RIU Hotels & Resorts ha anunciado que reabrirá, entre el 15 de junio y principios de julio, hoteles en todos los destinos españoles en los que tiene presencia, tras el parón turístico ocasionado por el COVID-19. En concreto, 15 establecimientos de la cadena recuperarán su actividad en Madrid, Mallorca, Formentera, Cádiz, Málaga, Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote. 

La desescalada particular de RIU comenzó en Mallorca, concretamente en Playa de Palma, con la reapertura del Riu Bravo y el Riu Concordia. Lo hicieron de la mano del Govern de les Illes Balears y de su socio TUI Group, bajo el marco del proyecto piloto para la recuperación turística, desarrollado en Baleares, que se inició el pasado 15 de junio. El Riu Plaza España, ubicado en el corazón de Madrid, también retomó su actividad ese mismo día.

Reaperturas por fechas 

19 de junio 

• Riu Gran Canaria
• Riu Chiclana (Cádiz) 
• Riu Costa del Sol (Málaga) 
• Riu La Mola (Formentera) 
   

26 de junio 

• Riu Palace Meloneras (Gran Canaria) 
• Riu Palace Tres Islas (Fuerteventura) 

1 de julio 

• Riu Calypso (Fuerteventura) 
• Riu Paraiso Lanzarote

2 de julio

• Riu Palace Tenerife

​La cadena tiene previsto recuperar la actividad en el Riu Palace Palmeras (Gran Canaria), el Riu Arecas (Tenerife) y el Riu Nautilus (Torremolinos) después del 2 de julio, aunque no ha especificado fechas. 
 

Desescalada internacional

La compañía también ha recuperado la actividad en otros 15 países, donde ya ha reabierto algunos hoteles o está a punto de hacerlo. Se tratan de Alemania, México, Estados Unidos, Bulgaria, Portugal, Irlanda, Jamaica, Costa Rica, Aruba, República Dominicana, Bahamas, Marruecos, Zanzíbar y Sri Lanka.

Seguridad e higiene 

RIU, al mismo tiempo, ha impulsado 17 protocolos de seguridad, con la colaboración de la consultora Preverisk, recogidos en el Manual RIU para el hotel Post-COVID. Esta guía ha sido aplicada en todos los establecimientos que volverán a recibir turistas y cuenta con las máximas garantías de seguridad y salud, tanto para los huéspedes como para los empleados. Una de las medidas, por ejemplo, es la reducción de la ocupación del hotel al 50 o 60%, salvo que la normativa legal del destino sea más restrictiva.

Paralelamente, la hotelera ha impulsado un programa de formación específica para que sus colaboradores pongan en marcha estos nuevos protocolos.

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