La Comisión Europea ha dado el visto bueno al plan de reestructuración de Scandinavian Airlines (SAS), lo que supone la salvación de esta aerolínea que ofrece vuelos directos a destinos vacacionales españoles como las Islas Baleares, Islas Canarias, Alicante o Málaga desde importantes mercados como Dinamarca, Noruega y Suecia.

Desde julio de 2022, la aerolínea escandinava está en proceso de reestructuración tras haberse acogido al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos. Bajo la protección de este procedimiento, se propuso un plan que incluía medidas para racionalizar la flota, optimizar la red de rutas, reducir costes y cargas financieras, pero también una recapitalización de 1.100, que supondría la entrada de nuevos inversores —la estadounidense Castlelake (que ostentaría el 32% de las acciones), la danesa Lind Invest (8,6%) o la aerolínea Air France- KLM (19,9%)— así como las aportaciones de actuales accionistas como el gobierno danés (que actualmente ostenta el 21,8% de las acciones y pasaría al 25,8%) o el estado sueco (que ostenta el 21,8%, pero que pretendía no invertir más en la línea aérea.

Justamente por las participaciones del estado danés y el sueco era necesario el visto bueno de las autoridades comunitarias que, finalmente, han determinado que el proceso y la aportación que tendrán que hacer ambos países no contravienen las regulaciones europeas sobre ayudas estatales a aerolíneas. En total, da permiso a ambas naciones a aportar hasta 1.300 millones de euros en ayudas estatales.

La UE cree que la cantidad está justificada, aseverando que SAS "realiza una contribución propia de alrededor de 4.100 millones de euros, principalmente en forma de capital nuevo y nueva deuda convertible por parte de un consorcio de inversores privados financieros e industriales, así como amortizaciones de deuda y arrendamientos financieros para la financiación de aeronaves".

En contraposición, y con el fin de eliminar los efectivos negativos de las ayudas en la competencia, la aerolínea se compromete a reducir su flota, desinvertir en activos y liberar franjas horarias en aeropuertos.