Los hijos a menudo ven a sus padres como héroes, como ejemplos a imitar, por lo que no es de extrañar que, llegado el momento, sigan los pasos de sus progenitores. Esta tendencia suele derivar en situaciones insólitas más propias de los cuentos que de la vida real.
Una de ellas tuvo lugar el pasado 16 de junio en México, cuando el país azteca celebró su Día del Padre (tercer domingo de junio). Más concretamente, esa magia propia de los relatos de ficción estalló entre las paredes de la cabina de pilotaje de un avión de la aerolínea Volaris.
Allí, coincidieron el comandate Rubén Mondragón Coss y León y el copiloto Andrey Mondragón Larrañaga. Sí, padre e hijo. Ellos creían que se trataba de un vuelo más, pero lo cierto es que iban a marcar un hito: era la primera vez en la historia de la aerolínea que un padre y su hijo operaban un vuelo.
La sorpresa para Rubén y Andrey fue más que grata. Una cámara registró el encuentro en la cabina de vuelo, que se selló con risas, besos y abrazos. “Bienvenido hijito”, manifestó Rubén, a lo que Andrey respondió con un: “Déjame colgar esto y nos saludamos como dios manda”. Todo se cerró con un sentido abrazo entre padre e hijo, como en las mejores películas.