El museo del Louvre (París) batió todos los récords mundiales de visitas en 2018. La emblemática galería francesa concentró 10,2 millones de visitantes, lo que supone un aumento del 25% con respecto a 2017, cuando recibió a 8,1 millones de personas. Además del tirón promocional que supuso para el centro galo que Beyoncé y su marido, el rapero Jay-Z, grabasen su vídeo ‘Apeshit’ en su interior, se puede afirmar, sin miedo a equivocación y con permiso de la Venus de Milo, que el gran imán para turistas es la Gioconda, el cuadro pintado por el genio renacentista Leonardo Da Vinci.
Y justamente la obra conocida popularmente como ‘Mona Lisa’ uno de los protagonistas de #SacrificiArte, un hashtag (etiqueta que se utiliza en redes sociales para concentrar los debates sobre un tema en concreto) para “esas obras de arte y monumentos que han sido sacrificados en el altar de la masificación para que el resto de la cultura se pueda disfrutar de una manera más tranquila”, tal y como lo definió su impulsor @elbarroquista.
Cuando no eres ni el más bello ni el mejor cuadro de Leonardo pero tienes que #SacrificiArte para que el museo que te cuida se convierta en el más famoso del mundo, alcance los 10M de visitantes anuales y así haya dinerito para otras tareas de la institución.
— El Barroquista (@elbarroquista) 11 de enero de 2019
Pobre Leonardo... pic.twitter.com/hwAZuG1ibj
Este usuario, especializado en compartir contenidos sobre arte, patrimonio y museística inició este hashtag al que se le unieron muchos más entusiastas. Entre las obras y museos que se sacrifican en pos del conocido como ‘turismo de bocadillo’ se encuentran las Pirámides de Guiza (Egipto), la Capilla Sixtina (Ciudad del Vaticano), el Anfiteatro Flavio de Roma, Venecia al completo, la hipotética casa de Romeo y Julieta en Verona (Italia), la Torre Eiffel (París, Francia), la Gran Muralla China o Machu Picchu (Perú).
Cuando el país tiene más de 1000 yacimientos arqueológicos increibles vacíos y solo hay que "pelearse" con la gente en este, que hace un #SacrificiArte por todos los demás. Gracias Machu Picchu. pic.twitter.com/CmtsMixoVH
— LocoViaje (@loco_viaje) 11 de enero de 2019
La fama a través de la cultura popular
Otros espacios se han masificado debido a su estrecha relación con iconos de la cultura popular como Harry Potter. Este es el caso de la biblioteca ‘Lello e Irmao’, en Oporto (Portugal), que ha tenido que cobrar una entrada a aquellos que solo entran para hacerse una fotografía.
Cuando eres una de las librerías más bellas de Europa y tienes que ponerte a cobrar entrada porque la gente entra a hacerse la foto de Harry Potter y no a comprar. Esto también es #SacrificiArte pic.twitter.com/5lIGe6Heke
— LocoViaje (@loco_viaje) 11 de enero de 2019
Algo similar ocurre con el fenómeno global que ha resultado ser Juego de Tronos. La serie de HBO basada en la saga literaria Canción de Hielo y Fuego ha llenado las calles de Ragusa (Sicilia) o Dubrovnik (Croacia) de seguidores que quieren pisar Desembarco del Rey.
Esta creo que no está: cuando te renombran y el vez de Ragusa o Dubrovnik te conviertes en Desembarco del Rey #SacrificiArte pic.twitter.com/6GB3L5wFfv
— Viaje al Patrimonio (@viajepatrimonio) 11 de enero de 2019
Sin olvidar un patrimonio de la UNESCO como es la isla de Skellig Michael que hizo las veces de escenario para la nueva trilogía de las famosas películas de Star Wars.
Skellig Michael supera en un 50% el número de visitantes acordado con la UNESCO. Pese a lo complicado que es llegar, el tirón de Star Wars está siendo poderoso. Otro ejemplo de cultura pop en sitios históricos antes ignorados? #SacrificiArte @elbarroquista https://t.co/5LsRdWljEO
— Viaje al Patrimonio (@viajepatrimonio) 14 de enero de 2019
La masificación también es cosa de España
España también cuenta con su propia representación gracias al legado de Antoni Gaudí en Barcelona: la Sagrada Familia y el Parc Güell.
#SacrificiArte para convertir prácticamente toda tu obra en Barcelona en un imán para las masas de cruceristas y que así los museos de la ciudad no tengan que lidiar con hordas masivas de desembarcados en la Rambla.
— El Barroquista (@elbarroquista) 11 de enero de 2019
Gracias, de verdad, señor Gaudí pic.twitter.com/1SgNWa5WXo
La Alhambra de Granada y su belleza única hacen acto de presencia con sus cerca de 2,7 millones de visitantes anuales.
Granada es una ciudad maravillosa en buena medida porque tiene un lugar para centralizar a todos los turistas. Y creo que no se lo agradecemos a la Alhambra lo suficiente.#SacrificiArte a lo grande pic.twitter.com/JNdUqvqYsp
— El Barroquista (@elbarroquista) 11 de enero de 2019
Muchos de los que acuden al Museo de Arte Reina Sofía (Madrid) lo hacen con el único objetivo de contemplar el Guernica de Picasso, un cuadro que concentra todas las miradas.
Como cuando vas a ver el Guernica en el Reina Sofía. pic.twitter.com/B4YhH024Lj
— María Grove (@maria_grove) 12 de enero de 2019
También con una de las obras más icónicas y misteriosas de ‘El Bosco’, el Jardín de las Delicias del Museo del Prado (Madrid).
Cuando #SacrificiArte significa convertirte en una especie de Dónde está Wally masivo para que los visitantes del museo que te cuida puedan disfrutar el resto de salas de manera más tranquila.#ElBoscoMainstream pic.twitter.com/j6VaLgtVgt
— El Barroquista (@elbarroquista) 11 de enero de 2019
Desde el propio Museo del Prado ya han alertado en varias ocasiones sobre el peligro que supone la alta concentración de personas para la conservación de los cuadros Esta pinacoteca registró en 2018 un total de 2.892.937 visitantes, lo que supone el segundo mejor año de su historia tras 2016. La venta de entradas del pasado año reportó al museo unos ingresos superiores a los 19 millones de euros.
Es justamente la búsqueda de ese equilibrio entre masificación e ingresos lo que lleva a los centros de exhibición a arriesgarse e intentar aprovechar la popularidad de ciertas obras con el fin de obtener recursos económicos que les permitan conservar al resto.