La lucha contra el cambio climático se ha convertido en una máxima tanto para las empresas como para la sociedad. El sector turístico, no ajeno a este combate, ha implementado diferentes medidas respetuosas con el medio ambiente, pero también se ha visto salpicado por movimientos ecologistas como la ‘vergüenza a volar’, que aboga por el uso de transportes más sostenibles que el avión, como es el tren.
Este fenómeno, que nació en Suecia y cuyo nombre original es flygskam, está teniendo sus primeros impactos en Baleares, donde el “número de turistas escandinavos está descendiendo”, siendo este un mercado “potente” para el archipiélago, según detalló el director de la Agencia de Estrategia Turística de las Illes Balears (AETIB), Manuel Porrás Romero, en una entrevista concedida a Tourinews.
Porrás manifestó que solo ve una salida a esta situación: “Apostar por un destino sostenible”, que el turista, cuando aterrice en Baleares, se encuentre con que todo lo que va a disfrutar está enmarcado en un “concepto de sostenibilidad turística y medioambiental”. Esto es, además, una buena forma de diferenciarse de un competidor turístico como Turquía. “Si pensamos en productos turísticos sostenibles, a ellos les queda muchísimo camino por recorrer”, aseveró.
En este sentido, puso de relieve la tasa turística (o ecotasa) que existe en el archipiélago desde hace cuatro años. El director de AETIB compartió con Tourinews las ventajas de este impuesto, así como los proyectos a los que va destinado el dinero recaudado, entre otras cuestiones relacionadas con sostenibilidad.
Pregunta (P): ¿Cómo afronta Baleares un movimiento social como es 'la vergüenza a volar'?
Respuesta (R): Sí que es cierto que el número de turistas escandinavos, tras analizarlo, están descendiendo y se trata de un mercado potente para Baleares. Es una situación que se está viviendo y es real. Las vacaciones en casa ['Staycation'] es un movimiento que en Escandinavia tiene público. Yo solo veo una salida, algo que en Baleares tenemos muy claro, que es apostar por un destino de turismo sostenible, de turismo verde. Evidentemente, las aerolíneas poco de verde tienen, pero sí que cuando aterrices todo lo que vas a disfrutar va a tener que estar dentro de un concepto de sostenibilidad turística y medioambiental. Eso lo tenemos claro.
Mucha gente me pregunta sobre la diferenciación y segmentación de los productos, que es una política pública que hay que hacer. Cuando digo segmentación de producto me refiero a diferenciar por turismo cultural, turismo gastronómico, turismo wellness... todos estamos segmentando la demanda. Turquía, también lo está haciendo, está comenzando a hacerlo. Pero hay una cosa con la que los turcos no podrán competir nunca con nosotros: el tema de la sostenibilidad. Si pensamos en productos turísticos sostenibles, a ellos les queda muchísimo camino por recorrer.
En Baleares, desde hace cuatro años tenemos un impuesto de turismo sostenible y una apuesta por la sostenibilidad turística, que significa sostenibilidad medioambiental, pero también sostenibilidad económica y social. Por ejemplo, el precio de la vivienda ha aumentado en los últimos años muchísimo debido a los problemas de alquiler vacacional, entre otros.
P: Tras la desaparición de TC, quebró la aerolínea Thomas Cook Balearics (propiedad del grupo turístico). ¿Tiene sentido para Baleares tener una compañía aérea propia?
R: No creo que sea una necesidad para el turismo balear. Nosotros tenemos muy buenas relaciones de conectividad con las líneas aéreas. Hay que sacar más eficiencia del dinero público. Tenemos un poco esa mentalidad calvinista catalana de decir “vamos a ver dónde podemos dedicar el dinero público”. Son políticas más de hoy de menor alcance, pero hay que trabajar sí o sí. Una línea aérea propia no es un tema que en Baleares se baraje.
P: Otro tema que ha marcado la actualidad en Baleares ha sido la 'ecotasa', ¿qué valoración hace?
R: Me gustaría compartir un poco la experiencia con el impuesto de turismo sostenible o la ecotasa que en Baleares ha sido un tema de mucho calado y mucho enfrentamiento social, incluso gobiernos han caído por la asistencia o no de la ecotasa turística. Desde hace cuatro años, nuestro gobierno actual puso el impuesto turístico en marcha otra vez y, después de cinco años, la tasa turística ya es asumida por todos los sectores económicos. De hecho, hasta los partidos políticos han utilizado la existencia en sí de una tasa turística, en las últimas elecciones autonómicas, como un argumento. Por tanto, es un camino largo, porque convencer al sector privado de que tienen que hacer esa apuesta por la sostenibilidad y por ese tipo de turismo no es fácil, pero con la firmeza de la sociedad se consigue. Nosotros ya lo hemos pasado, ya nadie pone en duda la existencia de esa tasa y ahora estamos en la segunda fase, que es hablar y tener nuestros más y nuestros menos en cuanto la gestión del fondo que se genera.
P: ¿Cuánto se recauda?
R: En recaudación por la ecotasa se genera anualmente unos 120 millones de euros.
P: ¿Todos los proyectos que surgieron de estos fondos son medioambientales o relacionados con el turismo?
R: En Baleares, en la Ley del Impuesto Sostenible tenemos muy bien marcados los objetivos de la gestión de ese fondo y no solamente son cuestiones medioambientales, porque los efectos adversos que puede producir el turismo no solo son medioambientales. Por ejemplo, evidentemente hay un efecto en el tema de la ocupación de las plazas de trabajo. Por lo tanto, invertir en formación turística es un objetivo de la tasa turística balear. Invertir en la conservación del patrimonio artístico y cultural, también es la prolongación de una actividad turística en el tiempo. Y luego está también las actuaciones en las viviendas de protección oficial. Así, el impuesto es para compensar las posibles escenas negativas que tiene el turismo y que tenemos que aceptar.
P: ¿Y actuaciones en la naturaleza por el desgaste?, ya que mover 26 millones de turistas en un territorio frágil y limitado supone una erosión importante.
R: Está claro que la mayor parte del fondo va destinado a proyectos medioambientales, de gestión de agua y de gestión de residuos. El agua es importante en una isla. También es cierto que hay otras externalidades que hay que compensar como lo son las del patrimonio, temas de vivienda, porque el problema de la vivienda está muy ligado al tema del turismo en Baleares y también el tema de la formación y la innovación como generación de competitividad turística. Esos objetivos están en la ley del ITS, que cualquiera puede bajársela con una facilidad brutal y puede ver cuál es la estructura de nuestro impuesto.