recalcó.